Hace seis meses, en vista de la montaña de inexactitudes, embustes y verdades a medias que suele decir nuestra no tan distinguida, y sí muy chaquetera, ministra de educación en los medios, siempre con el afán malsano de enlodar a los maestros del sector público en el país, decidí escribir una serie de artículos que, apoyados con documentos y cifras oficiales, demostraban lo asombrosamente mentirosa que resulta la señora Parody.

Hoy, medio año después, y en vista de la sempiterna costumbre de la ministra de decir las verdades incompletas, o en definitiva mentir descaradamente, he decidido continuar justo donde quedé la última vez. En la primera entrega de esta serie, se habló de