El Gigantesco Hueco De Juan Manuel Santos

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La caída mundial de los precios del petróleo, además de tener al borde de la locura a los regímenes cuasi-dictatoriales de Venezuela, Rusia e Irán, y por ahí derecho también al de Cuba, reveló en Colombia una realidad que el «señor» presidente de Colombia se dedicó o ocultar durante cuatro años, al menos para aquellos que se echaron tierra en los ojos para no ver: el país se encuentra al borde de una crisis fiscal sin precedentes.

Y no estamos hablando sólo del gigantesco hueco fiscal reportado oficialmente que se eleva a 12,5 billones de pesos, pero que según Eduardo Sarmiento podría ascender a 17 billones, sino el incremento escandaloso de la deuda externa colombiana que a finales del gobierno de Uribe terminó aproximadamente en 60 mil millones de dólares (Fuente: Banco Mundial) y que en cuatro años Santos ha elevado hasta casi los 100 mil millones de dólares. (Fuente: Banco Mundial).

Pero vamos a poner las cosas en contexto. Imagínese que usted se gana un salario neto de 6 410 000 pesos al mes, pero sus gastos mensuales equivalen a  6 595 000 pesos, evidentemente hay un problema porque está gastando más de lo que gana ¿Qué haría usted en ese momento? ¿Pedir plata prestada?, pero resulta pasa y acontece que usted tiene una deuda de 2 000 000 pesos y el banco no le presta más si le muestra evidencias de que no va a gastar más de lo que gana, para garantizar el pago. Pero apenas el banco hace una inspección se da cuenta que compró a crédito un carro nuevo, puso al niño en un colegio privado y le paga el trago a su hermano alcohólico.  ¿Cree usted que el banco le va a prestar?

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Pues en esa misma situación estamos en Colombia. En las cuatro años del gobierno de Santos, el gasto público se ha disparado a niveles dramáticos y no precisamente en rubros indiscutiblemente necesarios como la salud, la educación y la seguridad, sino en regalar la plata del estado para apagar temporalmente los paros de todos los sectores, feriar subsidios y regalar casas, para aceitar la maquinaria corrupta y clientelista de las regiones, de la que se sirvió para reelegirse y en crear una política de reparación de víctimas completamente desbordada, que culpa al Estado hasta de la Conquista Española. ¿Y cuál es la magnífica solución de Juan Manuel Santos para solventar el hueco fiscal que se incrementa con cada dólar que baja el barril de petróleo y que no puede tapar pidiendo plata prestada? Pues precisamente lo que en más de una ocasión prometió que no haría, subir los impuestos.

Pero para los que ya andan saltando de la alegría creyendo que la reforma tributaria «es sólo para los ricos», deberían escuchar las palabras del Ministerio de Hacienda y la DIAN, que manifiestan que el objetivo es «aumentar la base tributaria», es decir pedir más impuestos a más gente por más cosas… O sea, además del IVA, la sobretasa a la gasolina, el cuatro por mil, los parafiscales (sin contar el impuesto predial para los que tienen vivienda, o el de industria y comercio para los que se atreven a tener un negocio) el gobierno pretende que los ciudadanos de a pie paguemos las consecuencias de su política de estar regalando la plata a diestra y siniestra, con plata contante y sonante que tengamos que pagarle a la DIAN.

Pero no todo está perdido. Ya que hay TANTOS ciudadanos tan comprometidos con el proyecto santista, con su «paz» y con su política de reparación a las víctimas y de casas gratis  ¿Por qué no le donan uno o dos meses de su sueldo al presidente para que pueda tapar el gigantesco hueco que le ha dejado al país? Sería apenas lo lógico, luego de que le hicieran campaña, votaran por él y celebraran su victoria. Sería apenas lo lógico.

Si les gusta tanto ¿Por qué no le donan un mes de su sueldo?
Si les gusta tanto ¿Por qué no le donan un mes de su sueldo?

Felices Cuatro Años de M…

Dedicatoria: Con mucho amor para mis amigos Bobo-Santistas.

Hoy, 7 de Agosto de 2014 les tengo dos noticias, una buena y otra mala ¿Cuál quieren primero? La buena, ok, empecemos con la buena: hoy, luego de 1461 días de negociaciones con asesinos, resultados paupérrimos en educación, compra de votos, clientelismo, paros en todos lados, deterioro de la seguridad, de la infraestructura vial e inacción frente a los eventos climáticos, entre otras perlas, termina el gobierno de Juan Manuel Santos. La mala noticia es que a partir de hoy empiezan otros 1461 días de lo mismo, claro que todo elevado a alguna potencia mayor que 2, porque a diferencia de los cuatro años anteriores, Santos no va estar tratando de lucir bien  como hasta ahora para ganar votos.

Sólo en este país macondiano,  donde la realidad parece todos los días superar la ficción, un inepto de la calaña de Juan Manuel Santos, que no hizo nada en 4 años, puede ganar la reelección por más de 900.000 votos. Pero esto no es tan sorprendente si analizamos la taxonomía de los 7,816,986 votantes del hoy reelecto presidente.

Por un lado tenemos a todos aquellos que votaron por él porque recibían algún tipo de beneficio económico, político o personal, por supuesto ahí tenemos a nuestro amigo Gustavo Petro, que a pesar de ser tan inepto como Santos, todavía tenía unos votos que ponerle, siempre y cuando el presidente se quedara calladito e inoperante (su estado natural) frente a los procesos de destitución y revocatoria en su contra. En ese mismo grupo tenemos a los «honorables» Ñoño Elias y Musa Besaile, que a pesar de que en cuatro años no hicieron nada en el congreso, en la pasada elección de senado obtuvieron las mayores votaciones por cuenta de los enormes «cupos indicativos» (léase MERMELADA) (¿) que usaron para andar pagando voluntades y favores en las elecciones (?) ¡Qué democrático!.

MermeladaPor ahí mismo, aunque con mucha menos plata, los empleados de los distintos (y fracasados) programas gubernamentales y por supuesto (no podían faltar) los beneficiarios de las famosas «casas gratis», que puede que no tengan ni agua, ni luz, ni gas… ni transporte público, ni alumbrado público, ni vías…  pero que al menos es una casa y si no votaban por Santos los sacaban de allí a las patadas.  Pero ni con todo este montón de maromas antidemocráticas, Santos tenía la victoria asegurada, necesitaban el centavo para el peso, el último empujoncito y es allí donde la Ola Bobo-Santista llegó al rescate.

«¿La Ola Bobo-Santista? Pero ¿Qué es eso?» podrían preguntar algunos. Sencillo.

Bobo-Santista: (n) Dícese de aquel individuo que a pesar de clamar a diestra y siniestra que no es Santista, le hizo campaña a Santos, votó por Santos y celebró la victoria de Santos, dizque porque era el candidato de la paz (a pesar de que en su mandato la guerra se ha recrudecido) pero que en realidad lo hicieron porque odian a Uribe con toda su alma.

«Bueno, ya sabemos que es un Bobo-Santista, pero ¿Por qué es una «ola»?» Fácil, porque justo en el momento en que alguien se atreve a criticar alguna de las muchas estupideces que comete el presidente Santos, los Bobo-Santistas aparecen en cónclave con el mismo argumento «Peor era Uribe»… y cuando alguien le señala que votaron por Santos, salen con el cuento de «Yo no voté por Santos, voté en contra de Uribe», tan genios, como si eso no hubiese venido siendo lo mismo.

 

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«Bobo-Santista» descripción gráfica.

Pero hoy no es día de estar reclamándole nada a los Bobo-Santistas (entre los que se encuentran muchos simpatizantes de Petro, o Petro-Bobo-Santistas) hoy es día de felicitarlos, que gracias a su decisivo voto, hoy SU presidente (de ellos, mio no) toma posesión de su cargo, para darnos la bienvenida, no al futuro, como solía decir su gran aliado político y responsable de la crisis económica de los ’90, Cesar Gaviria, sino a la M…

¡Felices Cuatro Años!

Bobo Santistas

Ensayos Electorales (Parte 5): La Paz de las FARC.

Soy Colombiano. Y no hay nada que me emocione más que viajar por mi país. Desde los paisajes desérticos de la Guajira hasta los desfiladeros de miedo en la Cordillera Oriental, pasando por las hermosas plantaciones del Eje Cafetero, dudo mucho que haya un lugar en el Planeta Tierra que encierre tanta belleza como este rincón en el que tengo el privilegio de habitar. No creo que exista en el planeta Tierra un lugar donde la gente esté tan dispuesta a ser feliz, a divertirse, a ser libre, a dejar atrás todo. Y yo, como el resto de los casi 50 millones de colombianos, nunca he vivido en un país en paz. Y me pregunto cómo sería vivir en un país maravilloso como este, si encima no tuviéramos que preocuparnos por la guerra, por los balas, por los secuestros, por la violencia. Yo también quiero paz. Pero así como quiero la paz, estoy 100% convencido de que la paz que Juan Manuel Santos nos quiere meter por los ojos y sobre la cuál quiere basar su reelección, no es el camino para ese país maravilloso que yo y tantos millones de colombianos hemos soñado.

Las FARC nacieron del hecho violento más nefasto del Siglo XX: el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán (el del billete de mil), candidato liberal, muy al estilo provocador de Gustavo Petro, que prometía acabar con la injusticia social, ayudar a los pobres y todo ese discurso revolucionario que bien hizo famoso a  Juan Domingo Perón y su señora esposa. Gaitán polarizó a Colombia, igual que lo hace ahora Petro, y por eso su muerte desencadenó una ola de violencia que se extiende hasta nuestros días.

Pero no fue el asesinato de Gaitán per se, el causante de la aparición de las FARC, fue la sensación de injusticia que provocó que nunca se esclareciera por completo el crimen, o al menos no como todo el mundo esperaba que se resolviera. Tal como hoy en día todos estamos seguros que Laura Moreno y Carlos Cárdenas tuvieron que ver con la muerte de Luis Andrés Colmenares, en esa época todo el mundo estaba seguro que «los conservadores» (así, en general) habían estado detrás de la muerte de Gaitán y no estaba dispuestos a aceptar otra respuesta. Este vacío de justicia y el profundo abandono en el que se encontraba (al igual que ahora) el sector rural , fueron la semilla que dio origen a las FARC.

Hoy, casi 70 años después de la muerte de Gaitán y a escasos minutos de cerrarse las urnas de la segunda vuelta presidencial de 2014, se habla de paz, como si con el acuerdo, las firmas y hasta el referendo que hagan los colombianos de dicho proceso, la paz fuera a reinar por siempre en nuestro país.

No, la paz, en el caso que estuviéramos dispuestos a creer en las intenciones de paz de las FARC, no proviene de la firma de un montón de papeles en La Habana. Proviene de la justicia, misma que no sólo no se está negociando con las Cuba, sino que está completamente ausente de la faz del territorio colombiano. Pero empecemos con la guerrilla.

Para los que creen que sólo porque las FARC firmen un papel,estarán absueltas de 60 años de crímenes monstruosos, están muy equivocados. Existen demasiados colombianos, muchos con cierto grado de poder, que tocados por la infamia de las FARC (secuestros, asesinatos, robos, etc) no estarían dispuestos a dejarse salir con la suya a esos mismos que salen sonriendo para la foto en La Habana. Y habremos pasado más tiempo en un proceso de paz, que en esa misma paz.

Y por fuera de las FARC, la creciente injusticia que vemos a diario. Ladrones y asesinos que salen libres, juicios que favorecen a los más ricos, una justicia contaminada y sucia que sólo deja en la cabeza de los colombianos la idea de que hay que hacer algo, algo urgente y radical para cambiar las cosas de una vez por todas. Y será la justicia, más que la desigualdad o el hambre las que definirán un proceso de cambio que estará muy lejos de ser pacífico.

El Paro Agrario fue apenas un pequeño sorbo de lo que se viene para Colombia si encima de que no hay justicia, hay impunidad para unos pocos, sobre todo si es un grupo criminal de 60 años. En este momento se cierra las urnas, y Colombia habrá tomado la decisión final que definirá su destino en el futuro cercano. Ojalá el candidato que gane comprenda que la única manera de alcanzar la paz es brindándole justicia al pueblo.

Amanecerá y veremos.

Las 20 Personalidades Más Influyentes De La Política en Colombia (Y Su Primer Tweet).

Hoy, 21 de Marzo de 2014, Twitter ha lanzado una aplicación que nos permite ver el primer tweet de cualquier usuario en Twitter, y buscando precisamente ese primer tweet de las personalidades más prominentes de la política colombiana nos podemos llevar una que otra sorpresa.

1. Álvaro Uribe.

Parece que al principio no era él quien manejaba la cuenta.

2.  Juan Manuel Santos.

Y luego dice que no se reeligió con los votos de Uribe.

3.  Gustavo Petro.

De mucho no le sirvió y ahora inhabilitado por 15 años, menos.

4.  Francisco Santos.

Leal como siempre.

5. Iván Cepeda Castro.

¿Será que este señor no duerme pensando en Álvaro Uribe? Que miedo.

6.  Germán Vargas Lleras.

Cuando no se había vendido a Santos y tenía ideales.

7. Enrique Peñalosa.

¿Habrá algún segundo de los últimos años en que Peñalosa no haya estado en campaña?

8.  Clara Lopez.

WTF?

9.  Marta Lucía Ramirez

Su primer tweet fue el contacto con un seguidor. Que gran ejemplo.

10.  Jorge Robledo

Nada como una indirecta para arrancar en Twitter ¿Quién será «ya saben quién»? Será Petro que es el que no se despega de Twitter.

11.  Claudia Lopez

No sé, pero me encanta esta mujer.

12.  Angelino Garzón.

Pobre Angelino, no vio venir la puñalada por la espalda de Santos.

13.  Antanas Mockus.

El mejor tweet de inicio de todo el grupo, un saludo afectuoso y caluroso.

14.  Sergio Fajardo.

Académico como siempre.

15.  Camilo Romero.

Tan obvio él.

16. Ernesto Samper.

Ya sabemos de donde saca Juan Manuel Santos sus maravillosas ideas.

17. Simon Gaviria.

Su twitter no es un reflejo de sus opiniones sino una pantalla de marketing.

18.  Armando Benedetti.

Tan liberal él.

19. Carlos Galán.

Al menos reporta que está haciendo algo.

20. José Obdulio Gaviria.

¿Quién lo diría? El primer tweet de José Obdulio fue un saludo efusivo… nada radical.

¿El Uribismo En Crisis?

El anuncio del ex-presidente Álvaro Uribe Velez de lanzarse nuevamente a la arena política, esta vez como candidato al Senado de la República, ha sido tomado como una excelente noticia por parte de varios sectores de la opinión pública, pero podría no ser tan buen presagio como auguran algunos.

¿Es la candidatura del Uribe al senado una jugada desperada?

Compartiendo muchas de las ideas del ex-presidente Uribe, sobre todo en lo referente a la posición frente a la guerrilla y la seguridad democrática, yo podría ser fácilmente catalogado como uribista, pero ni siquiera este rótulo me impide ver lo que algunos triunfalistas pasan por alto y es que el uribismo está en crisis. El uribismo está hundiéndose lentamente en un cruel marasmo político víctima de un serio déficit de liderazgo; y es que fuera del mismo Uribe, esta colectividad está prácticamente acéfala.

Muy lejos quedaron aquellos tiempos en que los destinos del uribismo parecía tener continuidad con Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras como paladines dentro de el entonces popularísimo movimiento. No pasó mucho tiempo en que estos herederos «naturales» como se les llamó alguna vez se salieran de la sombrilla del uribismo demostrando que sólo habían estado al lado del presidente Uribe para beneficiarse del caudal político y de la popularidad del mandatario, tanto que una vez alcanzaron el poder se pasaron a defender las tesis opuestas a las del ex-presidente. Si ha habido oportunistas en la historia de la politiquería   política en Colombia han sido esos dos. Pero mucho me temo que la lista es más larga de lo que se creía.

Francisco Santos, Oscar Iván Zuluaga, Luis Alfredo Ramos (preso) y Carlos Holmes son los candidatos que más «suenan» para una consulta popular dentro del movimiento (que ni siquiera ha sido avalado) y precisamente por lo que se caracterizan todos ellos es por una falta de carisma, de presencia, de liderazgo que resulta inusual, más cuando por lo general salen a dar declaraciones después que Uribe se ha manifestado (no sin polémica) sobre diversos asuntos, por lo general en Twitter. Hace casi 4 años advertí de los peligros que implicaba elegir a Juan Manuel Santos como presidente y hoy nuevamente pongo en tela de juicio la lealtad de estos nuevos candidatos, por las misma razón: una vez que estén en el poder desecharán a Uribe tal y como Vargas Lleras y Santos lo hicieron.

¿Se puede confiar en alguno de ellos?

¿Se quedó sin opciones el uribismo entonces? No, pero irónicamente esas opciones NO están dentro del Centro Democrático, están en el partido conservador. Marta Lucía Ramirez (ex-Ministra de defensa) y José Felix Lafaurie (Presidente de Fedegan) tienen todo lo que le falta a los candidatos del CD, tienen presencia, iniciativa, carisma y sobre todo tiene una gran cercanía ideológica con el presidente Uribe, que evidentemente no es meramente convenenciera, como si se podría decir de los otros.

Es ese marasmo y falta de liderazgo dentro de sus propios toldas lo que ha forzado a Uribe a lanzarse al Senado, lo cuál parece una jugada desesperada. A Uribe no le esperan flores en el congreso y mucho me temo que diversos actores de la política nacional lo van a utilizar como chivo expiatorio y cortina de humo, para que al final nadie sea culpable de nada y Uribe sea el culpable de todo. Aún así, no quedaban muchas opciones. Unos resultados adversos en las elecciones de senado y presidencia serían el fin del uribismo y en consecuencia el fortalecimiento de otras posiciones apaciguadoras, favorables a los intereses de la guerrilla y de países extranjeros que podrían poner en riesgo la soberanía y la integridad territorial de nuestro país. ¿Qué queda por hacer entonces? Esperar que los conservadores y el Centro Democrático firmen una alianza y que entre las dos colectividades saquen un candidato fuerte que, confiando en la sabiduría del pueblo colombiano, logre la tan anhelada silla presidencial en el Palacio de Nariño.

¿Estará la respuesta por estos lados? Muy probablemente.