Mesías (Messiah) ^ ¿Por qué Rebecca es importante para los planes de al-Masih?

Los Iguero, una familia del sur de Texas, conformada por el reverendo Felix Iguero (John Ortiz), su esposa Anna (Melinda Page Hamilton) y su hija Rebecca (Stefania LaVie Owen) ven su vida cambiar por completo con la llegada del tornado que devastó su pequeño poblado, y con él la llegada de al-Masih.

El interés que parece tener al-Masih por la familia Iguero resulta inquietante, incluso para ellos mismos ¿cuál es el interés que tiene al-Masih por los Iguero?

Si hay algo que se puede decir de todo el asunto de al-Masih con los Iguero es que no hay casualidad, al-Masih los eligió y no con uno, sino con varios propositos.

El primer propósito, sin duda alguna es geográfico. Los Iguero, tal como lo anotó Eva, viven en Texas, un estado conocido por su altísima influencia religiosa, «donde la Biblia, aún significa algo», es el lugar perfecto para empezar a amasar una masa crítica de seguidores.

El segundo factor tiene que ver con la parte espiritual. No es casualidad que los Iguero, tanto por el lado de Felix, como por el lado del padre de Anna, estén conectados con la masificación del discurso religioso.

El tercer factor, y quizás el más importante es Rebecca. Aunque aún hay mucha tela que cortar sobre este personaje, uno de los propósitos que evidentemente tiene al-Masih con ella, es el que sirva de voz para su público en Estados Unidos, pero al parecer hay algo más.

Los ataque epilépticos de Rebecca son inusualmente acertados para predecir el futuro, lo que la ubicaría en la misma línea sobrenatural de al-Masih ¿Acaso está agendada para ser la esposa y madre de los potenciales hijos de Golshiri?

« ¿Por qué al-Masih representa una amenaza para el gobierno de Estados Unidos?

¿Qué significa el final de Messiah? »

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Un 11 De Septiembre, Hace 10 Años

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Aquel día debía hacer unos planos de dibujo técnico básico.

Aquel día, Martes, comenzó de la manera más normal. Nada, salvo algunos nubarrones que se asomaban tímidamente por el norte, parecía fuera de lugar aquella mañana. Me desperté temprano a desayunar, puesto que debía terminar varios planos que debía entregar para mi clase Dibujo Técnico en la tarde.

El televisor de la casa reposaba inerte sobre la mesa, hacía varios días que no encendía y no había sido llevado a que lo repararan, puesto que en aquella época era más económico mandarlo a arreglar que comprar uno nuevo, como sucede ahora.

Como remplazo para escuchar noticias y estar enterados de lo que sucedía en el mundo, mi madre encendía el equipo de sonido y sintonizaba la cadena básica de RCN en la radio.

Luego de desayunar, me lavé las manos para no estropear los planos que estaba haciendo. Me concentré en terminar los dibujos. El profesor no perdonaba lineas fuera de lugar, que se pasaran o que no se encontraran y verificaba el trabajo con una lupa. Nunca habría de sacar más de un 3.8 en esa asignatura. Apenas debía estar por la mitad del trabajo cuando escucho la voz de Juan Gossain hablando de un avión estrellado en el centro de Nueva York, en Manhattan. La primera imagen mental que se me vino no fue la de un avión de pasajeros estrellado en los emblemáticos símbolos de la Gran Manzana, sino más bien una avioneta o aeroplano, aterrizando, quizás a la fuerza en una de las calles de la rígida grilla de la isla de Manhattan. Pero no. Quise regresar a trabajar pero la voz de Juan Gossain parecía estar demasiado afectada para haberse tratado de algo trivial. La cosa era seria. Pregunté alarmado a mi madre sobre lo que relataba Juan Gossain y lo único que me pudo decir es que un avión de pasajeros se había estrellado contra una de las torres gemelas y que otro más se había chocado contra la otra. Recuerdo que incluso Juan Gossain había barajado la hipótesis de que fueran dos hechos accidentales y no premeditados, parecía que el suceso lo tenía nervioso.

Me acuerdo perfectamente de la hora, eran las 9 y 10 de la mañana, como pude me puse un pantalón y salí a casa de mi abuela a ver la noticia por televisión. Necesita ver para creer.

La mañana se había tornado lluviosa y se escuchaban los truenos y los relámpagos a millas de distancia. Para mi sorpresa, mi abuela no tenía encendido el televisor y la noticia parecía no afectarle en absoluto, lo único que le preocupaba era que los truenos le fueran a quemar el televisor, que ya debía tener como 30 años.

Entonces me dirigí al frente, a casa de mi tía, y en efecto en el pequeño televisor que poseían se veía claramente lo que había sucedido, el humo saliendo de los edificios, de los mismos que veía a cada rato en televisión, no había demasiada información, todo era especulativo… y los planos me estaban esperando.

Me devolví a mi casa y puse el equipo a todo volumen, mientras intentaba terminar mis deberes, escuché claramente a Pilar Castaño que estaba en Nueva York en esa época para la semana de la moda, su reportaje se reducía a ver las noticias de las cadenas estadounidenses desde su casa, aunque más tarde se atrevió a salir para dar la noticia que los posters del WTC, de las torres gemelas, se habían agotado.

Hasta la hora del almuerzo se había barajado teorías donde las palabras Medio Oriente, Islam y Árabe, se mencionaron varias veces, a las 12 en punto ya estaba listo para irme a la Universidad, apenas había ingresado un par de semanas antes, estaba en primer semestre.

Recuerdo que a esa hora, ya el sol brillaba muy fuerte. Tomé la buseta a un par de cuadras de la casa, recuerdo que llevaba mis elementos de dibujo que hacían un poco de estorbo. Algunos pasajeros comentaron el hecho, pero sin darle demasiada importancia. Pero la radio estaba encendida, era la única noticia de aquel día.

Luego de bajar de la buseta, seguí a pie. Debía caminar unas 14 cuadras a pie para llegar a la Universidad, afortunadamente me encontré con un compañero con el que comentaba la noticia, hasta bromeó sobre el asunto diciendo «Eso fueron las FARC».

Tenía tres clases ese día: Química, Biología y Dibujo. El profesor de Química habló del tema que obviamente tenía a todos los estudiantes consternados, pero dio su clase normalmente. El profesor de Biología ni siquiera tocó el tema. Y el de dibujo menos, creo que las notas de mis planos no pasaron de 3,3 aquel nefasto día.

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Imagenes como esta, quedan grabadas en la mente, apenas dando un vistazo de la magnitud de la tragedia.

Salí de clases a las 7 de la noche como era normal, con mis reglas, escuadras y lapices empacados en mi maletín. Caminé con un compañero que vive cerca de la casa y debíamos ir hasta el centro para tomar la buseta que nos llevaría al barrio, pero antes de llegar allí pasamos por un puesto de comidas rápidas donde había un televisor. Las imágenes eran aterradoras, gente saltando de los pisos elevados de las torras gemelas, prefiriendo la muerte rápida a una muerte lenta por cuenta del fuego y ya se empezaban a barajar nombres de culpables.

Llegué a la casa, cansado, un poco frustrado por las notas que recibí en los planos y sobre todo aterrorizado, las imágenes que había visto camino a casa eran espeluznantes. No había mucho más que hacer. Me recosté pensando que si eso había sucedido en el país más poderoso del mundo, la esperanza para nosotros en el resto del mundo empezaba a diluirse.

Apenas puedo creer que en poco más de una semana habrán transcurrido diez años, una década, en aquella época tenía 16 años. Aquella noche muchos pasarían la noche aterrorizados pensando que ya el fin estaba cerca. Pero 10 años después, aún estamos aquí. A duras penas. Y tu ¿Qué hacías el 11 de Septiembre de 2001?