Al final del último capítulo de La Maldición de Bly Manor, volvemos al remate del Ensayo de la Cena. La Narradora (Carla Gugino), ha mantenido entretenidos por horas, al grupo de invitados a los que les narró la historia de la Au Pair estadounidense en la Mansión Bly, en algún punto de la Campiña Inglesa.
Y es entonces ahí cuando resulta más que obvio que las personas que están allí, son las mismas que sobrevivieron al infierno en la Mansión Bly. La novia (Christie Burke), es nada más y nada menos que Flora, el que creíamos que podía ser su padre (Duncan Fraser), es su tío Henry, y el chef (Kamal Khan) resulta ser Owen.
Dado el final de la narración, en el que Dani (Victoria Pedretti) finalmente se dejó arrastrar por el monstruo de Viola Lloyd en su interior y decidió lanzarse al lago, nos queda claro que la Narradora no es otra que Jamie, la jardinera de la Mansión Bly.
Las escenas finales, junto a las que vimos al inicio de la serie, nos indican que Jamie, está convencida que Dani, ahora como la nueva dama del lago, está junto a ella, aunque no la pueda ver en el agua y es por esa razón que deja la puerta de su habitación entreabierta, esperando que esa mujer que amó con toda intensidad pueda entrar sin problemas a su vida.
En el último cuadro, vemos como Jaime, 20 años después de los hechas ocurridos en Inglaterra, aún espera a Dani, y la mano de Dani con el anillo de la promesa que se hicieron la una a la otra, reposa suavemente sobre su hombro.
Al final de cuentas, Dani sí pudo cumplir el deseo que Viola Lloyd nunca pudo ver realizado: el de acompañar a sus seres amados, aún después de la muerte, sin necesidad de que pudieran verla o escucharla. Dani, se conforma simplemente con amar de manera desinteresada, sin atar a Jamie, o nadie más en su propio confinamiento más allá de la muerte.
Lo más conmovedor, sin embargo, es que aunque Dani nunca haría nada tan egoísta, como lo hizo Peter Quint, para atar a su amada a su destino post-mortem, Jamie, incluso veinte años después, y sin tener ningún indicio de que Dani en realidad está allí, sigue manteniendo la esperanza y la fe de que su amada sigue con ella.
Finalmente el mensaje que nos da esta serie de nueve capítulos, es que el amor, nunca debe ser egoísta u opresivo. El amor debe ser liberador, generoso, y desinteresado. Y quizás, sólo quizás, mientras amemos libre y generosamente, tendremos la recompensa, algún día, de que alguien nos ame de la misma manera.