
Luego de ver la tan esperada precuela de «El Señor de los Anillos», titulada en español «El Hobbit» debo decir, con todo el dolor en el corazón, que es una de las películas más aburridas y malas que he visto en toda mi vida. «El Hobbit» es tan mala que logra incluso desafiar las leyes de la física, mientras la película está en pantalla el tiempo parece ir más lento que en el mundo exterior y cuando la película llega a su fin parece que hubiesen transcurrido horas, cuando en realidad sólo pasaron los 162 minutos de tortura que duro la cinta.
El problema número uno de «El Hobbit» es que en esencia no hay mucha historia que contar. No me he leído el libro original de Tolkien, pero se que es mucho menos extenso que «El Señor de los Anillos» y que no daba para hacer 2, ni mucho menos 3 películas. Las ganas de alargar la película se nota en los diálogos sin sentido, los paneos sobrantes y la inclusión de escenas que de no ser por el excelente antecedente de Jackson se hubiesen quedado en la sala de edición, como por ejemplo una en la que aparece Elijah Wood retomando el papel de Frodo.
Uno podría empezar a criticarle todo a la película, desde el uso indiscriminado de flashbacks, hasta la lentitud con la que transcurre la historia, pero de hecho las películas del «Señor de los Anillos» están hechas de la misma manera, pero la diferencia es que la trilogía que hizo famoso a Jackson había muchísima tela que cortar y había una coherencia asombrosa. El villano era claro, los motivos de los personajes aún más y su función dentro de la historia nunca fue redundante. En el Hobbit la coherencia se desmorona porque primero no se sabe ni quien es el villano. Está un Orco que todo el mundo creía muerto, un dragón que nunca se ve en pantalla y hasta Sauron es mencionado brevemente. Gollum, que es uno de los pocos puntos positivos de la película ve muy reducido su tiempo en pantalla.
El estilo back and forward de Jackson para organizar sus películas en esta sencillamente no funciona. Los 162 minutos de la cinta tampoco sirven para que el espectador se sienta identificado con los personajes. Martin Freeman (Bilbo) no genera ni la millonésima parte de la simpatía que generaban Elijah Wood, Dominic Monaghan, Sean Austin o Billy Boyd, además que como que ya estaba muy mayor para ese papel. Richard Armitage (Thorin) si bien tiene presencia en pantalla, deja mucho que desear con la construcción que hizo del personaje, haciéndolo odioso y antipático, muy diferente de los personajes de Sean Bean y Viggo Mortensen que tenían una connotación similar en «El Señor de los Anillos» y sin embargo eran mucho más agradables. Hasta Ian McKellen se nota diferente, si bien mantiene la chispa de Gandalf, se nota que ya realmente no está para esos trotes.

Hugo Weaving (Elrond) hace lo que puede, aunque fue a su personaje al que le dieron el dialogo más aburrido de la película. Cate Blanchet, impecable como siempre, gracias a Dios no le dieron mucho dialogo y esa mujer dice más con su actuación que con sus palabras, pero igual su rol dentro de la cinta es mínimo y hasta pudo ser fácilmente recortado sin problemas.
¿Puntos positivos para «El Hobbit»? Pues además de la actuación de Cate Blanchett, diría que quizás la fotografía o los efectos, pero ni tanto. Personalmente hubiese preferido quedarme con el buen recuerdo de la trilogía original de Jackson. El Hobbit no es una buena película y sirve muy bien de ejemplo de lo que NO se debe hacer ni en las secuelas, ni en las precuelas: tratar de repetir el éxito de una producción anterior copiando lo que pareció funcionar en la primera.
Calificación: 2.0/5.0
Pues es realmente lenta,le sobra una hora y la escena donde están cenando sobra,en cuanto a efectos como que no me sorprendieron del todo,y ademas esta nueva tecnología que usaron no le favorece en nada a la película.
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Tienes toda la razón.
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