Ensayos Electorales (Parte 3): ¿Por Qué Sigue Ganando El Uribismo?

En Colombia, desde el año 2002, se han llevado a cabo 5 elecciones presidenciales, todas con una característica en común: todas fueran ganadas por el Uribismo. Desde la elección de 2002, tocada profundamente por el estrepitoso fracaso de los diálogos de paz en la mal llamada «Zona de Distensión», el secuestro de la candidata presidencial Ingrid Betancourt y por el desplome de todos los indicadores sociales y económicos, el fenómeno político que encabezó el entonces ex-senador y ex-gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Velez ha venido arrasando elección tras elección, aunque con una considerable disminución a partir del pico más alto en 2006 con la victoria de Uribe en primera vuelta con una popularidad del 64%, hasta el primer lugar de Oscar Iván Zuluaga  en las pasadas elecciones con el 30%, lo que obliga a la celebración de una segunda vuelta.

A los anti-uribistas acérrimos se le van las horas pensando en las razones que tiene el pueblo colombiano para votar por una política que planteó una austeridad en todos los sectores de la economía, contó con socios sumamente cuestionables como Salvador Arana y Jorge Noguera, firmó los más importantes Tratados de Libre Comercio (TLC); una política salpicada de escándalos como la parapolítica, la Yidispolítica, los falsos positivos, el de Agro Ingreso Seguro y las chuzadas que tuvieron como consecuencia la desaparición del DAS… ¿Por qué sigue la gente votando masivamente por el Uribismo? La respuesta es mucho más sencilla de lo que parece: Álvaro Uribe Velez es el precio que Colombia está dispuesta a pagar para deshacerse para siempre del flagelo de la guerrilla.

Para tratar de entender un poco mejor la situación, tenemos que recordar donde estaba el país el 20 de Febrero de 2002.  Ese día, luego de tres años y medio, el entonces presidente Andrés Pastrana Arango da por terminado el mal llamado «Proceso de Paz» con el grupo guerrillero de las FARC, proceso que se llevó a cabo en una amplia zona del Sur-Oriente del país, tan grande como Suiza.  Cuatro años antes, Colombia había confiado en las intenciones de paz de la guerrilla, confianza que fue completamente destruida por los hechos violentos que cometió ese grupo en ese periodo de tiempo y que sirvieron para que recibieran de manera muy merecida el adjetivo de «terroristas».

Mesa Negociación
Colombia no ha perdonado la burla de las FARC, ese ha sido el principal combustible del Uribismo.

El primer golpe de la guerrilla a Colombia ocurrió el 7 de Enero de 1999, cuando Manuel Marulanda Velez no asistió a la instalación de la mesa de negociaciones, la sola imagen de Andrés Pastrana, sentado solo como un pendejo dio el primer indicio de lo que en siguiente sería evidente: las FARC se burlaban de Colombia y de sus deseos de paz. A partir de ahí la guerrilla practicamente convirtió a la zona de distensión en un país independiente, donde los guerrilleros cometían toda clase de atrocidades con total IMPUNIDAD.

La guerrilla , utilizando la intimidación y los asesinatos a sangre fría, se apoderó de todo lo que había en la zona de distensión. Era desde allí que se coordinaron las más crueles tomas guerrilleras de toda la historia, era desde allí que se planeaban las «pescas milagrosas» y era allí donde escondían a los secuestrados que obtenían en estas.  Y fue allí donde se planeo el secuestro de los 3 indigenistas estadounidenses  Ingrid Washinawatok, Laheenae Gae y Terence Freitas, para posteriormente darles de baja. Y Colombia lo vio.

Nunca antes Colombia había visto una carnicería como la perpetrada por las FARC en todo el país, y nunca antes se cometieron tantos secuestros de personajes de la vida pública, de soldados policías y de ciudadanos del común. Estos secuestros terminaron, en su mayoría, en ejecuciones extrajudiciales y otros en retenciones de hasta 15 años. Luego vinieron hechos como el secuestro del Avión de Satena, las infames «Leyes de las FARC», el asesinato de Diego Turbay Cote, el asesinato de Consuelo Araujo, los secuestros de Alan Jara , Jorge Eduardo Gechem y de la candidata presidencial Ingrid Betancourt. Y Colombia lo vio.

La alta inestabilidad en ese oscuro periodo de la historia colombiana llevó a un éxodo sin precedentes, y no sólo era por la amenaza de la guerra y la violencia: la inestabilidad ocasionada por la sed de poder de las FARC llevó a una estigmatización de los colombianos, se nos cerraron las puertas en todo el mundo, la economía se estancó y las medidas que se tomaron para evitar el colapso total llevaron a los niveles más bajos de la capacidad adquisitiva. Y a Colombia no le quedaron dudas que los culpables de toda la situación eran las FARC.

En ese momento, Álvaro Uribe Velez apareció prometiendo exactamente lo opuesto que prometía Pastrana. Los colombianos votaron con Uribe con la convicción de que si la guerrilla no quería paz, entonces había que darles guerra y eso fue lo que obtuvieron. Los triunfos de Uribe como la muerte de Raúl Reyes y la liberación de los secuestrados de las FARC le dieron una justificación a las medidas de austeridad implementadas en su gobierno. Colombia estuvo dispuesta a sacrificarse para terminar de una vez por todas con las FARC.

Operación Jaque
La Operación Jaque y otros logros de Uribe hicieron que un gran sector de la opinión pública pasara por alto los escándalos en su gobierno.

Fue tal la popularidad de las acciones de Uribe y la sensación de que por primera vez en la historia un presidente salía a todo el país a trabajar (trabajar y trabajar) y de poner a todo su gabinete a hacerlo duro y parejo en los consejos comunitarios, que se pasaron por alto todos los escándalos que ocurrieron en su gobierno. La gran mayoría de los colombianos le perdonaron a Uribe todos los puntos negros de su gobierno, incluso antes de que se cometieran. Era simplemente el precio que había que pagar para deshacerse para siempre de ese plaga que  por 50 años ha frenado todos los procesos de desarrollo en Colombia.

Por eso no es tan sorprendente, que incluso con los millones de  (petro)dólares que se invirtieron entre 2002 y 2010 en financiar movimientos estudiantiles en universidades públicas y privadas, en sindicatos y en círculos de adoctrinamiento socialista, el Uribismo siga siendo una poderosa fuerza electoral. Para muchos el actual proceso de paz en La Habana sólo es una nueva versión de la burla del Caguán y no están dispuestos a arriesgarse a creer.

Los jóvenes que crecieron en la relativa seguridad del gobierno Uribe, sólo vieron sus escándalos y falencias y estuvieron muy poco dispuestos a perdonar, situación que tuvo eco en los procesos mencionados de adoctrinamiento patrocinados por las FARC que tuvieron lugar en colegios y universidades desde el 2002 hasta la fecha.

Estos procesos de perdón y odio selectivo han fortalecido la polarización que en lugar de paz, sólo traerá otro círculo de violencia y luego otro y otro y otro y así hasta el fin de los tiempos.

No Más Farc
La marcha contra las FARC es la mayor prueba que un gran sector de la población aborrece a ese grupo guerrillero.
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