Se acabaron las vacaciones de Semana Santa y mientras preparo la reseña sobre mi viaje a la región del Amazonas y la triple frontera, debo ponerme al día con las reseñas que se me quedaron en el tintero antes de salir de viaje, la primera de ellas con una temática bastante polémica ¿El nombre del libro? Bastante elocuente: Los hombres no van juntos a cine.
Stiles & Derek de la serie de MTV Teen Wolf, en analogía a Arturo y Emilio en Los hombres no van juntos a cine.
Diciembre de 2006. Cúcuta se encuentra en un estado de tensión histórica. El equipo local, el Cúcuta Deportivo ha clasificado a la final, y en caso de ganar el partido frente al Deportes Tolima, sería su primer campeonato nacional. En medio de la locura previa y posterior al partido, Arturo Valdez, un adolescente aficionado a la lectura vivirá la semana más Continúa leyendo Reseñas X (Libros) ^ «Los hombres no van juntos a cine» de Manuel Valdivieso.
Portada original en francés de «Las cosas que no nos dijimos» de Marc Levy.
Cuándo Joanne Rowling vio el sueño de toda su vida convertirse en realidad, en el momento en que la editorial británica Bloomsbury lanzó finalmente su libro «Harry Potter y la Piedra Filosofal», no se imaginó el impacto que esa obra tendría no solamente en los lectores y en ella misma, sino en toda la industria editorial y fílmica del mundo.
Era 1997, y el mundo literalmente todavía estaba CONTINÚA LEYENDO
En un mundo donde todo el mundo hace trampa, y el que no hace, sueña y babea por hacerlo ¿será posible hacerle trampa a los libros?
A principios de año me puse como meta leer al menos 6 libros en el transcurso de este año, leí el primero hace dos meses comprado en un supermercado, forrado en plástico y oliendo a nuevo, y el segundo manoseado, sacado de una biblioteca a la que todo el mundo va a leer el periódico para ahorrarse el fastidio de comprarlo. La gran pregunta entonces era ¿Cuál sería el tercero? Ya estaba aburrido de andar leyendo best-sellers estadounidenses y me dije a mi mismo «¿Por qué no leer a un autor colombiano?» Y me decidí entonces por Fernando Vallejo, con la sorpresa de que el señor en cuestión renunció a ser colombiano, dizque por que aquí la gente es muy bruta, bueno aún así decidí ver que tanto podía enseñarme este señor y que mejor que empezar por su biografía.
«El río del tiempo», como la Biblia, es un libro compuesto de otros libros, en este caso de varias novelas en la que el escritor de origen antioqueño narra las diversas etapas de su vida. Entonces decidí que cada uno de esos segmentos auto-biográficos valdrían como un libro para mi cuenta final, quizás después de todo no sólo cumpliría la meta, sino que también la superaría. Amanecerá y veremos.
La primera novela que compone «El Río del Tiempo» se titula «Los días azules». Más que una narrativa linear, diría que es un monólogo semi-ficticio de los días de niñez de Vallejo. La historia se compone más de temas y personajes, que de hechos y situaciones, como un rompecabezas que se va armando por diferentes partes para llegar a una conclusión llena de emoción.
Emoción es precisamente lo que transmite Vallejo en esta novela, las primera páginas son para morirse de la risa, mientras que a medida que avanza y llega a su parte final, son las lágrimas las que hacen su aparición. Es en serio. La forma en que el escritor hace su viaje personal en el tiempo para encontrarse con el niño de su pasado, involucrando a su familia, a su Medellín, a su Antioquia, a sus costumbres, a Colombia, es tan nítida y clara que es posible ubicarse en esos lugares y hasta verle la cara a sus protagonistas. A mi pasó, especialmente con uno de sus personajes, «Elenita», que para mi representa la soledad en su máxima expresión humana y que está amarrado a un sentimiento mucho más intenso y profundo: el amor.
Quedé con muchas ganas de seguir leyendo, la segunda parte («El Fuego Interior») relata la juventud de Vallejo y promete mucho más. Leer biografías, sirve para darse cuenta de que no hay vida que no merezca ser contada y leída,sólo que nosotros, sumergidos en las arenas de la rutina no tenemos el tiempo de pensar en eso.
¿Santa Anita?
PD: En otro post dedicado a Vallejo hablaré un poco de su «anti-colombianismo», eso es harina de otro costal.