Lo más sorprendente de Mad Max: Fury Road no es ni su fotografía audaz, ni sus planos bizarros, ni su eminentemente narrativa épica, lo más sorprendente de esta película es que alguien le haya soltado a George Miller, su director, los ciento cincuenta millones de dólares que costó… y es que por donde se le vea, Mad Max es una de las películas más riesgosas sino de esta década, al menos de este año. Y es que invertir semejante cantidad en un proyecto dirigido por George Miller (el de «Babe, el puerquito») y que encima trata de levantar de entre los muertos una franquicia extinta desde los tiempos en que Belisario Bentancourt era presidente de Colombia, no debió ser una decisión nada fácil para los ejecutivos de Warner. Pero el hecho de que, con todo y los riesgos, la cuarta entrega de Mad Max haya salido a exhibirse en los cines de todo el mundo, luego de una ausencia de casi treinta años, sólo indica que luego del éxito de las ya concluidas franquicias de La Tierra Media y de Harry Potter, Warner no está dispuesta a abandonar este segmento del mercado para entregárselo en bandeja de plata a Disney, Sony o FOX.

Fury Road continúa con la historia de Max Rockatansky (Tom Hardy), el atribulado patrullero atrapado en el post-apocalíptico y desértico Outback Australiano. Narrativamente, el primer acierto de esta cinta, es no haber puesto a Max a figurar desde el minuto 1. En realidad la película inicia con el plan de Furiosa (Charlize Theron) de escapar de la zona del Outback controlado por «El Inmortal Joe» (Hugh Keays-Byrne), un díctador megalómano que sacia todas sus ansias de poder mediante el control del recurso más precioso de todos: el agua.
Furiosa, una de las lugartenientes más importantes de «El Inmortal Joe», utiliza la confianza que este le tiene para robar un tanque de guerra y de paso llevarse a las esposas del Inmortal (Rosie Huntington-Whiteley, es una de ellas) a la «Tierra Verde»; para evitar el escape, Joe utiliza a su propio ejército de War Boys, seres humanos cuyo tiempo de vida es sumamente limitado y que ven la muerte como un sacrificio glorioso. Nux (Nicholas Hoult), decide lanzarse al ruedo con el apoyo vital de una bolsa de sangre, nada más y nada menos que el mismo Max, quien había sido capturado previamente.
A partir de allí, Furiosa, Max, Nux y las esposas fugitivas deberán enfrentarse a la crudeza del desierto, las pandillas de asaltadores y a la persecución del Inmortal Joe y todo su ejército, para segurar su supervivencia en un mundo agonizante.

La película se aleja del estilo estético de sus predecesoras, acercándose más a la sensación visual de una novela gráfica (300, Sin City), con un excelente CGI, que permite al espectador sentir la cualidad épica de la narración. Los personajes fueron todos muy bien escritos, hasta los que aparecen por unos cuantos segundos, y aunque se extiende por dos horas en ningún momento es aburrida o tediosa; todo lo contrario. Fury Road, balancea muy bien el drama de sus protagonistas (Furiosa,Max y Nux) con unas secuencias de acción que dejan con la boca abierta hasta a los de Rápido y Furioso.
Las actuaciones son muy buenas, con un buen casting, pero se nota que los actores brillan, además, por una impecable dirección de George Miller.
En resúmen, Mad Max es una película que cumple con su función de entretener a un público exigente con un producto de calidad y que relanza la franquicia de Mad Max en todo su esplendor, después de tres décadas. No queda otra opción que verla.
PD: Interesante que Mad Max haya generado tan buenas críticas, aunque estructuralmente sea similar a The Lone Ranger (El Llanero Solitario).
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