Lo primero que tengo que decir sobre la versión cinematográfica más reciente del clásico de Stephen King, Carrie, es que si usted va en busca de una película de terror se va a quedar con los crespos hechos. Carrie tiene muy poco de terror, pero eso no quiere decir bajo ningún concepto que sea una mala película, de hecho me atrevo a decir que es uno de las mejores cintas del año, logrando englobar temas tan diversos como el matoneo en las escuelas, los poderes sobrenaturales y las relaciones disfuncionales entre padres e hijos.
Más que una película de terror, Carrie es lo que yo llamaría “Crónica de una tragedia anunciada” y tiene un mensaje muy fuerte en lo referente a lo que sucede cuando alguien es presionado hasta el límite, algo que en Estados Unidos saben muy bien por cuenta de los constantes tiroteos, antes limitados a las escuelas y ahora disponibles también en aeropuertos, bases militares y otros sitios no menos concurridos.
Carrie White (Moretz) es una niña cuando menos bastante extraña, como consecuencia de una crianza peculiar de su radicalmente religiosa madre Margaret (Moore), para quien todas las manifestaciones sexuales del ser humano son pecaminosas. Carrie es tan ignorante en estos temas, que al momento de tener su primera menstruación en las duchas de la escuela, cree estar a punto de morir lo que causa las burlas crueles de sus compañeras, en especial de Chris (Portia Doubleday) y Sue (Gabriella Wilde). Este hecho lleva a Chris y a Sue en opuestos diferentes. Mientras que Chris desarrolla un odio visceral contra Carrie, luego de ser expulsada de la fiesta de graduación en represalia por su acto de matoneo, los remordimientos y el deseo de resarcir lo que sucedió con Carrie, llevan a Sue a convencer a su novio de llevar a Carrie al baile y regalarle una noche mágica. Las acciones de Chris y Sue son las semillas de la tragedia que conoce todo aquel que ha escuchado hablar de Carrie.
La actuación de Julianne Moore es inquietante, dando vida a un personaje funesto y terrible que sirve como punto de partida para la actuación de Moretz, que logra también una actuación impecable y nos muestra una Carrie con serios problemas, pero con el valor de tomar decisiones y luchar por lo que quiere. De hecho es la interacción entre Moore y Moretz lo que logra darle el estatus a la película, de una tonta película de adolescentes, a una pieza cinematográfica digna de ver y repetir.

Otro punto fuerte de la película, es su fotografía, que convierte en una pieza estética a esta cinta, a diferencia de la versión de Bryan de Palma, cuyo objetivo número uno era poner incomodo al espectador desde el minuto uno. Hasta en la famosa secuencia del prom, se nota el cuidado en cada detalle, desde las estrellas, la sangre y los muertos, hasta las poses que utiliza Carrie para llevar a cabo su acto de ira y venganza.
Carrie en definitiva no es una historia de terror, es la historia de una tragedia, que hubiese tenido el mismo efecto si en lugar de poderes telekinéticos, hubiese tenido un arma en las manos.
Aunque Carrie fue clasificada para mayores de 17 años en EUA (R), realmente no veo la necesidad, es más creo que desde las primeras temporadas de Smallville no veía una trama tan “Para toda la familia” como esta, y de lo que realmente estoy seguro es que es de las mejores películas con trama adolescente de los últimos tiempos.
Si he de criticar algún aspecto de Carrie es la última escena, que tiene más en común con los clichés del cine de terror adolescente que con el resto de la película en sí, pero del resto estoy seguro que nadie que vaya a verla se decepcionará.
Calificación: 4.57 / 5.00
PD: No le pierdan el rastro a Judy Greer (Miss Desjardin)