Dirigida por el alguna vez célebre Jon Turteltaub, y protagonizada por el británico Jason Statham, la china Li Bingbing y el estadounidense Rainn Wilson, Megalodón (Título original: The Meg) es lo que en otro tiempo llamarían una súper producción internacional, pero ¿Acaso Megalodón vive para ponerle fin a la fea racha de Jon Turteltaub? O mejor aún ¿Vive para darle un vuelco a la generalmente fastidiosa tendencia de híbridos chino-estadounidenses que no sirven para nada? A continuación las respuestas.
Megalodón cuenta la historia de Jonas Taylor (Statham) un rescatista experto en el salvamento de personal a altas profundidades a mar abierto. Sin embargo, luego de perder la mitad de la tripulación de un submarino, en las profundidades del Océano Pacífico, Jonas decide recluirse en las mieles del hedonismo en Tailandia, hasta que un incidente en un laboratorio experimental chino, obliga a sus antiguos colegas a reclutarlo nuevamente.
Con lo que ni Jonas ni sus colegas cuentan, es que este nuevo rescate está rodeado, además de problemas logísticos, de una criatura que se creía extinta desde hace millones de años, una especie de tiburón prehistórico gigante llamado … el Megalodón.
Visualmente la película está en el punto medio de una película de desastres de los años 1990s y una película de ciencia ficción de Netflix. Es decir, no hay una propuesta visual novedosa y la película se basa esencialmente en su propia grandilocuencia presupuestal. El drama consignado en el guión es cuando menos, muy poco trabajado, y cuando más, una completa colcha de retazos incapaz de generar una reacción coherente en el público. Y eso que algunas de las actuaciones no estuvieron tan mal, después de todo como la de Masi Oka, recordado por su papel de Hiro Nakamura en Héroes.
Megalodón se promociona como una película de terror, pero aquí el terror no se ve por ninguna parte, y al final se decanta por un estilo de comedia que termina de echar por la borda otro proyecto más concertado entre los estudios de producción chinos y los estudios de producción de Hollywood.
En resumen: Megalodón es otra gota más que cae sobre el vaso ya rebosado de las películas híbridas que pretenden impactar en mercados tan disímiles como el norteamericano y el chino. Van a tener que buscar otro método u otra fórmula porque esta sinceramente no les está funcionando. Recomendada si usted no tiene ningún otro plan, incluyendo el de irse a hacer una colonoscopia.