En 2015, Guy Ritchie, quien siempre ha sido, es y será recordado más como uno de los ex-maridos de Madonna, que como un cineasta serio, dirigió la adaptación a la Pantalla Grande de El Agente de CIPOL (Título original: The Man from U.N.C.L.E). Y en aquel momento me costó mucho trabajo comprender por qué, a pesar de ser una película visualmente atractiva, entretenida, divertida y con un tema interesante, la crítica la despreció tanto. Hoy, luego de ver la que debe ser como la trigésima versión cinematográfica de la leyenda del Rey Arturo, dirigida por el mismo Ritchie, puedo entender a la perfección por qué el grueso de los expertos se dedicaron a destruir la mencionada cinta hace dos años.

El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada (Título original: King Arthur: Legend of the Sword) cuenta la historia la familia Pendragon: Uther (Eric Bana), rey de Camelot, su hijo Arthur y su hermano Vortigern (Jude Law), quienes enfrentan la amenaza del poderoso mago Mordred y sus criatura sobrenaturales que amenazan toda la vida en el reino.

Sin embargo, a pesar de la derrota de Uther sobre Mordred, Camelot cae en una época de oscuridad luego que Uther y su reina son asesinados y el pequeño príncipe es dado por muerto. En realidad crece bajo la protección de un grupo de prostitutas en un burdel en Londinium (viejo nombre de Londres) y logra, a pesar de todas sus desventajas, convertirse en una importante figura en el esquema de negocios de la ciudad.

Pero pronto, Arthur tendrá que enfrentar no sólo las consecuencias de ser el heredero legítimo de Camelot, sino que deberá encontrar los recuerdos perdidos la noche en que murieron sus padres, para evitar que un mal aún más poderoso se pose sobre Camelot y todo lo que lo rodea.

La historia, por supuesto, no tiene nada de originalidad. E incluso los cambios que le hicieron a la historia, como que Vortigern ahora es hermano de Uther y tío de Arthur, no aportan nada significativamente nuevo a la historia. Sobre la dirección de Guy Ritchie se puede decir que es supremamente mediocre en esta cinta. En la parte de encuadres, Ritchie parece estar confundido entre un enfoque épico, un enfoque fantástico y un enfoque de comedia, y al final no se decide por nada de nada. Y ni hablemos de los saltos cronológicos.

Los saltos cronológicos son una técnica que usan directores, como Christopher Nolan o Quentin Tarantino, para generar clímax más reveladores y expresivos y que generen cierta sorpresa en el espectador, pero Ritchie aquí malinterpretó, abusó y denigró una figura que para otros es tan valiosa en el séptimo arte. No es que la película sea difícil de entender por los constantes saltos de un momento a otro, y el rompecabezas que arma el director, sino que lo hace de manera tan frecuente en la película que sencillamente el espectador se aburre de ver la misma técnica una y otra vez sin descanso.

Además de eso, la película se prolonga por dos horas eternas donde el espectador en todo momento, sabe, calcula, o al menos se imagina exactamente que es lo que va a suceder al final. Además, sí, se sabe que es una obra de fantasía, pero con fuertes raíces en los mitos fundacionales de la Gran Bretaña ¿Qué necesidad hay de un elenco racialmente diverso? Es como si aquí en Colombia se hiciera una película de Bachué, y que la diosa chibcha fuera encarnada por Jennifer Lawrence. Eso simplemente no tiene ni pies ni cabeza.

Las actuaciones son buenas, pero el asunto es que la película está tan mal construida, que aún si hubiesen traído al mismísimo Christian Bale a encarnar al Rey Arturo las cosas hubiesen resultado exactamente igual. ¿Y cuál es la premisa de la película? No sé cuál de las aparentes premisas es peor, si la de la que «tú vales por tu linaje», o la de que «la mejor manera de salir adelante es convirtiéndote en criminal», o la de «acude a fuerzas sobrenaturales para solucionar tus problemas». Porque fuera de eso no hay nada más que se haya visto como una premisa estructural de la película.

Espero que Guy Ritchie reflexione y no convierta a Aladdin, su próxima película, en un adefesio igual de espantoso que este.

P.D. Le hubiese ido mejor a Charlie Hunman con 50 Sombras de Grey, que con esta porquería.

1,59 / 5,00

★★★★★