Harry Hole (Michael Fassbender), un detective cuyo propósito existencial es nulo, dada la bajísima tasa de asesinatos en Noruega, se ha convertido en un borracho indigente. Sin embargo cuando la agente Katrine Bratt (Rebecca Ferguson) aparezca con la intención de descubrir una serie de macabras desapariciones y asesinatos, Harry tendrá que enfrentarse a sus propios demonios para poder encontrar al homicida.
Seis años después del éxito de David Fincher con The Girl with the Dragon Tattoo (La Chica con el Dragón Tatuado), en 2011, a algunos en Hollywood como que les quedó sonando la idea de seguir la tendencia de las sagas de asesinatos macabros y misterios taboo situados en el paraíso nórdico. Sin embargo, en The Snowman el director lo entendió todo mal. Aunque la fotografía no es mala per se, el guión y la edición son tan desastrosos que finalmente desconectan al espectador de los personajes, echando por el piso, el trabajo de los actores, que tampoco es que haya sido extraordinario, para empezar. Insustancial.