No seré yo el fanático más acérrimo de Rafael Correa y de sus políticas, pero cada vez que enciendo el televisor y por casualidad se me da por ver un noticiero, comprendo más la posición del presidente de Ecuador frente a los medios de comunicación.
El día de ayer, los noticieros de los dos canales privados, RCN y Caracol, anunciaron con bombos y platillos de que un joven de 15 años en Bogotá se había suicidado porque «había perdido el año». Me sorprendió la seguridad con la que estos periodistas hicieron esa afirmación, porque a menos que Vicky Dávila y Luis Carlos Velez hayan contratado los servicios de Regina 11 para hablar con el joven suicida desde el más allá, a ellos no les consta nada.
Al parecer los «prestigiosos» periodistas que cubrieron la noticia se basaron en los testimonios de los padres y en una supuesta nota dejada por el estudiante antes de morir. Y no hay que estudiar 5 años de comunicación social para darse cuenta que estas dos fuentes no son nada objetivas. Primero que todo el testimonio de los padres está fuertemente influenciado por el dolor y por las ansias de evadir la responsabilidad por la muerte de su hijo, porque en efecto bajo cualquier luz que se vea, son los padres los principales responsables de cualquier cosa que suceda con su hijo… al decir que fue responsabilidad del colegio y no de ellos, están apelando al viejo truco de lanzarle la pelota al más pendejo.
Segundo, está la nota suicida del estudiante. Si los periodista se hubiesen tomado la molestia de averiguar un poco sobre el tema del suicidio, o de al menos aplicarle algo de lógica al asunto hubiesen descubierto que una nota escrita por alguien tan mentalmente afectado como para quitarse la vida, no tiene mucha credibilidad que digamos, mucho más si es alguien tan influenciable como un joven en plena adolescencia.
Lo que ni RCN, ni Caracol dijeron en sus noticieros amarillistas, es que el joven venía presentando un cuadro depresivo desde mucho antes de saber que había perdido el año, como si lo expresaron los periodistas de RCN Radio y otros medios más responsables. Ahora habría que mirar si en realidad existe la famosa nota y sobre todo habría que mirar quién la escribió, porque teniendo en cuenta el afán de los noticieros por enlodar al colegio, ni siquiera se habrán detenido a preguntar bien que fue lo que pasó.
Es notorio entonces que el objetivo primordial de los noticieros en estos días es escandalizar, más no informar… y creo que una ley al mejor estilo de la ecuatoriana que impide el «linchamiento mediático» le permitiría al colegio en cuestión levantar cargos penales en contra de RCN y Caracol por injuria, calumnias, y también por daños y perjuicios… sencillamente por hablar lo que no es.
A los que nacimos después de 1980 no nos fue tan mal en cuanto a castigos físicos se refiere, después de todo de todas las veces que pasamos por la acción correctora de alguno o ambos progenitores, casi siempre lo teníamos muy bien merecido. Comparados con lo que pasaron nuestros padres, o peor aún nuestros abuelos a nosotros nos fue bien.
Aunque parezca graciosa, esta imagen está mucho más cerca de la realidad de lo que muchos creen.
No hay sino que preguntarle a los ya marchitos ancianos que le dieron vida a nuestros padres, para darse cuenta que en sus épocas mozas, una mirada mal dirigida en contra de un papá o una mamá podía terminar fácilmente con una nariz rota, o un diente desprendido o con una cicatriz permanente en cualquier parte del cuerpo. Lo dicho, a nosotros nos fue bien.
Y sin embargo hay que reconocer que a medida que ha pasado el tiempo, las nuevas generaciones crecen con más antivalores que valores. La nuestra es a todas luces una generación perezosa, cínica, indiferente, soberbia e impuntual, a pesar de que, como ya lo dije, nuestros padres si se dieron el lujo de corregirnos.
Ahora, sí eso ha sucedido con nuestra generación ¿Podría usted imaginarse que sucederá con una generación de individuos cuyos padres no les dedican tiempo y que para compensar les dan todo lo que piden y no los enfrentan a ninguna clase de consecuencias? Sí, aquellos que nacieron cerca al año 2000, han tenido la fortuna (o la desventura) de contar con padres tan light que en lugar de corregirlos y castigarlos cuando cometen una acción impropia, los recompensan proporcionándoles cualquier pendejada que pidan.
Carlos Cárdenas es el típico resultada de una crianza deficiente, donde los padres no castigan a su hijos y tratan de sacarlos de cualquier problema.
Si de verdad quiere saber en que se convertirán esos que aún hoy son niños, preste atención al Caso Colmenares. Laura Moreno y Carlos Cárdenas son hijos de papi y mami, a los que les dieron todos los gustos y a los que nunca se les explicó el concepto elemental de que «todos los actos tienen consecuencias». La madre de Carlos Cárdenas es el epítome de las madres hoy en día. Luego de (supuestamente) enterarse de que su hijo había cometido un asesinato, en lugar de hacerlo pagar por lo que hizo, se dedicó a cubrile todos los pasos. (Supuestamente) Mandó a quitar todos los videos de las cámaras de seguridad del sector donde su hijo habría cometido el asesinato. Compró y/o amenazó a todos los compañeros de su hijo, asistentes a la fiesta (en Uniandes nadie habla del tema) y obstaculizó el proceder de la justicia, comprando forenses, fiscales, jueces y abogados para mantener a su hijo lejos de donde merece, en lo más profundo de una cárcel.
Pero la manera en que la señora madre de Carlos Cárdenas actuó a pesar de ser abominable, encuentra eco en cualquier madre «moderna». Usted le pregunta a cualquiera de ellas que opina al respecto y muy pocas dudarían en contestar que «harían exactamente lo mismo», porque, tal y como lo dijo Noemí Sanín en un debate «mi hijo es mi hijo». Por favor, a donde ha llegado la bajeza y la falta de valores. Una madre que en verdad ame a su hijo lo hace pagar por lo que hizo, en lugar de dejar que vague libre por el mundo haciendo daño y asesinando gente, que es lo que el joven Cárdenas y su selecto grupo de amigos ha hecho.
Ahora, lo realmente preocupante es que los jóvenes entre 0 y 16 años hoy en día se crían de la misma manera en que se crío el señor Cárdenas, y no precisamente por el estrato. Ya hemos visto que los casos de bullying y de suicidios en las escuelas por fuera de toda proporción, peleas de niños que terminan en tragedia, niños que antes de los 15 años ya están siendo procesados por delitos atroces y los padres y madres diciendo a diestra y siniestra que sus hijos son inocentes, que no creen, que es un error, que es una mentira.
No quiero ni imaginar que sucederá cuando ya dicha generación tenga poder de voz y voto en nuestro país. Millones de sociópatas que no saben reconocer el bien del mal, porque sus padres, con pleno apoyo del Bienestar Familiar y su grupo de psicólogos baratos, nunca les enseñaron que sus actos tienen consecuencias y que las cosas hay que ganárselas con esfuerzo, saldrán a decidir el destino de nuestro país.
Que Dios nos ampare y nos proteja de ese monstruo aún latente que hemos ayudado a crear y que tarde o temprano nos terminará devorando. Y todavía queremos criticar al diputado del Tolima, Orlando Ibagón, por golpear a su hija por cometer fraude. ¿Se imaginan lo poderosa que se debe sentir esa niña? Luego de cometer un acto criminal, no sólo castigaron a su padre, por atreverse a corregirla, sino que todos los medios de comunicación se pusieron de su parte, como si fuera alguna santa. No me sorprendería que en los próximos años, la misma niña apareciera en algún titular en eso mismos medios, implicada en alguna estafa, pirámide y/o, no lo quiera Dios, un asesinato, al estilo Colmenares.
Las campañas mentirosas del ICBF, apoyan la idea de que un niño sin castigos es el ideal. Sólo los niños disciplinados son exitosos, está comprobado. Sino vaya a China o Japón.
Por eso, antes de tener hijos las preguntas que debe usted hacerse es a?¿Tiene tiempo y dinero para criar un hijo? y b)¿Está dispuesto a castigar y corregir a su hijo para que no se convierta en un sociópata que dejaría a Dexter en pañales? y c)¿Está dispuesto a mandar a la mierda todo lo que diga cualquier empleado del Bienestar Familiar?. Si su respuesta a dichas preguntas es «sí», usted está listo para tener hijos.
Los hijos de madres chinas son excelentes en tocar un instrumento complicado y en matemáticas.
Mucha gente se pregunta como los chinos logran criar niños tan exitosos. Se preguntan que es lo que hacen estos padres para producir tantos genios matemáticos y prodigios musicales, si acaso es un factor que viene de la familia o si ellos podrían hacerlo también. Pues, lo que les puedo decir es que yo lo he logrado. He aquí algunas de las cosas que nunca permití que mis hijas Sophia y Louisa hicieran:
*Ir a dormir a otra parte (pijamadas)
*Jugar con otros niños
*Estar en una obra escolar
*Quejarse por no estar en una obra escolar
*Ver televisión o jugar en la computador (o con videojuegos)
*Escoger sus propias actividades extracurriculares
*Obtener notas inferiores a un 10
*No ser el mejor estudiante en cada asignatura a excepción de deportes y drama
*Tocar un instrumento diferente al piano o el violín
*No tocar el piano o el violín
Estoy utilizando a la ligera el término «Madres En China» . Conozco algunos padres de Corea, India, Jamaica, Irlanda y Ghana que también califican. También ocurre lo contrario, conozco algunas madres de descendencia china, la mayoría nacidas en Occidente, que no son «Madres Chinas». También estoy utilizando a la ligera el termino «Padres Occidentales». Los Padres Occidentales vienen en todas las variedades.
Pero con todo esto en mente, incluso cuando los padres occidentales creen que son estrictos, ni siquiera se acercan a ser «Madres Chinas». Por ejemplo, mis amigos occidentales que se consideran estrictos, hacen que sus hijos practiquen sus instrumentos media hora al día o una hora cuando mucho. Para una madre china, la primera hora es la parte fácil. Las horas realmente duras son la segunda y la tercera.
Con el fin de descansar y evitar trabajar con sus hijos, muchos padres los vuelven adictos a la TV o el Internet.
A pesar de nuestros remilgos sobre los estereotipos culturales, hay cientos de estudios que muestran claras diferencias cuantificables entre los chinos y los occidentales cuando se trata de ser padres. En un estudio realizado con 50 madres estadounidenses occidentales y 48 madres inmigrantes chinas, casi el 70% de las madres occidentales dijeron que «presionar a los niños para alcanzar el éxito académico no es bueno» o que «los padres deben cultivar en los niños la idea de que el estudio es divertido». En contraste, cerca del 0% de las madres chinas dijeron algo parecido, o sea ninguna. En cambio la gran mayoría de las madres chinas dijeron que ellos «creían que sus hijos podían ser mejores estudiantes» y que «los logros académicos reflejan una buena crianza» y que si los niños «no eran excelentes en la escuela», entonces «había un problema y los padres no estaban haciendo bien su trabajo». Otros estudios indican que los padres chinos, cuando se les compara con los padres occidentales, pasan aproximadamente diez veces más tiempo cada día realizando actividades académicas con sus hijos. Los niños occidentales, al contrario, suelen participar en actividades deportivas.
Lo que los padres chinos entienden es que nada es divertido hasta que eres bueno en ello. Para ser bueno en cualquier cosa, tienes que esforzarte y trabajar, y los niños por si solos nunca quieren trabajar, por lo cual es crucial dominar sus preferencias. Con frecuencia esto requiere fortaleza de parte de los padres, porque los niños tienden a resistirse; las cosas siempre son más difíciles al principio, que es cuando los padres occidentales suelen rendirse. Pero la estrategia china produce un circulo virtuoso cuando se aplica apropiadamente. La práctica intensa (práctica, práctica, práctica) es crucial para lograr la excelencia, la repetición como rutina es muy subestimada en los Estados Unidos. Una vez los niños empiezan a destacarse en algo, ya sea en matemáticas, piano, fútbol o ballet, o reciben reconocimiento, admiración o satisfacción por ello, empieza a construir confianza y hace que una actividad que antes no era divertida, en un entretenimiento. Esto, a su vez, hace más fácil para los padres hacer que los niños trabajen aún más.
Los padres chinos pueden salirse con la suya en aspectos que los padres occidentales ni siquiera sueñan. Una vez cuando era joven (o quizás más de una vez) cuando me atreví a ser extremadamente irrespetuoso con mi madre, mi padre lleno de furia me llamó «basura» en nuestro dialecto Hokkien nativo. Funcionó de maravilla. Me sentí terrible y profundamente avergonzado de lo que había hecho. Pero no dañó mi autoestima o algo por el estilo. Sabía exactamente las altas expectativas que él tenía de mi. Yo realmente no creía que yo no valiera nada o que en realidad fuera un pedazo de basura.
La excelencia no depende de la genética, sino del trabajo duro.
Ya en mi vida adulta, una vez hizo lo mismo con Sophia, llamandola basura en inglés, cuando se comportó muy irrespetuosa conmigo. Cuando mencioné lo que había hecho en una cena con amigos, me rechazaron inmediatamente. Una invitada llamada Marcy estaba tan perturbada que se soltó en llanto y tuvo que irse temprano. Mi amiga Susan, la anfitriona, trató de rehabilitarme con los invitados restantes.
El hecho es que los padres chinos pueden hacer cosas que podría parecer inimaginables (y hasta ilegales) para los occidentales. Las madres chinas pueden decirle a sus hijas «Oye, gorda, pierde algo de peso». En contraste, los padres occidentales tiene que darle vueltas al asunto y hablar en terminos de salud y nunca mencionar una mala palabra y aún así sus hijos terminan en terapia por desordenes alimenticios y una imagen negativa de si mismos. (Una vez escuché a un padre occidental llamar a su hija «hermosa e increíblemente competente», ella luego me dijo que aquello la hacía sentir como una basura).
Los padres chinos puede ordenar a sus hijos que se ajuicien. Los padres occidentales solo pueden pedirle a sus hijos que hagan lo mejor que puedan. Los padres chinos pueden decir «Eres un flojo, todos tus compañeros de clase van por encima de ti». En contraste, los padres occidentales tienen que lidiar con sus propios conflictos internos sobre alcanzar sus objetivos y tratar de convencerse que no están decepcionados por como han resultados sus hijos.
He pensado mucho sobre las razones por las cuales los padres chinos siempre se salen con la suya en lo que hacen y creo que hay tres diferencias fundamentales entre la mentalidad paternal de los chinos y los occidentales.
Primero, he notado que los padres occidentales son demasiado delicados acerca de la autoestima de sus hijos. Se preocupan por como se sentirán sus hijos si fracasan en algo y tratan constantemente de tranquilizar a su hijos diciéndoles cuan buenos son a pesar de su desempeño mediocre en un examen o en un recital. En otras palabras, los padres occidentales se preocupan por la psique de sus hijos, los padres chinos, no. Ellos asumen que sus hijos son fuertes, no debiles, y como resultado se comportan de manera muy diferente.
Por ejemplo, si un niño llega a casa con un 8 en una evaluación, un padre occidental felicitaría al niño. La madre chino saltaría de horror y preguntaría que fue lo que salió mal. Si el niño llega a casa con un 7 en la evaluación, algunos padres occidentales aún felicitarían al niño. Otros padres occidentales se sentarían con sus hijos y les expresarían su desaprobación, pero tendrían mucho cuidado de no sentir a sus hijos insuficientes o inseguros y no llamarían a sus hijos «estúpido», «inútil» o «una desgracia». En privado, los padres occidentales, podrían preocuparse por que a sus hijos no les está yendo bien en los exámenes, si es que tienen aptitud en la asignatura o si hay algo mal con el currículo y posiblemente con la escuela. Si las notas del niño no mejoran, ellos podría organizar una reunión con el rector para desafiar la manera como la asignatura está siendo enseñada o para poner en tela de juicio el trabajo del maestro.
Si un niño chino obtiene un 6, lo cual nunca sucederá, primero habría gritos y una explosión de desgarraduras de cabello y vestiduras. La madre china devastada obtendría docenas, tal vez cientos de exámenes de práctica, para trabajar con el niño en ellos hasta que logre obtener un 9 o un 10.
Los padres chinos exigen notas perfectas porque creen que sus hijos pueden obtenerlas. Si su hijo no las obtienen, los padres chinos asumen que es porque el niño no trabajó lo suficiente Por eso la solución al desempeño mediocre siempre es irritar, castigar y avergonzar al niño. El padre chino cree que sus hijos van a ser lo suficientemente fuertes para aceptar la vergüenza y mejorar a partir de ella (Y cuando los niños chinos logran la excelencia, hay mucho ego paternal inflado desparramado en la privacidad del hogar).
En segundo lugar, los padres chinos creen que sus hijos les deben todo. La razón de esto es un tanto confusa, pero probablemente sea una combinación de piedad filial del Confucionismo y el hecho de que los padres han sacrificado y hecho mucho por sus hijos. (Y es cierto, las madres chinas libran una guerra, pasando horas agotadoras enseñando a su hijos personalmente, entrenándolos, interrogándolos y espiándolos). De cualquier manera, la idea es que los niños chinos deben pasar el resto de sus vidas, tratando de pagarle a sus padres, obedeciendo y haciéndolos sentir orgullosos.
Por otro lado, no creo que la mayoría de padres occidentales tenga la misma visión de los hijos en permanente deuda con sus padres. Algunos tienen la visión contraria. Argumentos como «Los niños no eligen a sus padres» o «Ellos no pidieron nacer» suelen surgir. Esto es un concepto terrible para los padres occidentales.
"Para ser el mejor, debes sufrir lo indecible." Es una lógica de la educación china, en nuestro país como en otros del mundo la protección desmedida de los hijos causa mucho más daño.
Tercero, los padres chinos creen saber exactamente que es lo que le conviene a sus hijos y por tanto pasan por encima de los deseos propios de los niños y sus preferencias. Por eso las niñas chinas no pueden tener novios mientras estén en el colegio y por qué los niños chinos no pueden ir a acampar. También es por eso que ningún niño chino se atrevería a decirle a su madre «Tengo un papel en la obra de teatro del colegio, soy el Pueblerino Número 6, tengo que quedarme después de la escuela para ensayar todos los días de 3 a 7 and también necesitare que me lleven los fines de semana» El cielo ayude a cualquier niño chino que se atreva a decir eso.
No me malentiendan, no es que los padres chinos no les importen sus hijos. Es todo lo contrario. Ellos sacrificarían cualquier cosa por sus hijos. Es solo un modelo paternal completamente diferente.
Los padres occidentales tratan de respetar la individualidad de sus hijos, animándolos a perseguir sus verdaderas pasiones, apoyando sus elecciones y proporcionales un ambiente de completo apoyo. En contraste, los chinos creen que la mejor manera de proteger a sus hijos es preparándolos para el futuro, haciéndoles ver de lo que son capaces y armándolos con habilidades, hábitos de trabajo y confianza interna que nadie podrá quitarles.