Diálogos con las FARC: Enredados en la Semántica.

No han pasado más de seis meses desde que nuestro negligente presidente, Juan Manuel Santos, anunció con bombos y platillos sus intenciones de negociar con las FARC, grupo criminal que clama estatus de guerrilla revolucionaria, pero cuyas acciones se asemejan más a las de grupos terroristas y narcotraficantes.

Luego de circos mediáticos en Oslo y en La Habana, donde las FARC hicieron buen uso del desprestigiado discurso de la lucha social en nuestro país para darse un baño de pureza y de popularidad, este grupo consiguió una posición en la política internacional, posición impensable durante el gobierno de Álvaro Uribe.

Ahora, tras una tregua navideña, que de tregua no tuvo nada, las fuerzas de esta «guerrilla» regresan a sus viejas costumbres de atentados, tomas de municipios y toma de rehenes, tal y como en los viejos tiempos del inútil de Andrés Pastrana.

Fue en el Cauca, conocido bastión de las FARC donde ocurrió el hecho que ha hecho reaccionar a la opinión pública: dos policías fueron tomados como rehenes. El fantasma de los militares y policías secuestrados por décadas volvió a cruzar el territorio nacional y nos ha hecho preguntar si estamos al borde de una catástrofe igual o peor a la ocurrida durante los fracasados diálogos de paz en el Caguán.

Fueron estos dos policías la manzana de la discordia. Mientras el gobierno, la prensa nacional, la prensa extranjera y el pueblo en general los llama «secuestrados». Para los líderes de las FARC estos son sólo «prisioneros de guerra», como si este término los hiciera ver como los buenos de la historia.

Si nos vamos a las definiciones de diccionario de ambos términos, los secuestrados serían aquellos individuos privados de la libertad con fines extorsivos, un ejemplo clásico es alguien de clase alta por quién exigen rescate a cambio de su libertad. Un prisionero de guerra es alguien que trabaja para un gobierno o una facción que hace parte de un conflicto armado, por ejemplo miles y miles de alemanes fueron tomados como prisioneros de guerra por los soviéticos durante la segunda guerra mundial, para compensar los perjuicios ocasionados por los nazis durante la guerra.

El problema con la correcta denominación para los policías tomados por las FARC en el Cauca es la naturaleza de las FARC, quienes claman ser una facción del pueblo que lucha contra un gobierno represor patrocinador de la desigualdad, pero cuyos ataques infames contra la población civil, su negocio del narcotráfico y sus continuas violaciones a la normativa internacional de la guerra desdibujan dicha teoría.

El gobierno de Juan Manuel Santos ha incurrido en una contradicción monumental al señalar que los policías son «secuestrados» y no «prisioneros de guerra» puesto que en su afán de ponerse a dialogar con los «guerrilleros», les ha dado ese estatus de facción armada en conflicto armado con el gobierno. Las FARC no han pedido nada a cambio de los policías por tanto, según esta concepción, en realidad son prisioneros de guerra.

Pero para los colombianos que nunca nos hemos tragado el cuento de que las FARC luchan por el pueblo, este caso no es sino un secuestro más de este grupo criminal. En el caso de los policías el carácter extorsivo del secuestro es el mismo que en el caso de los militares, policías y políticos de los tiempos de Ingrid Betancourt, por los que no se pedía plata, pero si se exigían condiciones, prebendas y beneficios. Quiere coger al gobierno de las pelotas utilizando a estos rehenes y aprovechando la situación al máximo.

He ahí donde yace el mayor inconveniente de  estos diálogos de paz; todos en Colombia sabemos que no estamos dialogando con defensores del pueblo, sino con terroristas, extorsionistas y narcotraficántes. Estos son crímenes serios y está fuera de cualquier proporción negociar con delincuentes de esta talla.

Pero al final y como sucede a menudo en nuestro país, los criminales se salen con la suya por tecnicismos… o como en el caso de La Habana, por pura y sencilla semántica.

#PreguntasParaLosLiberados y El Circo De Las Liberaciones.

el chiguiro liberaciones
En un circo completo, no pueden faltar los chigüiros. Foto de El Heraldo.

Pensar en tener buenos pensamientos para un grupo de narcotraficantes y terroristas que mantuvieron secuestrados por casi quince años a un grupo de hombres cuya misión era precisamente protegernos a nosotros, los ciudadanos del común. Eso está fuera de discusión, al menos para mi. Pero luego del circo que presenciamos el día de ayer, en el cuál Piedad Córdoba actuo como maestra de ceremonias, no faltaron aquellos que empezaron a declarar a las farc como los heraldos de la paz y la reconciliación e incluso empezaron a dibujarles aureolas en las cabezas a los difuntos Mono Jojoy, Raul Reyes y Alfonso Cano.

Sería muy tonto olvidar décadas de sufrimiento que ese grupo criminal le ha infringido a nuestro país, por un acto que debieron mostrar hace años. Este circo dio para todo, hasta para volver famoso a un animal selvático, claro es que luego de casi quince años en un campo de concentración en la mitad de la selva, las normas de las CAR sobre tráfico de especies no existen para los liberados. En medio de semejante circo perfectamente planeado ¿Por qué no ponerle un toque de humor también? Es así como nace el hashtag #PreguntasParaLosLiberados .

Curiosamente los primeros que pusieron el grito en el cielo por el hashtag argumentando que era una falta de respeto, que los que lo utilizábamos nos íbamos a ir al infierno y otras sentencias más, son los mismos que se murieron de la rabia el día que el ejercito dio de baja a los 32 cabecillas de las farc, el día que murió Alfonso Cano, Raul Reyes y el Mono Jojoy, gritando a los cuatro vientos que el gobierno y el ejercito estaban sepultando la paz del país junto a criminales de la talla de esos asesinos.

https://twitter.com/#!/nikoarrieta/status/186977190406144000

Algunos de los tweets escritos con #PreguntasParaLosLiberados critican precisamente la actitud de aquellos que regresan a la libertad luego de estar secuestrados y sus familias. Familias que pasan años y años aclamando la libertad de los suyos, pero una vez que estos regresan empiezan las incomodidades, los conflictos y los divorcios. Luego la cuestión laboral, el estado no sabe que hacer con ellos y empiezan los problemas, entonces es cuando empiezan las demandas, algunas por una cifra «simbólica» como la de la francesa esa que estuvo secuestrada aquí, llamada Ingrid Betancourt. Luego entonces los lanzamientos de los libros, claro, pero en esos libros nunca dicen nada. Son odas heroicas cuyo objetivo es convencer a los lectores y a ellos mismos de verdades a medias y parcializadas, que no revelan el lado más oscuro del secuestro.

https://twitter.com/#!/JUANDEMARKOXXX/status/187143687313170432

La mejor manera de criticar es mediante el humor, entre risas se dicen muchas verdades, entre chanza y chanza se llega al meollo del asunto. No es una falta de respeto señalar lo que en realidad significan esas liberaciones, no es una falta de respeto no querer olvidar la barbarie de las farc. Ahora al que lo hieran las susceptibilidades es porque en definitiva en realidad es muy iluso para creer que esos asesinos en realidad quieren la paz, siendo que lo que sucede es que ya han dejado el secuestro a un lado como fuente de financiamiento y se han aliado con bandas criminales para explotar el negocio de la droga, así nunca habrá paz. Pero eso es lo que algunos se resignan a entender.

https://twitter.com/#!/El_Webmaster/status/187048763926384640

https://twitter.com/#!/leonardoh35/status/187010469930876930

También es una forma de apuntar a lo mucho que ha cambiado el mundo y el país en estos años, muchos cambios, pero así mismo como las cosas siguen muy parecidas. Pero en fin, el hecho de que sean los que critican este hashtag convertido en Trending Topic sean tan intolerantes que hasta son capaces de esto:

https://twitter.com/#!/CamiCabrera123/status/187015389010604032

La idea siempre fue divertirnos, ver el lado amable de un hecho que a la hora de la verdad tiene sus intereses oscuros detrás.

La Educación En Colombia: Cantidad Sobre Calidad.

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Para el gobierno Santos este sería el escenario perfecto.

El Tratado de Comercio de Colombia (TLC) con la economía más grande del planeta (Estados Unidos) es prácticamente un hecho. Pero en lugar de prepararnos para este evento maximizando la calidad de la educación, el gobierno de Juan Manuel Santos, por medio de su Ministra de Educación, María Fernanda Campos, están haciendo un esfuerzo desmedido por bajar todos los estándares de calidad con el fin de satisfacer metas porcentuales, inflar estadísticas para que este país parezca ante el mundo mejor de lo que realmente es.

Es un hecho fuera de discusión que la educación pública en los niveles de primaria y secundaria en Colombia es un chiste cuando se le compara con los niveles que existian antes de que un pelmazo como Andrés Pastrana pusiera un pie en la Casa de Nariño. Desde la administración Pastrana se encargaron de hacer inflar como sea, las cifras sobre la presencia y permanencia de estudiantes en las instituciones educativas. Para lograrlo se les ocurrieron un par de ideas geniales. La primera, en lugar de crear cursos de máximo cuarenta estudiantes, se obligó a los colegios a subir esta cuota de estudiantes por grupo (eso sí, sin invertir en calidad de las aulas) y es por eso que hoy en día se ven situaciones tan rídiculas como 70 estudiantes compartiendo una clase, tratando de aprender algo en medio del hacinamiento y la incomodidad. Y segundo, obligaron a todas las secretarías de educación y por tanto a todos los colegios a NO permitir que los estudiantes perdieran el año, y que se les garatizara COMO FUERA su permanencia en la institución so pena de sanciones y acusaciones de violación de derechos en caso contrario.

tontos
La educación en Colombia necesita cura, no maquillaje como quieren estos dos personajes.

Estas dos medidas, han causado un caos de espanto en las instituciones educativas, que sumadas con otros factores como que los padres de hoy en día no les importan un pito los hijos que traen al mundo, han bajado enormemente la calidad de la educación.

Durante el gobierno de Uribe la política se mantuvo y dentro de los pocos cambios positivos se cuenta el de la meritocracia para asignar las plazas dentro de las instituciones, lo cual fue una EXCELENTE idea, puesto que algunos docentes que se encontraban dando clase, por ejemplo de Inglés entendían lo mismo o menos que los estudiantes a los que pretendían enseñar.

Ahora Santos, que es de la misma onda elitista de Pastrana, quieren terminar de joder la educación en este país aplicando las misma políticas con un par de adiciones fenomenales que terminaran por hundir la educación y de paso a la competitividad de nuestro país en un foso sin fondo.

Las Universidades Públicas, a diferencia de los colegios o de algunas universidades privadas, funcionan como un filtro regulatorio. No es cualquier perro el que pasa en una universidad pública, hay que tener cacumen para por lo menos entrar. Y segundo los que entran se enfrentan a un estilo educativo exigente y demandante que no todos pueden soportar, por lo que el que no tiene madera para pararse firme termina retirándose. Medidas como el retiro forzoso de estudiantes que repiten 3 o 4 veces una asignatura y/o tenga un promedio acumulado bajo 3.0 son medidas efectivas para mantener una calidad relativamente alta.

No quiero decir con eso que se deba efectuar una discriminación basada en el coeficiente intelectual de los individuos o de su capacidad intelectual, pero hay que enfrentar el hecho de que todos no nacieron para ser doctores, ingenieros o abogados. La educación superior, se debe garantizar a todos aquellos que se la merezcan, NO a todo el que se gana un devaluado cartón de bachiller.

En lugar de querer garantizarle un precioso título universitario a personas que no tienen ni el talante, ni la inteligencia, ni la formación para ser profesionales, debería la Ministra preocuparse por los miles de buenos estudiantes que si están en los colegios y que se deben quedar en sus casas, en el campo o de mototaxis en las ciudades, y que les ganan el cupo por desinformación o por falta de planificación y conexión entre el nivel de secundaria y el nivel superior.

De todas maneras, el que quiera graduarse que al menos pague los 2, 3, 4 o 5 Millones que cuesta un semestre en una universidad privada, pero que exista un esfuerzo, así sea económico y no académico para que no sea cualquier idiota que no sabe ni donde está parado el que se gradúe (o lo gradúen) a la fuerza.

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Es por estos gobiernos de pacotilla que el país no progresa. Es como una mujer enferma que en lugar de buscar la cura para su problema, usa todo el maquillaje que tiene para ocultar su condición. Así no se puede, así no son las cosas.