Mis diez años en este blog, al que muy cariñosamente titulé «El Sabanero X«, llegan en un momento bastante irónico. Llevo exactamente 22 días sin escribir nada en él, sin actualizarlo, sin consentirlo, sin mimarlo. Sin darle la oportunidad de ayudarme a expresar de alguna manera todas las ideas que pasan por mi cabeza.
No es casualidad. El cúmulo de sobreesfuerzo dejado por las mal llamadas «nuevas normalidades», con sus trabajos a distancia, sus triquiñuelas disfrazadas de flexibilidad, sus exigencias en medio de la alcahuetería y todo la entropía, caos y desorden que se generan en la contradicción de exigir calidad, al mismo tiempo que se suplica por encubrir la cada vez más creciente avalancha de mediocridad que nos rodea, deja al límite el intelecto, el ánimo y las ganas, al punto que hay días en que simplemente parece más sencillo quedarse en cama y esperar a ver cómo el mundo se cae a pedazos.
No ayuda tampoco el hecho de que ese espacio de desconexión total que representaba estar en una sala de cine, dos o tres horas a la semana, sin que las fauces del mundo exterior pudieran tocarte allí, sencillamente ya no sea una opción, y que por más cortinas oscuras, sillones cómodos, y hasta maiz, papas fritas y refresco que acompañan una película en un servicio de streaming, la experiencia es sencillamente irrepetible, por el simple hecho de que tu casa, ese sitio que amas, donde descansas, organizas y diriges tu mundo, también ahora está contaminado del veneno de la ramplonería ajena.
Sin embargo, a pesar de todo, a pesar del miedo a la muerte que circula en las calles, expresado en los dos extremos de la imprudencia, desde el terrorismo extremo vaticinando el fin del mundo desde un teclado donde no ha de llegar ni el calor del sol, hasta la obstinación asesina de actuar como si no pasara nada; a pesar de que las posibilidades de encontrarnos a nosotros mismos, encontrándonos en los demás son más pequeñas que nunca, he decidido aprovechar estos diez años que hoy se cumplen para reflexionar, no sólo sobre este blog, sino sobre la cadena de hechos que nos rodean y nos amarra en la actualidad.
Quizás la primera lección que aprendí en este blog, es que requiere de mucho tiempo, energía, y sobre todo, de mucho autoconocimiento, el encontrar, mantener y expresarte en el estilo que deseas. En el caso de muchos que apenas inician en el mundo de los blogs, y curiosamente en los que tenemos tanto tiempo escribiendo en ellos, es muy fácil escribir por escribir, por llenar, por rellenar, por llenar renglones y renglones de palabras que quizás expresen ideas claras, definidas y sólidas, pero que no significan nada para quien las escribe.
Por eso, es importante escribir sobre algo que te apasione. Algo que te saque de tu zona de comfort, que te haga decir por esto debo escribir, es sobre este tema que quiero expresarme. Sin embargo, muchos no somos seres unidimensionales con una sola pasión, y solemos tener tantas opiniones apasionadas sobre varios temas que a veces parece que no nos va a alcanzar el tiempo para hacerlo. Por eso es necesario enfocar el blog, sí, quizás te apasionen los deportes, la música y la política, pero si usas tu blog para todos y cada uno de esos temas, sencillamente será tantas cosas, que no será ninguna. Si te apasionan tantos temas, lo más sencillo es simplemente usar varios medios para hablar de distintas cosas, y dejar tu blog para eso que te apasiona más.
Y aún, en el complejo y complicado caso de que llegues al punto crítico donde has encontrado estilo, pasión y enfoque, lo siguiente es encontrar el equilibrio perfecto entre lo que te encanta escribir y lo que la gente quiere leer. Porque sí, es súper chévere escribir, pero el momento más satisfactorio de la escritura llega cuando alguien te lee, cuando llegas, cuando recibes comentarios, buenos, malos, terribles, pero donde se nota que hay interacción. Y hallar este equilibrio es donde radica el éxito del blog porque en el 99.97% de los casos, lo que queremos escribir, no es precisamente sobre lo que la gente quiere leer.
Este proceso generalmente es largo y tedioso, porque además, ese tema sobre el que la gente quiere leer, ya está saturado. Hay miles de páginas y blogs dedicadas a lo mismo. Entonces el proceso consiste en saber leer tu audiencia, qué es lo que más te piden, qué es lo que más comentan, qué tipo de artículo es al que más te llegan. Y allí, en un tremendo proceso de negociación contigo mismo, podrás encontrar ese equilibrio. No es sencillo, aún hoy 10 años después me parece haber encontrado una respuesta pero al menos en mi caso, la resistencia al cambio, a ajustarme a necesidades que no son exactamente iguales a las mías, genera inseguridad y bloqueo a la hora de escribir.
Por eso, al igual como me sucede ahora mismo, es importante saber cuándo y cómo tomarse el tiempo necesario para pensar sobre cómo redireccionar el blog. Por ejemplo, el cambio que generó el cierre de las salas de cine, y el enfocarse únicamente en lo que aparece en Netflix, o quizás en otras redes de streaming como Amazon Prime o HBO, hace que escribir sobre cine pierda esa prerrogativa, ese estilo, ese encanto, esa fascinación que produce la pantalla grande. Y esa adaptación, sumada a todos los cambios producidos por la pandemia, requiere un tiempo prudente para dar el siguiente paso.
Y en este proceso, es muy sencillo buscar lo fácil, lo mainstream para seguir vigente. Error. Si deseas seguir vigente, debes hacerlo en tus propios términos, no copiando a los demás. Sí, puedes buscar inspiración en lo que otros han hecho, pero en definitiva si haces lo mismo, vas a fracasar y a hundir tu blog en el fondo del olvido. El problema con hacer lo mismo que otros, es que vas con una seria desventaja en experiencia y público base, que limitará tus publicaciones a tus amigos. Y bueno, dirás tú, sólo quiero que me lean mis amigos, pero créeme, el porcentaje de tus amigos que está interesado en lo que tú escribes es mucho menor de lo que crees. Generalmente eso lo puedes saber porque son los pocos, o uno en ocasiones, que comentan sobre lo que publicas, en lugar de dar un simple like o un corazoncito de reacción.
Y hablando de tus amigos, escucha sus comentarios positivos, pero actúa sobre los comentarios negativos. Si un amigo, te dice con honestidad que podrías mejorar en algo, tómalo en serio. Aduladores hay muchos, críticos que no le tienen miedo a la honestidad, muy pocos.
Ahora, eso sí muy importante. Es supremamente ventajoso integrar todas tus redes. Tu blog es genial, pero tus fotos en Instagram, tus Tweets en Twitter, tus historias en Tik Tok y tus videos en YouTube no sólo pueden apalancar tu blog, sino que también pueden servir para soportarlo. Es una relación bidireccional. Aprovecha tu popularidad en estas redes de manera puntual, clave e inteligente. Lo peor que puedes hacer es fastidiar a tu audiencia con mensajes recurrentes sobre qué deben ver o a qué darle click.
Y el último consejo, que no sólo puedes aplicar a tu blog, sino también a tu vida personal. Si no llega el público que esperas, cómo tú quieres que llegue, exactamente como lo habías imaginado. No te autoflageles y no intentes cambiar tu esencia. En algunos casos, sencillamente eso que tu eres y que reflejas en tu escritura, no encontrará el público que esperas inmediatamente, o quizás nunca lo encuentre. Pero pensar en que tú tienes un problema, o que debes cambiar quien eres para alcanzar ese objetivo no es sano, ni mucho menos inteligente. Perseguir a alguien, sea a una persona, o a un público, que no te da nada a a cambio, a pesar de todo el esfuerzo, empeño y sacrificio que le pones, sencillamente es un acto masoquista.
Y lo último que queremos en hacernos daño a nosotros mismos. Créeme.
P.D. Un abrazo GIGANTESCO a todos los que se han tomado el tiempo de suscribirse a este blog, sobre todo a todos los que me siguen en México y España, que es de dónde más me visitan. También a los que me siguen en Colombia, mi país, Argentina y Estados Unidos. Los quiero un montón. Cada uno de sus comentarios significa muchísimo para mí.