Miss Peregrine y los niños peculiares (Título original: Miss Peregrine’s home for peculiar children) era sin duda alguna, una de las películas más esperadas para esta época del año… es decir, una película de 20th Century Fox basada en un libro que mezcla fantasía con el toque de la literatura juvenil tenía que ser un hit ¿verdad? Es decir esta tenía que cubrir, en definitiva el hueco que dejó la saga completa de Harry Potter y las actuaciones de Samuel L. Jackson, Terence Stamp, Judi Dench y Eva Green garantizaban unas actuaciones de calidad ¿no?
Y aunque de verdad me hubiese encantado estar escribiendo que mis expectativas y las de muchos otros fanáticos del cine y la literatura se cumplieron en esta película, la realidad fue, digamos, un poco diferente.
Este largometraje, dirigido por Tim Burton, cuenta la historia de Jake Portman (Asa Butterfield) un muchacho de Florida que pierde a su abuelo Abe (Terence Stamp) en circunstancias tan extrañas que termina recibiendo tratamiento psiquiátrico por parte de la doctora Golan (Allison Janney) quien recomienda que el chico enfrente sus fantasías enfrentándose al origen de las mismas: las historias de la casa de niños peculiares en Gales, que su abuelo le contaba.
Pero una vez en la isla, Jake se da cuenta que la historias de su abuelo no son tan fantásticas después de todo cuando descubre el escondite de Miss Peregrine y sus niños peculiares. Sin embargo, pronto Jake tendrá que decidir si desea volver a su vida normal en Florida o si por el contrario decide ayudar a Miss Peregrine a proteger su precioso hogar de los huecos cuyo líder, el señor Barron (Samuel L. Jackson), amenaza con destruir hasta sus cimientos.
Ahora bien, empecemos a comparar. La primera razón por la que muchos odiarán esta película es lo irritantemente lenta que puede ser al inicio, donde el único hecho relevante es cuando Jake encuentra a su abuelo muerto. Y es cierto, la película no logra condensar en sus primeros minutos un primer acto que interese al espectador que espera entrar rápidamente al mundo fantástico. Pero yo quisiera salirme de esa expectativa y analizar otro factor ¿qué pretende el director Tim Burton?
Quizás Tim Burton, a propósito, hizo la película lo más aburrida que pudo, para que no le volvieran a encargar la tarea de dirigir una adaptación al cine de un libro de adolescentes, pero creo que él buscaba ver las cosas desde otro punto de vista y generar la incertidumbre de lo que en realidad sucede ¿en realidad existen las seres fantásticos o es sólo una consecuencia del evento traumático que significó la muerte de su abuelo?
Esta teoría podría tener aún más validez por la estética inusualmente real de la cinta, cuando Tim Burton es ampliamente reconocido por sus excesos cromáticos y decorativos, un estilo que Guillermo del Toro le ha copiado más que bien. ¿Por qué Burton haría una película con un tono tan aterrizado a no ser que quisiera poner énfasis en la definición misma de lo que es real?
Ahora, en cuanto a la misma dirección, Tim Burton nunca ha seguido los modelos clásicos de Hollywood y logra poner en escena la crudeza de los acontecimientos, atenuándolas con el ridículo que ellas mismas causan, como en una escena en la que los «huecos» liderados por el señor Barron degustan un bastante particular banquete. Sin embargo salvo muy contadas ocasiones, la dirección es buena, pero no espectacular. Y es entonces que el espectador tiene dos expectativas no cumplidas aquí. Pero falta más.
Si hay algo que está en un nivel superior en esta película son las actuaciones. Eva Green logra transmitir con una sola mirada, la actitud, la personalidad y la disposición de Miss Peregrine; Samuel Jackson consigue en su señor Barron a un villano peligroso pero divertido e incluso Judi Dench y Terence Stamp en los pocos minutos que aparecen la sacan del estadio. Ahora, con los niños peculiares la cosa es a otro precio. Asa Butterfield ha demostrado con esta película que no tiene el carisma, ni el talento, ni la capacidad de llevar una película a cuestas… y del resto de los niños ni hablemos. Con decirles que los niños de Charlie y la Fábrica de Chocolates triplican en personalidad a estos chicos peculiares.
Hay escenas muy bien logradas, eso sí, con unos guiones bien trabajados, como se podría esperar de una película de Burton, pero cuando vamos al meollo del asunto, a la premisa de la película todo resulta confuso y es notorio el por qué se siente tan incoherente por momentos. La premisa que trata de entregar es la vieja de «cree en lo imposible», pero por alguna u otra razón no le funciona, no sé si en parte porque los protagonistas están muy grandecitos para ese cuento, o si todo el cuento de los bucles de tiempo resulta confuso, o si es por la inclusión de escenas innecesarias como las que quieren mostrar a Jake como un marginado tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Todas las escenas están desconectadas y al final no logran entregar un producto coherente.
Entonces, si usted va a ver Miss Peregrine y los niños peculiares y no quiere odiarla desde el principio, entiéndala como un thriller psicológico y no como una película de fantasía, así al menos se hará una que otra pregunta durante los 127 minutos que tardan los créditos finales en aparecer.