Por Frank Gaviria. @Mr_Knarf
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Hacia diciembre de 2011 una romántica película nos deleitaba con la incomparable melancolía de un cine mudo que para las nuevas generaciones esta extinto. “The Artist” de un desconocido Michel Hazanavicius viene como rompedora obra cinematográfica que se sube al ring de los Premios Oscar (2012) con el film “Los Descendientes”; donde actúa el reconocido George Clooney, el mismo del café Nespresso y sus derivados.
Enfrentarnos con el cine mudo nuevamente puede producir una catarsis artística en el sector del público más exigente y, en otros, una admirable desilusión al no encontrar el entretenimiento ni los efectos especiales del cine de Spielbierg. Para los primeros, esta
película nos acompaña con una música instrumental que la hace amena y profundiza en un tema estético y social muy al alcance de nuestra época: Lo obsoleto tiene que renovarse. De esta manera encontraremos la belleza de esta narración filmada.
Lo que veremos en esta obra a blanco y negro será la historia en Hollywood de un artista conocido como George Valentin. que en el año de 1927 su vida aún tiene un constante equilibrio, hasta que se enfrenta con la llegada de dos situaciones relevantes: El cine sonoro y la aparición de una nueva cara cinematográfica, la de Peppy Miller. Como si de una “Eva al desnudo” comparasemos, Peppy Miller junto al cine sonoro, que aprendió de la herencia del arte y los artistas anteriores, llega al éxito por su actuación en una industria que se mantiene actualizando y conquista al público con nuevas presentaciones y recurrentes discursos.
“The Artist” nos desmuetra este constante cambio. En una sociedad consumista que necesita unas configuraciones visuales, artísticas y personales constantemente. Y es, a partir, de retomar esencia del cine mudo y la transformación del mismo donde se encuentra el apacible momento de visionar el film. Tiene el tinte perfecto entre el cine clásico Hollywoodense y la teletransportación de unas épocas de evidente despilfarro de un arte en surgimiento.
Y que decir de su historia de amor, tan muda, tan parlante y linealmente romántica.
Ahí lo dejo.