Empiezo esta reseña confesando que NUNCA, hasta hace unas horas, había visto NADA relacionado con Winnie the Pooh, ni series, ni películas, ni cuadernos, ni morrales. Nada. Sabía que existía el producto, así como se que existen las películas azeríes, armenias o uzbekas, pero de ahí a tener contacto con él, jamás. Entonces habiendo hecho esa aclaración, doy mi opinión sobre la cinta, sin entrar a comparar con materiales asociados. ¡Empecemos!
Christopher Robin cuenta la historia de (¡Oh sorpresa!) Christopher Robin (Ewan McGregor) el jefe del departamento de eficiencia de Winslow, una empresa londinense dedicada a fabricar equipajes. La película empieza con una trama que ya está más trillada que el Plop! de Condorito, que es la del padre que dedica tanto tiempo a su trabajo que no tiene tiempo de atender a la esposa y a la hija.
Y siguiendo con la trilladera, resulta que la mejor manera para encauzar a Christopher es que reaparezca su viejo amigo Winnie the Pooh, un osito de peluche que habla por algún tipo de magia, que no quiero ni preguntar de dónde sale. Y por supuesto, que se embarquen en una aventura donde todo se soluciona con buenas intenciones, canciones y ¡globos de colores!
Realmente no sé a qué le apunta Disney con películas como esta, o como Un Viaje en el Tiempo. Supongo que como ya se ganan la montaña de millones con el Universo Marvel y con las secuelas de Star Wars, puede invertir un poco en su legado de empresa afín a los valores familiares, pero tal y como sucedió con Un Viaje en el Tiempo, los resultados son desastrosos.
La película presenta muy bien la atmósfera de una Londres posguerra, pero la efectividad del contexto geográfico no se ve respaldada por un buen guión. La trama es deficiente y quizás apropiada para una audiencia de 1940 o algo por el estilo, pero a fecha de 2018 resulta a decir verdad, tonta, meliflua y empalagante.
Los personajes, reales o de peluche generar CERO empatía en el público. Se nota que Ewan McGregor le metió la ficha, pero la que debe usar en obras de teatro, porque no nos digamos mentiras, estas actuaciones no son dignas de una película de 75 millones de dólares. Hayley Atwell, más encasillada en su papel de mujer de los años 1950s no puede estar. Los antagonistas son risibles, pero no más que el desenlace final.
Realmente pensé, cuando entré a ver la cinta que iba a tocar alguna fibra, como bien parecía ser el caso cuando vi el trailer, pero en definitiva es una decepción más de Disney.
En Resumen: Christopher Robin es otro intento fracasado de Disney de poner en relevancia sus viejas franquicias, con el ánimo de revivir nostalgias, y generar nuevos seguidores, pero en este caso, y como bien les ha sucedido en numerosas ocasiones (¿cierto John Carter?) todo se fue al bote de la basura.