¿Es Realmente La Pobreza La Causa De La Inseguridad?

Viernes 21 de Marzo de 2014. 2:45 a.m y el sosiego de una plácida noche de sueño está a punto de terminar. Gritos, luces de colores y sirenas se cuelan en medio de la ventana revelando el perturbador suceso que acaece justo allí afuera. Me asomo a la ventana aún atontando por la somnolencia. Mal contados debe haber unos 15 policías. Y unos 6 de ellos rodean a alguien, arrastrándolo por la calle. El muchacho se resiste, no debe tener más de veinte años y tiene suficiente fuerza como para complicarle el trabajo a los 6 uniformados. Al final lo logran subir a la patrulla, con tanta fuerza que se escucha el golpe con el que cae sobre el piso del vehículo. La patrulla arranca, igual que la camioneta y la multitud de motos de la fuerza pública que llegaron al lugar. Se escuchan las palabra «muchacha», «celular» y «atraco». Pero el show aún no termina. Antes de que se vaya la última motocicleta, llega una mujer gritando como loca. «¡Mi hijo ¿dónde está mi hijo?!» Le informan lo sucedido, su hijo ha sido apresado con otro muchacho, por robo e intento de homicidio. La mujer se resiste a creer y remata con la ya mítica frase «¡Les voy a poner una demanda!».

El hecho causó tanta conmoción, que los diarios locales informaron de la noticia pocas horas después a través de sus portales en Internet, indicando, por supuesto los nombres de los presuntos ladrones y un detalle preliminar de sus crímenes: dos asaltos a mano armada, uno de ellos dejando una víctima gravemente herida. Todo por un puto celular. Me entero que uno de los sindicados, al que vi siendo arrastrado hasta la patrulla, vive a menos de 200 metros de mi domicilio.  No resulta difícil localizarlo en facebook, a él y a su compañero de desgracia y luego de ver varias de sus fotos lo primero que se me pasa por la mente es «No tienen pinta de ladrones».

Es allí donde me empiezo a preguntar ¿Qué hace que dos muchachos de 18 años, con la vida por delante y con todo el potencial del mundo, sin problemas económicos en su hogares, sin pasar hambre, con el apoyo de una familia amorosa, terminen convertidos en ladrones y asesinos, repudiados públicamente?

El lunes siguiente voy a trabajar, aún con esa pregunta dando vueltas por mi cabeza, cuando escucho sobre el ataque con armas de fuego a un grupo de jóvenes, dos de ellos menores de edad. Dos murieron y el otro quedó gravemente herido. ¿Motivo? Problemas de drogas. Al igual que los muchachos del atraco, eran jóvenes con familias funcionales que los apoyaban en todo sentido.  Y al igual que los muchachos del atraco, estos jóvenes tenían serios problemas con las drogas ilícitas. La pregunta que ya recorría mis pensamientos a toda velocidad, muta inexorablemente.

¿Qué hace que muchachos de no más de 18 años, con la vida por delante y con todo el potencial del mundo, sin problemas económicos, sin pasar hambre, con familias funcionales, terminen metidos en tantos problemas relacionados con drogas ilícitas?

La Opinión Pública ha sido manipulada para que crea que todos los problemas de inseguridad en las calles, empezando con los robos y asesinatos que se derivan de estos, son el coletazo del monstruo de la pobreza, pero viendo los antecedentes de los pocos criminales que logran capturar y de los que se ven envueltos en espeluznantes tramas de ajuste de cuentas, se logra apreciar que este no es un problema que viene de los cinturones de miseria. Estos jóvenes que salen a atracar con un arma en la mano, lista para disparar, ya no vienen de las estigmatizadas comunas y los sectores de invasión, vienen de los sectores de la clase trabajadora e incluso de la clase acomodada.

El consumo de drogas es un problema que ha aumentado exponencialmente la inseguridad.

Los vemos sonrientes en sus fotos de facebook, abrazando a sus familiares, a sus amigos, bien vestidos, con tanta salud y juventud que parece imposible que estén desesperados por comida, o por deudas, o por compromisos de algún tipo. Son jóvenes a los que sus familias les dan todo. Y es allí donde quizás radica el problema. Estamos viendo crecer una generación a la que papi y mami con el pretexto de que «No quiero que mi hijo pase trabajos», ha desprendido de la idea de la responsabilidad, por lo que creen tener el derecho de cruzar la linea de lo legal sin problemas.

Matoneo, agresiones sexuales, consumo de drogas, robos y asesinato, justo en ese orden estamos perdiendo a una juventud que se supone será la base de la pirámide demográfica en unos cuantos años, de la que irónicamente dependerá nuestro bienestar cuando lleguemos a la senectud y justo son esas conductas las que vuelven inseguras a nuestras ciudades y no son causa de la pobreza, son causa de la mala crianza y la falta de responsabilidad paternal sobre los niños y adolescentes en todos los estratos, que provocan reacciones como la de la madre del presunto ladrón, que vi corriendo desesperada aquella noche de insomnio fortuito, aún sin poder creer de todo lo que fue capaz su adorado retoño.

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Minifaldas: Entre El Sexismo y La Cordura.

Una de las cosas que me preocupa más de vivir en Colombia es la tendencia, frecuente entre sus habitantes, de tener dobles estándares para todo: odiamos las corridas de toros, pero apoyamos el aborto; hacemos manifestaciones en contra de la corrupción, pero votamos siempre por los mismos; hablamos pestes los telenovelas de narcos y los realities, pero salimos en masa a verlos por las noches y por supuesto el «tema del momento» en las redes sociales y los medios de comunicación, el supuesto ataque sexual sobre una niña vestida de manera… «reveladora» en un famoso restaurante cerca de Bogotá, no podía ser la excepción de tal tendencia.

Justo por esa terrible dualidad decidí hacer una pregunta con doble intención esta misma tarde en la red social Twitter:

Todas las respuestas a dicha pregunta coincidieron en que habría que estar demente para salir a una calle peligrosa con dos accesorios de valor a simple vista. Los hechos son contundentes, tanto así que además de los 10 mandamientos que bajó Moisés del Monte Sinaí, hemos establecido un onceavo decimoprimer mandamiento que reza muy sabiamente «No dar papaya». ¿Por qué tenemos que tener cuidado en como salimos a la calle? Sencillamente porque no falta el ladrón que además de quitarte el smartphone o la cadena, termine dándote 20 puñaladas por la espalda por no querer soltarlos a tiempo.

¿Es posible aplicar la misma lógica a la forma en que las mujeres se visten? La respuesta es complicada, después de todo las mujeres tienen todo el derecho de salir a la calle como quieran sin que eso signifique que quieran tener sexo con todo el que se encuentren. Igual que todos tenemos derechos a sacar lo que queramos en la calle sin que eso signifique que queramos que todo el que nos encontremos nos robe.

Una ataque sexual en contra de una mujer NUNCA será culpa de ella, así como que alguien nos robe NUNCA será culpa nuestra, pero en definitiva hay que tener algo que parece que se les olvida a muchos y a muchas y eso es la prudencia…  y esto no se aplica sólo a las mujeres, sino también a los hombres. Nadie espera que vayamos a misa en calzoncillos, o que asistamos al trabajo en tanga narizona. Así mismo una mujer que vaya a un sitio frecuentado por hombres que NO conoce o NO conoce bien, en minifalda y/o sobretodo, se expone a que entre las miradas que suscita esté un pervertido o un violador, así como nosotros nos exponemos a que nos roben en una esquina si vamos caminando solos a altas horas de la noche.

Las ofendidísmas mujeres que consideran que tienen derecho a vestirse como les da la gana, donde les de la gana, creen que la mejor manera de solucionar el asunto es motivando a las mujeres a que no les de miedo salir a la calle con dos centímetros de falda. ¿Será que eso si ahuyentará a los pervertidos? O por el contrario ¿los atraerá? ¿Será que la manera de luchar contra el robo de celulares es sacarlos cada cinco minutos en cualquier parte?

Es cierto que no es justo que no podamos vestirnos como queramos (o como quiere la moda que nos vistamos) ni que podamos lucir y ostentar las cosas que conseguimos con cierto grado de esfuerzo, pero tampoco es justo con nosotros mismos que nos expongamos por pendejadas. Y esto no tiene nada que ver con ser un país subdesarrollado, en Suecia, en Canadá, en Japón, desgraciadamente las mujeres también son víctimas de ataque sexuales por el simple hecho de llamar su atención con escotes demasiado reveladores o faldas demasiado cortas.

https://twitter.com/bongmode/status/401071904351461376

¿Significa eso que las mujeres van a tener que ir con burka a rumbear? No, se trata de tomar precauciones. Si va a ir a rumbear medio desnuda, al menos considere la posibilidad de ir acompañada, de tomar poco o de no recibirle tragos a extraños, de no caminar por parajes solitarios a altas horas de la noche, o como dice el ya mencionado onceavo decimoprimer mandamiento sencillamente … «No dar papaya».

Si para conducir un automovil, usted se coloca el cinturón, o para conducir una motocicleta se coloca el casco protector ¿Por qué no tener un poco de cuidado con usted mismo? O como dicen los mayores ¿Por qué no evitarle males al cuerpo? ¿Por qué?