Si usted es un asiduo lector de mis «Reseñas X» (y si no lo es, espero que algún día lo sea), muy probablemente se habrá dado cuenta que uno de los aspectos que más duramente critico en una película o una serie de televisión es la falta de originalidad en las tramas y el usó desmesurado de clichés en la construcción de los personajes, sin embargo en lo que se puede considerar el primer súper blockbuster de mitad de año, «Terremoto: La Falla de San Andrés» (Título original: San Andreas), demuestra que se puede hacer una película completamente derivativa (hasta el punto de parecer un remake) y con personajes repetidos hasta la más rancia de las saciedades, y aún así marcar un hit, tanto en la crítica como en el público.
«Terremoto: La Falla de San Andrés» cuenta la historia de Ray Gaines (Dwayne Johnson, Rápido y Furioso 7) el jefe de una unidad de respuesta a emergencias en la ciudad de Los Ángeles; Ray pasa por un momento extremadamente difícil a nivel familiar, puesto que su esposa Emma (Carla Gugino, American Gangster) de quien no se ha divorciado, ha decidido mudarse con su novio, el empresario Daniel Riddick (Ioan Gruffud, Los 4 Fantásticos). Ray resiente aún más que Daniel empiece a tomar su lugar como figura paterna de su hija Blake (Alexandra Daddario, La Masacre de Texas 3D, Percy Jackson), cuando una serie de emergencias por cuenta de unos extraños temblores se toma todo el sur-occidente de los Estados Unidos.
Un par de científicos, el doctor Lawrence Hayes (Paul Giamatti, 12 years a slave) y el doctor Kim Park (Will Yun Lee, True Blood) investigando la causa de dichos temblores, descubren una manera de predecir los sismos, llegando a la conclusión que un terremoto de proporciones dantescas está a punto de ocurrir desde Los Ángeles hasta terminar apoteósicamente en San Francisco. A partir de allí, Ray y Emma intentarán por todos los medios llegar a San Francisco para poner a salvo la vida de su hija, que en medio de la ciudad en ruinas sólo contará con la ayuda de Ben (Hugo Johnston-Burt) y su hermano Ollie (Art Parkinson, Game of Thrones).
Leyendo la anterior sinopsis no es difícil ver las similitudes con la película de Roland Emmerich «El día después de mañana» (Título original: The day after tomorrow). Casi que la única diferencia es que en esta el desastre es un terremoto, y en la otra un huracán de aire congelado. Encima los personajes son la personificación misma del cliché: el papá héroe; la mamá separada; el novio rico, que resulta siendo un patán; la hija hermosa e inteligente; el pretendiente inteligente y tímido… Pero aún con todo eso, la película funciona.
El secreto de «Terremoto» es que logró combinar el efecto apocalíptico de una película de desastres, con un grupo de personajes con los que el público se identifica muy fácilmente y con una historia fácil de seguir y con muchos toques de humor. A diferencia, por ejemplo, de 2012 y Poseidón, el grupo de personajes se mantuvo limitado por lo que es muy fácil seguir la linea argumental. El elenco es más que apropiado, Dwayne Johnson es el único por estos días con suficiente presencia como para servir de antagonista a un terremoto, Carla Gugino y Alexandra Daddario, en sus papeles de madre e hija son perfectas (¡hasta se parecen!) y logran balancear el matiz dramático que no le queda nada bien a Johnson.

La película está tan bien contada, con diálogos tan amenos, que es fácil ignorar que la calidad de los efectos no es en ningún caso la mejor y la descomunal frecuencia con la que los protagonistas se saltan las leyes de la física y la probabilidad. «Terremoto» no es una cinta perfecta, pero logra a la perfección su propósito de entretener y hasta de poner a pensar al público, mientras rellena el espacio dejado por las películas de Ronald Emmerich desde hace años.
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