¿De qué se trata la película?
Conocida por ser una experta en comunicarse y enfrentar espíritus malignos, Elise Rainier (Lin Shaye) deberá enfrentar, junto a sus fieles ayudantes Tucker (Angus Sampson) y Specs (Leigh Whannell), el demonio más poderoso de toda su carrera: el demonio detrás de sus propios temores y traumas infantiles, escondidos en una vieja casa en Nuevo México.
¿Qué razones hay para ver la película?
Sin duda alguna, la mejor razón para ver esta película es su protagonista Lin Shaye. A sus 74 años de edad, la actriz, originaria de Detroit, demuestra que se puede llegar a esa edad no sólo en excelente condición física para llevar a cuestas el peso de un blockbuster de terror de 10’000.000 de dólares, sino que puede dar cátedra en cada escena en la que aparece.
Así mismo, el director logra crear y generar una atmósfera de suspenso que consigue atrapar al espectador, de cualquier edad, que haya decidido ir a ver la película, que además tiene momentos que no tendrían nada que envidiarle al cine de horror icónico de los ochenta y los noventa.
¿Qué razones hay para NO ver la película?
Yo diría que la única razón que hay para no ver la película sería que empieza a caer en su propio agotamiento argumental. Recordemos que Elise Rainier murió en la PRIMERA película de Insidious, o La Noche del Demonio; apareció en la segunda en su forma juvenil y de fantasma; y luego en la tercera, en una historia que cronológicamente sucede años antes del Capítulo 1.
Aquí se notó bastante que por los lados de Blumhouse y de Sony ni sueñan con matar la gallina de los huevos de oro, y trajeron un reemplazo, ampliando el árbol familiar de Elise y recordando que por los lados de la familia Lambert no todo está liquidado. Pero teniendo en cuenta que lo de la familia Lambert es más bien aburrido, y que el reemplazo que le trajeron a Elise no da la talla, algunos podría considerar mejor quedarse con el buen recuerdo del Capítulo 3.
En resumen: La Noche del Demonio, La Última Llave es una excelente oportunidad para ver a Lin Shaye brillar a sus 74 años en un protagónico, desbaratando cualquier clase de mitos que dicen que hay que ser bella, delgada y joven para triunfar en Hollywood. Y lo mejor es verla en una película que aunque argumentalmente es deficiente, visualmente supera cualquier expectativa, teniendo en cuenta su presupuesto.