Dirigida por Maïmouna Doucouré, en su debut cinematográfico, Guapis (Título Internacional, Cuties – Título Original: Mignonnes) se ha convertido en el centro de una agria y repelente polémica en la que se debate si se trata de una apología a la pedofilia, al mostrar a niñas tan jóvenes siendo descaradamente sexualizadas, o si por el contrario, se trata de una llamada de atención a la sociedad que contribuye a que en el mundo real, en el 1.0, niñas tan jóvenes se sexualicen a sí mismas, sin ningún tipo de pudor.
Y precisamente, para entrar en detalles sobre esta película, para 1) entender un poco el contexto en el que narra su historia, 2) para concluir si realmente es una oda a la pedofilia, o una crítica social, y también de paso para 3) explicar ese final, para algunos tan confuso y ambiguo, a continuación y sin más preámbulos, damos inicio al Análisis y Explicación de… Guapis.
¿Realmente Guapis es una película que incita a la pedofilia?
Aquí la respuesta corta es sí, esta película, al igual que casi cualquier contenido que suben los menores de edad en Instagram , Facebook o Tik Tok, puede de hecho incitar a la pedofilia. Pero – y mucha atención a esto – hay una diferencia abismal entre incitar e invitar. ¿De qué rayos estoy hablando? Pues, ya les explico…
¿Realmente Guapis es una película que invita a la pedofilia?
Respuesta corta, no. Al igual que mucho del contenido polémico que suben muchos menores de edad en redes sociales, Guapis no pretende convertirse en material obsceno que los degenerados puedan usar para excitarse sexualmente. No.
La película, al igual que muchas otras obras del cine en su momento, cruza un límite para mostrar precisamente lo peligroso que resulta el poner el libre desarrollo de la personalidad, sobre un modelo de construcción moral de sus ciudadanos. Ese es, quizás, el punto crítico de la cinta, comprender cómo los menores de edad ya no distinguen claramente entre lo que está bien y lo que está mal, y miden eso no con un compás moral, sino simplemente mediante las sensaciones: si me hace sentir bien, está bien, pero si me hace sentir mal, está mal.
¿Tiene Guapis algún valor cinematográfico?
Totalmente. Guapis es un muy bien diseñado estudio de personajes, que crítica dos extremos claramente antagónicos: el primero, el del moldeamiento de los menores en la estricta línea de las tradiciones, asumiéndolos como parte de un cerrado colectivo cultural; y el segundo el de la deconstrucción total del individuo centrado únicamente en sus sensaciones, sin ningún tipo de compás moral.
Y esta es una reflexión muy profunda que deberíamos estarnos haciendo constantemente como miembros de una sociedad. Pero fuera de su núcleo metafísico, la película está muy bien lograda a nivel cinematográfico, aún con un presupuesto limitado, y con actrices bastante jóvenes logra entregar su polémico mensaje con gran precisión.
¿Cuál es el verdadero mensaje de Guapis?
Amy (Fathia Youssouf) es una niña de once años, inmigrante proveniente de Senegal, junto a su madre, su tía y sus hermanos. Sin embargo, la noticia de que su padre va a tener una nueva esposa, desconecta completamente a Amy de sus raíces. Y es que el asunto es que su padre no se va a divorciar de su madre, para casarse de nuevo, sino que el señor va a quedar con dos esposas, ambas viviendo dentro de la misma casa. Como si estuviera viviendo en cualquier aldea de Senegal.
Para Amy, que ama a su madre, y ha vivido en Francia donde las relaciones monógamas son la regla, la noticia de que su padre va a tener una segunda esposa, provoca un rechazo profundo por sus raíces senegalesas, y a su vez la necesidad profunda de sentirse bien.
Amy busca un modelo de felicidad, y ese modelo lo encuentra en Angélica (Médina El Aidi-Azouni) su vecina y compañera de escuela. Esa primera escena en la que vemos a Angélica bailando, a pesar de tener una vida bastante similar a la de Amy, es la que define toda la película. Para Amy, Angélica es su modelo a seguir, libre de las formalidades de su tradición cultural, donde hay poligamia, y las mujeres son sumisas por tradición, feliz porque está en contacto con su cuerpo, por ser la mejor versión de sí misma, al menos en la parte exterior.
Durante toda la película vemos a Amy buscando esa felicidad que no encuentra en casa, emulando a Angélica, y luego a su grupo de amigas, las Guapis. Pero en el camino, a medida que la fecha de la boda de su padre se acerca, Amy busca irse aún más al extremo, ya no es suficiente ser como Angélica, quiere ser mejor que Angélica y hacer todo lo que ella y su grupo de amigas jamás harían.
Vestirse de manera provocadora, bailar sensualmente y tomarse fotos obscenas para llamar la atención, es la droga que Amy utiliza para evadir la triste realidad: su padre dejará a su madre, a sus hermanos y a ella, como la segunda opción, luego de sus nuevas nupcias.
¿Qué significa el final de Guapis?
Al final de la película, Amy incluso llega a arrojar a una de sus compañeras, Yasmine a un río para lograr presentarse en el concurso de baile. Allí, la tremenda carga sexual del número de las Guapis provoca la repulsión del público, y es el momento en que finalmente Amy comprende que ha ido demasiado lejos.
Al igual que su madre y su tía aceptan ser meramente objetos de los deseos de los hombres, lo que ha hecho para alejarse de ese mundo, emular y superar a Angélica y las Guapis, sexualizándose y denigrándose a sí misma, la volvió a convertir en un objeto de los deseos de otras personas.
Amy corre de vuelta a casa de su madre, donde el otro extremo de su ambivalencia la espera, la tía de su madre la insulta e intenta atraerla nuevamente a su papel de mujer sumisa, que acepta todo lo que los hombres le imponen. Pero su madre, tiene un momento de claridad y comprende la raíz de todo: Amy ha hecho todo como un último acto de rebeldía contra la boda de su padre, y por ende de las tradiciones.
Para la madre de Amy, salirse de su papel sumiso es imposible, mucho más con tres hijos que deben ser alimentados, vestidos y sacados adelante, pero ella decide darle a Amy la oportunidad que ella nunca tuvo, la oportunidad de elegir su propio camino, mucho más ahora que ha observado que su hija es capaz de reconocer que ha hecho mal.
La otra escena clave de la película es cuando Amy ve los dos atuendos en su cama, el del baile del concurso, y el tradicional que va a vestir en el matrimonio de su padre. Amy decide no vestirse con ninguno de los dos, y simplemente busca su propio estilo. Y allí es cuando la vemos en la escena final, saltando la cuerda.
Es de notar también, en toda la película que Amy se ve feliz, sinceramente feliz. Finalmente tiene la oportunidad de ser ella misma en sus propios términos, no ser una fotocopia de su tía o de su madre – y ser un objeto que satisface los deseos de los hombres como esposa y madre -, ni tampoco una fotocopia de Angélica y las Guapis – y ser un objeto que satisface los deseos de los hombres, como un pedazo de carne sexual.
Amy, ahora tiene la oportunidad de satisfacerse y hacerse feliz, siempre y primero que todo, a sí misma, dentro de sus propios términos, y dentro de su propio y ahora recién adquirido, compás moral.
¿Preguntas? ¿Anotaciones? ¿Dudas? ¿Insultos? La sección de comentarios está abierta justo debajo de esta publicación para que la puedan utilizar a su gusto. No siendo más nos vemos en la próxima entrega de Análisis y Explicaciones en El Sabanero X.
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Muy bien Carlos.😎
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La línea que divide la incitación de la invitación, es muy delgada. Puedo enumerar un sinfín de escenas (incluso en las que no están bailando) en la que los encuadres priorizan, sin duda alguna, mostrar las formas del busto, de las piernas, del trasero de las niñas, una tras otra, de forma completamente innecesaria o relevante para la narrativa del filme.
Entonces me quedó claro que se trataba de un guiño, de una apología pedófila, bien simulada bajo el argumento de su guíón, el cual describes con total claridad, pero la pregunta simplemente es: ¿No podían habernos narrado el mismo argumento sin abusar del uso de escenas de híper-sexualizadas de estas pubertas?
La crítica a la ortodoxia queda muy clara y no necesita de mucho empuje bajo el contexto actual de la lucha feminista, pero ¿realmente resulta explícita la visión crítica hacia la híper-sexualización? Si la directora se tomó la molestia de ser tan explícita en sus encuadres, ¿no podía tomarse la molestia de hacer más explícita la crítica hacia toda esa híper-sexualización de la que abusa?
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