No pude ignorar la gran cantidad de gente que aprovechando los 20 años de la Constitución Política de Colombia, se dedicaron a alabar el texto (¡Y a Cesar Gaviria! Que descaro), recalcando sus fortalezas y de lo mucho que ha avanzado Colombia desde que se promulgó la carta por allá, en la peor época del Narcotráfico y peor de la Narcopolítica en nuestro país.
No se si es que la mayoría de estas personas que tan buen concepto tienen de nuestra Carta Magna están mal informados o definitivamente están mal informando a los que se quieran comer semejante cuento chino.

Primero que todo, quizás le sorprenda saber que en este mundo donde hay de todo, también hay países que no tienen constitución y lo más asombroso es que parece que muchas veces funcionan mejor que aquellos que no tienen. No soy abogado, ni mucho menos especializado en asuntos constitucionales pero el hecho que el Reino Unido, Nueva Zelanda e Israel no tengan constitución deja sin piso el argumento que un país sin constitución es un país sin leyes.
Ahora, alguien con más conocimientos que yo sobre el tema, me dijo alguna vez que una constitución debe cumplir ciertos requisitos básicos, entre los que citó: «La Constitución debe conocer el carácter y la cultura del pueblo», «La Constitución debe ser concisa» y «La Constitución debe ser respaldada por la disciplina del pueblo». Nuestra adorada constitución adolece de todos esos factores.
Primero que todo, la constitución que tenemos actualmente parece estar hecha para una utópica sociedad nórdica o algo así, desconoce por completo el carácter de los ciudadanos colombianos (ni hablemos de la cultura, en un país tan «multicultural» como dicen algunos) a menos que vivamos en una especie de fantasía comunista llena de individuos movidos por el deseo de ayudar al prójimo, (sí, cómo no) y que yo no me haya dado cuenta.
La segunda condición, la constitución debe ser un documento conciso, fundamental, nuclear, central, de el se deben desprender todas las leyes habidas y por haber, pero en el caso de la Constitución del 1991 parece que lo entendieron al revés. No sólo la Constitución Colombiana es la más larga y extensa del hemisferio occidental y sus alrededores, sino que hay meten una cantidad de carreta, que si bien no es que sea necesariamente mala, sencillamente no debería estar ahí. No es sino tomar en las manos una Constitución y ver qué del Título I al VIII echan una carreta que a duras penas se ve reflejada en la pura y simple realidad cotidiana y ¿qué decir del Título IX en adelante? Que aburrimiento, no creo que un escolar de menos de 10 años se mame la galleta de leer semejante texto tan complicado y aburrido. Y después más de uno anda poniendo el grito en el cielo, que los ciudadanos no conocen su constitución.
Pero la gota que rebosa el vaso es el último, la Constitución debe ser respaldada por la disciplina popular. En un país donde todo el mundo se quiere pasar las leyes por la faja, donde se ha impuesta la cultura de «Yo no soy pendejo» y de «No dar papaya» y peor donde la justicia sólo puede tacharse de ineficiente y ridícula, donde todos queremos ser los más avivatos y sacarle partido a todo, así sea ilegal, la constitución y por ende las leyes se reducen a un montón de papeles inútiles que sólo los abogados leen y eso porque de eso comen. Mucha de esa indisciplina viene de los dos primeros factores, la constitución es carreta y las leyes que tenemos no tienen que ver con nuestro carácter como ciudadanos.
Ahora esa perla que tenemos como constitución ¿de donde salió? ¿Sabía usted que en la asamblea que la redactó había guerrilleros del M-19, de los mismos que asaltaron el Palacio de Justicia? ¿Sabía usted que en inicio prohibía la extradición de narcotraficantes? ¿Sabía usted que nuestra Carta Magna original quedó con Fé de Erratas? Que Vergüenza. Es muy bien sabido que esa la Asamblea Constituyente fue producto de un pacto (vergonzoso) del gobierno Gaviria, primero con el M-19 que puso de condición muchos puestos en la misma para el cese al fuego, así es, una guerrilla izquierdista, que se asoció con los no pocos elementos simpatizantes con el comunismo que ya había dentro de (por ejemplo) el Partido Liberal. Imagínense ustedes si hoy día las FARC tuviesen la cachaza de redactarnos una constitución. Y ni hablar de la plática (que no debió ser poca) que metió ahí Pablo Escobar.
Entonces no sorprende que hoy en día haya tanto alboroto y tanta dificultad para bombardear y exterminar guerrilleros y criminales asesinos. Jesús Vallejo Mejía lo expone muy claramente en su articulo «Las Dos Fuentes de La Constitución de 1991»:
«La influencia del M-19, conjugada con la de sectores izquierdistas del Partido Liberal, se puso de manifiesto en el cúmulo de cortapisas que se contemplaron en el texto constitucional respecto de los poderes gubernamentales para el manejo del orden público. Ello explica por qué ahora que el Gobierno y el Congreso pretenden que se declare que Colombia vive un conflicto armado interno, no es posible enfrentarlo mediante el Estado de Conmoción Interior, pues los lineamientos de éste fueron trazados con los representantes de la guerrilla, que lo privaron de eficacia, fuera de que el desarrollo jurisprudencial de sus textos ha quedado en manos de una Corte Constitucional que hasta no hace mucho estaba liderada por magistrados de extracción izquierdista y bastante politizados por cierto.»
Entonces toda la fama de la Constitución del ’91 se debe a un elemento que también es cuando menos cuestionable: La Tutela, no y es que las Cortes andan felices mochando y recortando la plata del presupuesto que supuestamente es sagrada para pagarle las cirugías estéticas y los tratamientos dentales a cuanto pelagatos se le da por poner la tutela, y eso sin contar como es en realidad el proceso, donde la primera línea de respuesta es hecha por aprendices y pasantes. No más ahí se las dejo.
Por último, sólo me queda decir que una constitución que meta a Dios desde el preámbulo, no tiene la menor credibilidad para mi, y que conste que los mismos que redactaron ese preámbulo, eran los que se estaban dándose golpes de pecho y rasgándose las vestiduras porque Uribe ofreció una oración al Altísimo por el rescate de policías y militares, el día que Ingrid Betancourt recuperó la libertad. Es ahí donde se comprueba la doble moral y la hipocresía de la sociedad de nuestro país. Queda la duda de si lo que es inviable es nuestro país como dicen muchos, o si será solamente la Constitución.
Feliz Solsticio de Verano para todos.