Acuerdos Santos-FARC: Análisis y Explicación ^ Parte 3/6 (Fin del Conflicto)

El tercer punto del acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC es quizás uno de los más complejos de digerir, por el hecho que engloba dos momentos muy diferentes, lo que debe suceder ANTES de que las partes den por finalizado el «Conflicto» y en segundo lugar, lo que debe suceder DESPUÉS.  Y ambos momentos en el acuerdo están lo suficientemente detallados como para volarle la paciencia al Santo Job. Por lo tanto el análisis lo voy a dividir en esas dos partes, para que sea más digerible.

tercer-punto

ANTES

Lo que debe suceder ANTES de ponerle fin al conflicto, bueno además de un compromiso de no agresión que ya está en pie, es la entrega de las armas por parte de las FARC. O bueno, no la entrega, sino la DEJACIÓN. En eso el acuerdo es muy específico. Las FARC no van a entregar las armas, las van a dejar en unos contenedores, ubicados en unas zonas muy especiales llamadas Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) y allí las recibirá un grupo de la ONU, o bueno, no de la ONU, sino de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC)… donde para nadie es un secreto que quien manda es Nicolás Maduro desde Venezuela.

En fin, asumamos que ni Nicolás Maduro, ni los Castro, ni Daniel Oretga, ni Rafael Correa, ni Evo Morales tienen interés alguno en lo que suceda en esas zonas y van a mandar una comisión para que apoye el proceso. Estos comisionados de la CELAC recibirán las armas que terminarán fundidas en 3 monumentos, que esperamos no sean como el monumento que le hizo Chávez a Manuel Marulanda. Porque hasta eso puede suceder.

El resto ya ha salido bastante en televisión. Los campamentos de las FARC en las ZVTN no podrán estar cerca de la población civil, estarán acompañados de observadores de la ONU, o sea de la CELAC, luego estarán rodeados de una comisión tripartita Gobierno-FARC-ONU y finalmente estarán protegidos por el ejército nacional.

Si las cosas se dan como está escrito en el acuerdo, todo va de maravilla, es decir, las FARC tras un periodo de 180 días concentrados en una zona acordonada, entregarán las armas. Fabuloso ¿no? Pero aquí hay dos peros. A estas ZVTN (que hasta ahora son 24) van a entrar no sólo los guerrilleros que están en el monte, sino todos los guerrilleros amnistiados que en este momento están en las cárceles. Hablaremos en mucho detalle de cuales son estos delitos «amnistiables» en el análisis del próximo punto, pero son en esencia delitos asociados al conflicto que no sean de lesa humanidad. ¿Cómo cuales? Eh, bueno… el cultivo y venta de drogas, los daños a la infraestructura, la extorsión y el robo. Para nombrar algunos.

Y el segundo pero pasa porque por cada ZTVN va a haber 10 guerrilleros que podrán movilizarse libremente por el departamento donde su ubica el campamento. Además de un número mucho mayor que podrá hacerlo a nivel nacional. Estas zonas son unas cosas que a nivel jurídico son bastante raras. En primer lugar, para que el Estado pueda hacer presencia efectiva allí, digamos, en caso de que un guerrillero viole a una de sus compañeros, la guerrillera en cuestión tiene que pedir permiso a la comisión tripartita para salir de la ZTVN y en el caso de que le acepten la solicitud, la comisión de la fiscalía también tiene que pedir permiso a dicha comisión para ingresar. Y lo mejor del cuento es que ambos casos la comisión puede decir NO.

Hasta aquí esta parte del acuerdo no me termina de convencer ni para un lado, ni para el otro. Al menos en la parte agraria, los términos positivos superaban a los negativos, pero aquí están en un equilibrio bastante incómodo. Así, que por lo menos hasta aquí le doy 0.25 puntos al SÍ y 0.25 puntos al NO. Ahora hablemos de lo que debe suceder DESPUÉS.

DESPUÉS.

Lo interesante de esta parte del tercer punto es que se supone que asume que todo salió súper bien, que en las ZTVN todo fue paz y armonía y que en el plebiscito todo el mundo voto SÍ. Bueno, no los podemos juzgar por ser optimistas ¿o sí? En fin, este DESPUÉS está vinculado con la participación en política de las FARC y ese es (en teoría) el precio que debe pagar la sociedad colombiana para que ellos dejen de matar, de secuestrar, de cultivar drogas, de venderlas, de hacer minería ilegal, de exterminar indígenas, de extorsionar comerciantes… etc, etc, etc. Sí, el acuerdo implica que para que las FARC dejen de hacer TODO eso hay que darles participación en política.

Hablemos del partido político que van a formar las FARC luego de los acuerdos, repito si todo sale bien… llamémoslo EPP «El Partido de Piedad». Ya de entrada el EPP tendrá unas gabelas que lo ponen en clara ventaja sobre todos los demás.

  1. El EPP no debe tener un número mínimo de afiliados.
  2. El EPP recibirá el 15% del presupuesto que se asigne a todos los partidos, 10% para el funcionamiento y el 5% restante para divulgación.
  3. El EPP tendrá 5 curules garantizadas en el Senado y 5 en la Cámara, que no estarán sujetas a umbrales, ni a ninguna de esas cosas que se inventaron para garantizar la democracia representativa.
  4. El EPP tendrá un puesto en el Consejo Nacional Electoral, donde tendrá voz, pero no voto.

Este es quizás el punto con el que estoy más en desacuerdo. No me parece que para que los miembros de las FARC se ajusten no sólo a la ley, sino a los principios elementales de la calidad humana que son NO MATAR, NO TORTURAR y NO DESTRUIR a otras personas haya que fracturar de esa manera la democracia de este país, que ya de por sí está bastante deteriorada. Pero mejor sigo que aún no hemos terminado.

Así mismo los miembros de las FARC tendrán derecho a:

  1. Conformar una organización sin ánimo de lucro destinada a promover sus ideas en un centro de pensamiento y formación política. Que no me cabe la menor duda será un centro donde le digan a la gente que no hay que trabajar, que el gobierno los debe mantener, mientras ellos fuman marihuana todo el día.
  2. Las FARC (o EPP) conformarán una empresa de Economía Solidaria para que todos los guerrilleros puedan ejecutar un proyecto productivo, con un capital semilla de 8’000.000 de pesos. Y adivinen de dónde va a salir esa cantidad de plata multiplicada por los 7.000-10.000 guerrilleros…
  3. Los miembros de las FARC recibirán el 90% de un salario mínimo legal vigente durante dos años, en el caso de que no cuenten con un empleo. Y por supuesto tendrán muchas motivaciones para salir a buscar trabajo si…
  4. Tienen derecho además a 2’000.000 por el simple hecho de entregar las armas.

Y es aquí otro punto en el que no estoy de acuerdo. Ya en otra publicación había hablado de que estoy dispuesto a que se les de un perdón universal a los miembros de las FARC, y hasta de que se les deje participar en política, siempre dentro de las reglas ya existentes. Pero ¿entregarle un plan de bienestar social completo a un grupo de personas que está por fuera de la ley? ¿no hay millones de ciudadanos que esperan al menos algunos de estos beneficios? ¿Cuántos desempleados no aspirarían a que por un periodo de dos años les entregaran el 90% de un mínimo? ¿O 10’000.000 para iniciar algún tipo de proyecto? Y lo del Centro de pensamiento y formación política es apenas la cereza que adorna el pastel.

El resto del acuerdo es bastante raro. Es una especie de catarsis anti-paramilitar en la que se le pide al gobierno que erradique de la faz de la tierra a cualquiera que haya tenido que ver con estas organizaciones. Bueno, obviamente no esas palabras, pero sí exigen un compromiso de re-revisar todos los procesos con estos grupos, incluyendo el de Justicia y Paz. Y es preocupante porque a partir de esta última parte del acuerdo se podría desencadenar una cacería de brujas donde justos paguen por pecadores. Y eso no es todo.

Como complemento a esta catarsis de venganza anti-paramilitar, las FARC exigen primero que todo un cuerpo élite de la policía, que vendría a complementar todo el esquema de «alertas tempranas» que ya vimos en el Punto 2, es decir las FARC podrán contar con la garantía de que le pueden arruinar la vida a cualquiera por dos frentes diferentes y encima contarán con un cuerpo élite que contará en toda su estructura jerárquica con miembros de esta organización. Dicho en otros términos se hará un híbrido guerrilla-estado para proteger no sólo a la guerrilla sino a todo su séquito de organizaciones sociales. No sé cuál de las dos mitades de ese híbrido es más espeluznante.

Y por si fuera poco, el acuerdo estipula que el gobierno proporcionará herramientas y recursos suficientes (3.4.7.3.5), para que los ex-miembros de la guerrilla, los integrantes del nuevo partido, y por supuesto de sus organizaciones sociales afines, puedan autoprotegerse. No sé por qué me da la impresión de que estas herramientas de autoprotección no son precisamente clases de Judo o de Pilates.

Finalizada esta última parte del análisis, en la que por supuesto le doy los 0,5 al no, las cosas quedaría así en la puntuación final.

SÍ (1.25)NO (1.75)

 

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