Dirigida por el novato Otto Bathurst, más conocido por sus participaciones como director en episodios de Black Mirror, y otras series que sólo han visto del otro lado del charco, Robin Hood es una aproximación cuando menos extraña a la leyenda del justiciero enmascarado que roba a los ricos, para regalarle a los pobres… es decir la premisa perfecta para engatusar al público Millenial con su cuento de la Justicia Social. Sin embargo Robin Hood, sorprendentemente, resulta mucho más complejo que eso.
¿Funciona esa nueva aproximación en pantalla? ¿Podrán revivir la franquicia de Robin Hood para las nuevas generaciones? A continuación las respuestas.
¿De qué se trata Robin Hood (2018)?
Robin de Loxley (Taron Egerton) es un noble inglés, enfocado en el disfrute de su herencia y en su nuevo interés romántico, la exquisita Marian (Eve Hewson), hasta que por decreto del alguacil de Nottingham, su ciudad natal, debe marchar a Medio Oriente a luchar en las cruzadas contra el control del Islam en las llamadas ciudades sagradas.
Pronto, la crueldad de la guerra orilla a Robin a apreciar la vida desde una perspectiva diferente, razón por la que llama la atención del guerrero musulmán Yahya (Jamie Foxx) quien de vuelta a Inglaterra está dispuesto a ayudar a Robin a recuperar su vida, a cambio de darle una ventaja a su facción en la guerra.
Con lo que no cuentan ni Robin, ni Yahya (John) es con el poder de la conspiración organizada por la Iglesia en compañía del alguacil (Ben Mendehlson), que podría no sólo destruir la nueva cruzada de Robin, sino a todo Nottingham.
¿Qué tiene de bueno Robin Hood (2018)?
Hay que decir que uno de los puntos positivos de la película es el tono. La película aborda temas álgidos como la injusticia, la segregación y la conspiración política con una seriedad apenas justa para su género. Esto logra que los villanos estén muy bien estructurados y sobre todo sean creíbles. Algo que no se ve con mucha frecuencia en este tipo de películas. Si no me creen, échenle una miradita al Universo Cinematográfico de Marvel y sus villanos de pacotilla.
Así mismo, se nota un buen cuidado en el manejo de la fotografía y el manejo de los escenarios. El director logra darle una aproximación moderna a una historia antigua, aunque las decisiones que tomó bien podrían parecer polémicas.
¿Qué tiene de malo Robin Hood (2018)?
De los aspectos no tan positivos de la películas podría contar que en su afán por modernizar la historia, se toman una serie de libertades que pueden resultar bastante extrañas, por no decir otra cosa.
En primer lugar, resulta cuando menos polémico que se usen actores afrodescendientes como labriegos ingleses en el año 1100, cuando en Europa ni conocían que existía más tierra debajo de las arenas del Sahara. Por ese mismo lado, también resalta demasiado el atuendo de los protagonistas: cuero limpio y brillante, con apliques de alta costura, cuando en esa época, si acaso lo que hacían era matar el animal y echarse el cuero hediondo como sea encima.
Otro punto que pudo mejorar la película son las actuaciones. Egerton hace un trabajo decente, pero le falta mucho peso para soportar el protagónico de un Blockbuster. Jamie Foxx, demostrando que su Premio Oscar bien pudo ser más bien casualidad, y del resto ¿qué podemos decir? Con anotar que Jamie Dornan tuvo una mejor actuación en Cincuenta Sombras de Grey.
En resumen ¿Vale la pena ver Robin Hood (2018)?
Sí. Es una película que a pesar de sus obvias falencias, presenta un contexto histórico interesante que mezclado con unas buenas secuencias de acción, consigue atrapar al espectador.
¿Cuál es la calificación de Robin Hood (2018)?
3,35 / 5,00
★★★