¿Qué tal es la película? ^ Nadie sabe para quién trabaja.

crítica nadie sabe para quien trabaja

¿De qué se trata la película?

Arturo (Robinson Díaz), un tramitador bogotano, de la peor calaña que alguien se pueda imaginar, cree que se le ha aparecido la virgen cuando Simón (Adolfo Aguilar), un ciudadano peruano, aparece en su oficina pidiendo ayuda para reclamar la herencia de un anciano al cual estaba cuidando y cuya fortuna asciende a más de 3 millones de dólares.

Intentando que el dinero no vaya a parar a manos del Estado, en vista que el anciano no dejó testamento, Arturo elabora una complicada artimaña para reclamar la herencia con ayuda de Antonia (Jessica Cediel) una contadora con serios problemas personales. Sin embargo, todas las víctimas que Arturo deja en el camino con el fin de poner sus garras en la herencia, podrían al final desbaratar toda la artimaña con consecuencias nefastas para él.

¿Qué razones hay para ver la película?

Siendo yo uno de los críticos más feroces de la mediocridad del cine colombiano, debo reconocer que esta película no sólo es tolerable, sino que tanto narrativa, como visualmente no está nada mal. Si bien por todos es conocido el talento de Robinson Díaz, tanto así que su personaje sinceramente a veces produce hasta miedo en esta película, la verdadera revelación es Jessica Cediel. No sé si es por un buen trabajo de ella, del director o de post-producción, pero evidentemente la Cediel dejó muy atrás aquellas épocas oscuras en las que sus nalgas mal operadas habían sido el centro de atención y ahora demuestra no sólo que tiene buena presencia y carisma en pantalla, sino que lo hace con una buena construcción de personajes.

Así mismo, creo que para todos los colombianos y latinoamericanos en general, resulta una tarea interesante vernos reflejados en el espejo de esta película y empezar a darnos cuenta que la tal malicia indígena, o el hecho de creernos los más avispados y los más vivos, es en realidad una característica más del tercermundismo mental que no deja avanzar a nuestros países.

¿Qué razones hay para NO ver la película?

La única razón que se me ocurre para no ver esta película es que sigue un patrón semejante al de otras películas colombianas, en el sentido que es una tragicomedia, en la que el personaje principal, luego de casi tocar el cielo con las manos terminó arrastrándose en el peor de los fangos. Sin embargo, Harold Trompetero logra manejar esta situación con un excelente tacto.

Así mismo, si usted es de esos patrioteros que se molesta cuando le muestran la realidad de su país y su ciudad en la cara y sale a gritar a los cuatro vientos que por qué no muestran lo bueno del país, cuando en los noticieros sale que los cultivos de coca andan disparados, entonces mejor quédese viviendo como Tito Nieves: en su mundo de mentiras, fabricando fantasías para no llorar.

En resumen: Nadie sabe para quién trabaja es un ejercicio cinematográfico interesante en el que el director propone nuevas alternativas narrativas y visuales a la basura navideña que saca Dago García y encima con un mensaje que invita a la reflexión que como sociedad colombiana y latinoamericana debemos hacer y que a muchos no les gusta.

3,64 / 5,00

★★★★

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