Neil Patrick Harris vuelve a Netflix en una serie que usa la fórmula de Sex and the City, pero ya no con mujeres entrando a la cuarta década en Nueva York, sino con hombres gay.
La serie de 8 cortos capítulos es rápida, divertida y el personaje principal logra un arco argumental completo que termina en un gancho inigualable para la segunda temporada.
Pero la serie cuida muy bien de ser solo una recurrencia de clichés o de sólo contar un argumento. Hay un mensaje de fondo que invita a reflexionar sobre la importancia de seguir adelante, incluso cuando crees que has dejado la mitad de tu vida en la basura.