Llegó el 2017 y yo todavía atrasado con las reseñas de las películas que vi en 2016, y por tanto más atrasado aún con el Top 10 de las mejores, peores y más mediocres películas del año pasado. Pero bueno, con todo el ajetreo de fin de año que incluye (entre otras cosas) vacaciones, vuelos atrasados, viajes de 20 horas por tierra, excursiones con botas de caucho cuesta arriba en una montaña, caminatas en ciudades gélidas, reuniones familiares y salidas a playa para recibir el nuevo año, apenas hasta ahora encuentro algo de tiempo para seguir escribiendo y seguiré con una película que me ha resultado bastante complicado reseñar, hablo de la película de 2016, dirigida por Derek Cianfrance, La luz entre los océanos (Título original: The light between oceans).
Protagonizada por dos de las figuras más solicitadas por estos días en Hollywood (Alicia Vikander y Michael Fassbender), La luz entre los océanos cuenta la historia de Tom Sherbourne (Fassbender) un ex-soldado del ejército australiano, que vuelve a su país luego de presenciar los horrores de la Primera Guerra Mundial y solicita un trabajo extremadamente demandante: cuidar en solitario un faro situado en Janus, una isla a más de 150 kilómetros del pueblo más cercano en el continente.
Sin embargo las cosas no pintan tan mal para Sherbourne, cuando Isabel (Vikander) hija de una de las familias más queridas del pueblo demuestra interés en él, en las pocas ocasiones en las que Tom abandona su puesto en la isla.
Antes de seguir con la sinopsis, hay que destacar algo. El primer acto de la película, que es en esencia la historia de amor entre Tom e Isabel, es indiscutiblemente una de las historias de amor mejor representadas en el cine en los últimos tiempos, tanto a nivel de guión, como de dirección y sin duda alguna, de las actuaciones de Fassbender y Vikander, que por supuesto, transmiten a la audiencia una química bastante evidente cuando están en pantalla.
La película tiene un extraordinario momentum hasta más o menos la mitad, que es cuando las cosas empiezan a dar un giro inesperado. En Janus, Tom e Isabel encuentran en la playa un bote con un cadáver y una niña de brazos, y es entonces que deberán decidir entre si conservar a la niña para formar la familia que hasta entonces les ha sido esquiva, o entregarla a sus parientes verdaderos en Tierra Firme, dos convicciones que eventualmente podría darle punto final a su historia de amor.
En esta segunda mitad, que parece más como un drama del difunto Hallmark Channel, todo se empieza a caer, pero a pedazos. La historia, hasta el momento interesante, se pierde en escenas carentes de sentido. La dirección, deja las tomas exteriores y se centra en los interiores burdos. Y la película abandona a sus dos centros (Vikander y Fassbender) para centrarse en Rachel Weisz, quien no imprime NADA de carisma a su personaje, lo cuál resultaría esencial para que el espectador pueda sentirse identificado con el dilema ético encarnado en la historia.
Es como si en realidad, en lugar de una, estuviéramos frente a dos películas. La primera donde la premisa es «nunca es tarde para darse una segunda oportunidad» y la segunda donde esta premisa cambia a «tarde o temprano las cosas incorrectas que hagas te pasarán factura». Pero lamentablemente la segunda parte de la película no le llega ni a los talones a la primera.
Si usted de casualidad logra encontrar esta película en su cine más cercan (lo cual dudo mucho teniendo en cuenta su limitada exhibición), le recomiendo verla hasta el punto en que la barca se acerca a la isla, desde allí usted puede abandonar la sala e inventarse su propio final. Seguro podrá hacerlo mucho mejor que los guionistas.
3,00 / 5,00
★★★☆☆
Y ahora sí, siendo esta mi primera publicación del año, no me queda nada más que desear a TODOS los que se toman el tiempo de leer este blog, un…