A diferencia de su predecesora, que no fue sino una patética excusa para sacar en pantalla un montón de desabridas escenas de acción una detrás de otra, la segunda entrega cinematográfica de las Tortugas Ninja sorprende no sólo por su historia, sus actuaciones y sus efectos, sino por que a su manera rinde un sentido homenaje al cómic original y a la serie de televisión de principios de los años 90, que yo alcancé a ver de niño.

La primera sorpresa es sin duda la actuación de Megan Fox, que interpreta a una Abril O’Neil mucho más aterrizada y seria, que la que encarnó en la entrega anterior, quizás inspirada un poco en la Lois Lane de Batman v Superman y Man of Steel. En esta ocasión, Abril ha descubierto el elaborado elaborado plan de un renombrado científico en conjunto con la mafia de Nueva York para rescatar a Destructor (Brian Tee), tras lo cual las Tortugas se dan a la tarea de evitarlo.

Sin embargo, las cosas no salen bien para ninguno de los implicados, puesto que no solo las Tortugas fracasan en su intención de evitar el escape de Destructor, sino que el famoso villano termina en las garras de Krang, una asquerosa, pero inteligente criatura que quiere apoderarse del planeta tierra. Pero Destructor y Krang no serán la única amenaza sobre los hermanos antropomórficos, cuando dentro de su propio equipo se empiecen a tejer divisiones que podrían terminar para siempre con los escondidos héroes de la ciudad de Nueva York.

La marcada diferencia que existe entre esta segunda entrega y la porquería que fue la primera pasa sin duda alguna por el director. Mientras que la primera película fue dirigida por Jonathan Liebesman, conocido por bazofias de la talla de Darkness Falls y Wrath of the Titans; esta segunda entrega fue dirigida por Dave Green, conocido por dirigir la animada Earth to Eco, una película que más que buscar las salidas fáciles de los blockbusters, se conecta con las emociones del espectador. Y eso fue exactamente lo que sucedió con esta cinta.

Aquí todos los personajes, incluso Splinter y las Tortugas construidos con CGI tienen una historia y una carga emocional que es la que desenvuelve la historia. Es cierto que no es la película más original del mundo, con escenas obviamente inspiradas de otras cintas taquilleras, cuyo nombre no quiero decir, pero que no desmeritan en ningún momento el trabajo del director.

La animación que se incluye dentro de la cinta, es quizás el punto más flaco de todos, a diferencia de Alicia, a través del espejo, donde la amalgama es nítida, en esta dista de ser perfecto, y el público puede distinguir con certeza que está y que no está en la escena.

Pero si bien hay puntos débiles, también hay puntos fuertes. La historia fue muy bien trabajada, notándose la intención de Paramount en relanzar la franquicia, quizás con la ayuda de esos consultores de guiones, que dejan la película muy bien armada. Y uno de los soportes de ese armazón son los diálogos, que son por momentos mucho más significativos que las largas secuencias de acción, y es que estos están basados en la premisa central del film, que pasa por la importancia de trabajar en equipo.

Muchos, sobre todo por estas latitudes, podríamos aprender mucho de esta cinta en el sentido de que la diferencia de opiniones dentro de un grupo, de una comunidad o de un país no significa la enemistad absoluta, sólo significa que hay diferentes puntos de vista de los cuales nutrirse. Quizás sea una película como esta la que nos toque llevar a las escuelas para que empecemos a hablar de tolerancia, en el contexto de los valores y los principios.

Nada mal, para una franquicia que muchos ya creían condenada.

3,98 / 5,00