¿Me creerían si les dijera que tengo una conexión especial con Ben-Hur? Ben-Hur, por supuesto la versión de 1959, fue la primera película que recuerdo haber visto en televisión, muy seguramente en algún jueves o viernes santo perdido de mi infancia y además la recuerdo muy bien porque era una de las favoritas de mi mamá, que solía hacer muchas referencias a ella.
Recuerdo muy especialmente la escena de la curación de las leprosas, una escena tan icónica que ha sido el molde que han utilizado otros directores para escenas claves de sus películas como, por ejemplo, Neil Jordan en Entrevista con el Vampiro y Quentin Tarantino, en la mayoría de sus largometrajes.
No hay ninguna discusión en que la Ben-Hur original es una de las mejores películas de toda la historia del cine, mucho más si le encimamos el hecho que la hicieron en una época en la que los que no había computadoras para generar efectos especiales, por lo que surgen dos preguntas respecto a la versión de 2016: ¿le hace esta nueva versión homenaje a la Ben-Hur original? y ¿era esta nueva versión realmente necesaria?
Ben-Hur (la nueva, no la original) cuenta la historia de los hermanos Judah Ben-Hur (Jack Huston) y Messala Severus (Toby Kebbell), este último quien creció en la noble casa de los Ben-Hur en Jerusalén luego de que su familia romana fuera puesta en vergüenza por la traición de su abuelo.
Sin embargo la relación fraternal entre Judah y Messala rápidamente sufre un agudo revés por cuenta de los divergentes intereses de ambos. Mientras Judah debe cumplir con su papel de príncipe y líder judío, Messala debe cumplir con su función de oficial invasor romano. La confrontación entre ambos llega a su punto más álgido cuando Messala descubre que Judah ha estado ocultando información sobre los zelotes, un grupo nacionalista extremista que amenaza el poder imperial de Roma.
A partir de allí Messala, usando todo su poder como funcionario de Roma, destruye por completo a su familia adoptiva, enviando a Judah como esclavo en las galeras romanas. Judah, quien a partir de entonces jura vengarse de su hermano, no le queda más opción que sobrevivir hasta que encuentre la manera de destruir a Messala.
Hay que reconocer que el planteamiento inicial de la película, donde Judah y Messala no son solamente amigos de infancia, sino hermanos fue un cambio en definitiva positivo, así mismo, la película logró condensar todo el drama político de la Judea Romana y trasladarlo a estos dos personajes. También de resaltar las puntuales apariciones de Jesús en medio del drama, que sirven justamente para entregar la premisa final de la película.
De hecho, creo que la película hizo un excelente trabajo adaptando una película de tres horas y media, a un formato más acorde con las expectativas del público contemporáneo. Sin embargo se cometieron un par de errores, que no pueden ser catalogados de otra forma que como huecos argumentales, que le restan bastante a lo que de otra manera hubiese sido una de las mejores películas de este año.
La dirección estuvo al nivel del carácter épico de la cinta, brindando una calidad cinematográfica acorde con los 100’000.000 de dólares del presupuesto, con unas escenas bien logradas, aunque quizás se hubiese esperando un poco más de las mismas, teniendo en cuenta que ya se habían visto en la Ben-Hur original.
Ahora, pasando a las actuaciones, creo que también estuvieron en el promedio esperado. De destacar la actuación de Rodrigo Santoro como Jesús, y ahí seguidito Toby Kebbel que interpretó un villano muy humano, y por supuesto Jack Huston. Ayelet Zurer, también como siempre haciendo una interpretación magistral. ¿Y Morgan Freeman? Pues, haciendo el mismo papel de siempre. ¿O alguien lo ha visto encarnando a otra persona que no sea él mismo con diferente vestuario?
Sin embargo la parte más importante de esta película es su premisa y es la de que «el amor logra mucho más que el odio», precisamente el mensaje que entrega Jesús en sus puntuales apariciones en la película y premisa con la que el largometraje se compromete a tal punto que comete un par de errores en el camino, incluyendo lo extremadamente conveniente y cómodo del final. Aunque se lo perdono por una escena en la que cierto cuchillo cae al piso, que sin duda alguna refleja el mensaje que quiere entregar el director.
Una película que, contestando a las preguntas que hice al inicio, sí rinde homenaje a la cinta original, dándole un aire contemporáneo, agradable para las nuevas generaciones que nunca oyeron hablar de Ben-Hur, por lo cuál pienso que en cierta medida si era necesaria.
4,42 / 5,00