¿De qué va la película?
La próspera, pacífica y bastante predecible aldea de los Pitufos entra en un periodo de crisis luego que Pitufina decida escapar tras verificar que no encaja en la definición académica de un Pitufo. A partir de allí, y en compañía de Filosofo, Fortachón y Tontín, Pitufina tendrá que superar los obstáculos que supone el camino y su mismo creador, el malvado mago Gargamel, para encontrar finalmente la aldea perdida donde quizás, sólo quizás descubra cuál es su verdadero lugar en el mundo.
¿Por qué debería verla?
Pues, creo que usted debería verla si usted está entre 1 y 3 años de edad y tiene una fascinación con las figuras antropomórficas y los colores vivos. De lo contrario no veo por qué va a perder 90 minutos de su vida viendo esta porquería de película.
¿Por qué no debería verla?
Esta es, en esencia, una cinta que no tiene sentido ni propósito. Esta película, que pretende relanzar la franquicia de Los Pitufos, tan solo 4 años después de la segunda entrega protagonizada por Hank Azaria y Patrick Neal Harris, es una perdida total de tiempo. La historia es, a falta de otro término, radicalmente estúpida, además de repetitiva, porque precisamente en la película de 2013, ya se había usado los traumas de Pitufina como base del argumento. Así mismo, el desarrollo de los personajes es nulo, los diálogos son aburridos y las secuencias predecibles y nada sorprendentes.
¿Debería verla o no?
Usted, si es un adulto, no. Pero si tiene planes de deshacerse de sus hijos, sobrinos, hermanos, nietos, o primos menores de 3 años por hora y media, bien podría meterlos en la sala de cine durante ese tiempo y quizás, sólo quizás, ellos podrían disfrutarla. Eso sí, si antes no ensucian el pañal desechable que llevan puesto.