Mi primera impresión al ver los trailers de «Wolverine: Inmortal» o «The Wolverine», cómo se tituló en inglés, fue que en Marvel por fin se habían dado cuenta que Hugh Jackman estaba envejeciendo y que harían algo en la trama para justificar que el «Wolverine» de «X-Men» le hubiesen caído 10 años encima, a pesar de que se supone que su personaje no envejece, pero al parecer se van a hacer los de la vista gorda al respecto y seguirán exprimiendo la franquicia hasta que a Jackman haya que molerle el agua. Pero bueno, eso ya es problema de ellos.
Respecto a la película, si bien es cierto que la moda ahora es situar los grandes blockbusters en lugares exóticos, en Wolverine se pasaron, tanto que en ocasiones me preguntaba si estaba viendo una película o un comercial promocional del departamento de turismo de Japón. Lo único que faltó fue Uma Thurman vestida como la novia con el sable de Hattori Hanzo.

La historia inicia en los fríos y espesos bosques canadienses, donde Wolverine esta tratando de sobreponerse de los eventos que culminaron en la muerte de Jean Grey, el amor de su vida ( y con quien dicho sea de paso, nunca se acostó), descuidando tanto su aspecto que parece la versión canadiense de Hagrid. Logan es sacado de su entorno de auto-tortura por Yukio, una mutante que trabaja para el jefe de la corporación Yashida en Japón, un viejo amigo de Logan. Pero no bien Logan pone un pie en Japón se ve envuelto en intrigas corporativas, intentos de asesinato de la mafia y hasta de víboras en forma humana, que parece un capítulo de «Revenge» con mutantes. Lo peor del asunto es que nuestro héroe tiene que enfrentarse a todas estas situaciones sin su magnifica habilidad para sanar, lo cuál lo pone por primera vez en peligro de muerte.
Aparte del humor que Jackman le imprime a su personaje, con el que ya ha estado más de doce años, y a la escena de acción sobre el tren bala, pues la película es bastante convencional; es muy entretenida y consistente, pero así mismo es perfectamente predecible y nada sorprendente. Todas las traiciones y giros en la historia se ven venir desde el principio y no hay nada innovador, salvo que parece una película de mafiosos japoneses con tres mutantes a bordo.
Quizás lo que más me molestó de esta película es la forma en la que insulta la inteligencia del espectador, primero por su predictibilidad y segundo por la cantidad de errores a nivel argumental y de continuidad con la saga de X-Men. En la primera película quedó más que claro, que las garras de Logan salen de su cuerpo haciendo un corte en su piel y que al entrar de nuevo, estos cortes se sanan, pero en esta versión, aún cuando Logan ha perdido la capacidad de sanar, parece que esto no aplica a sus manos que se ven completamente bien después de cada escena donde salen las garras.

Para finalizar, Wolverine: Inmortal, es una película divertida, entretenida, pero nada sorprendente, lo cuál lo deja bastante por debajo que las otras cinta de la franquincia. Esperemos que a Hugh Jackman no se le dé por aplicarse biopolímeros en la cara, estilo Mickey Rourke para que no se le noten las arrugas en la próxima película en la que encarne a Wolverine. Esperemos.
Calificación: 3.00/5.00
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