Hasta hace algunos años, el municipio de San Pedro, en el departamento de Sucre, no era más que otro pueblo cuyas únicas fuentes de ingresos se derivaban de las siempre saqueadas arcas públicas representadas en la alcaldía y sus estamentos derivados. Al igual que en tantos lugares de nuestra olvidada Colombia, sus habitantes se debatían entre la falta de oportunidades, la falsa ambición elitista y el fantasma de un rico pasado agrícola perdido hacía décadas. Nada extraordinario había sucedido en ese lugar…. hasta que llegó Pacific Rubiales Energy.

El descubrimiento de pozos de gas en el subsuelo del municipio despertó las más álgidas expectativas entre sus pobladores, después de todo era una riqueza natural importante que se encontraba dentro de los límites de su población. ¿Era ilógico pensar que se beneficiarían de estos recursos que la naturaleza muy generosamente les había otorgado?
Pero una cosa pensaban los pobladores de San Pedro y otro muy diferente pensaban en Pacific Rubiales. Uno de los peligros de la inversión extranjera incondicional e incontrolada es que estos inversores vengan a hacer lo que les de la gana. Muy bien lo saben aquellos municipios aledaños a enormes emporios como El Cerrejón o Cerromatoso, que si bien es cierto que se hacen inversiones en lo social y se generan empleos directos e indirectos, este impacto es mínimo cuando se considera que una vez que estas empresas se vayan, no quedará nada en esos lugares salvo desolación y pobreza.
Sin embargo estas compañías extranjeras parecen hacer de las suyas sin ningún control. Lo sucedido con Daniel Pardo, de la revista Kien&Ke demuestra que estas compañías tienen un método bastante particular de hacer relaciones públicas. Flexionar sus músculos financieros sobre la prensa, la policía, las autoridades locales y sobre cualquier otro que se atreva a denunciar o si quiera a hablar mal de ellas parecen ser sus tácticas favoritas.
Una cuestión que da mucho que pensar es, si estas compañías invierten millonarios recursos en este tipo de relaciones públicas malsanas ¿cuánto han dejado de invertir en nuestro país, en las tierras donde ejercen su influencia directa, extrayendo sus recursos?
Lo sucedido en San Pedro, donde un periodista murió en muy extrañas circunstancias, donde la policía estuvo envuelta, es otro ejemplo más de que la desgracia parece ir a cualquier lugar donde se dirige Pacific Rubiales. En el municipio se preguntan si las continuas denuncias del humilde periodista a la multinacional, que obtiene ganancias netas por casi dos mil millones de dolares al año, podrían haber sido la causa de los acontecimientos trágicos que rodearon su muerte.

El fantasma de Pacific Rubiales parece acechar, mostrando siempre una cara bonita y amable, pero también parecen dispuestos a hacer lo que sea para proteger su ambición económicos. Muy bien explicó Gabriel García Marquez en Cien Años de Soledad lo que sucede cuando una compañía extranjera llega a un pueblo.
Macondo Colombia era un lugar próspero y bien encaminado hasta que lo desordenó y lo corrompió y lo exprimió la compañía bananera el cúmulo de compañías de petroleo y gas.
Espero de todo corazón que esto no sea un preludio de lo que está por venir.