Acotaciones finales sobre la Polémica de las «Cartillas Parody».

Luego de varios días de intensa participación en redes sociales en lo referente a la polémica de las «Cartillas Parody», he decidido con esta publicación darle punto final a mi participación sobre el asunto, en primer lugar por el desgaste que representa estar exponiendo puntos de vista personales en un país donde se discute por imponer y no por comprender y en segundo, porque estoy muy atrasado con los temas que estoy a costumbrado a tratar en mi blog, como son el cine y la literatura.

ACOTACIONES

En primer lugar quiero que quede muy claro que no soy homofóbico, ni tengo nada en contra de la homosexualidad (ni más faltaba), ni en contra de la ideología de género, en este mismo blog pueden encontrar publicaciones que he escrito a favor de la adopción de parejas del mismo sexo, y sobre una serie de televisión en la que de hecho una de las protagonistas es una mujer trans (identidad) lesbiana (orientación). No soy ningún ignorante en el tema y por eso nunca he atacado a Gina Parody por su sexualidad, como bien lo pueden ver en los escritos que he sacado de ella, que son numerosos. Ni tampoco lo he hecho en escritos sobre otros personajes como Claudia López.

Así mismo, tampoco soy un fanático religioso y creo francamente que la fe per se no es negativa, ni excluyente y que ha sido su institucionalización la que ha generado monstruos como el Klu Klux Klan, Donald Trump e ISIS. Al contrario considero que la fe es un factor positivo siempre que sea una experiencia que se viva a nivel personal.

Pero así mismo, he tenido la maravillosa oportunidad de estar en contacto con el sector educativo por más de seis años, periodo de tiempo en el que he podido ver, analizar y comparar tanto las dinámicas que surgen dentro de las aulas de clase en colegios públicos y privados, como las dinámicas con las que el Ministerio de Educación llega a las escuelas.

Aún más, es por mi cercanía con el sector educativo que he seguido informalmente la carrera de Gina Parody, desde que el 6 de Marzo de 2013 tomó posesión del cargo de Directora del SENA. En estos 3 años he sido testigo de cómo aborda ella los problemas de las instituciones que lidera, y he sido testigo de su tendencia inequívoca a mentir y manipular la opinión pública, siempre escudándose indirectamente en su condición de homosexual para hacer prácticamente lo que le da la gana sin recibir ninguna consecuencia a cambio. Siempre que está contra la pared, entonces empieza a circular en todas partes que todo es una persecución por ser homosexual.

Mis agudas críticas a la ministra me han puesto en contacto con personas que han estado en su entorno cercano, como ex-compañeros de clase y ex-subalternos, y he podido llegar a la conclusión que Gina Parody sólo es una gran manipuladora mediática, con un talante trepador, elitista y prepotente que entra en conflicto con su escaso bagaje intelectual, exacerbado por un séquito de lacayos (como los que vimos en su rueda de prensa) que si acaso tienen otra tarea que la de adularla todo el día.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, fije claramente mi posición frente a la polémica de las cartillas, que primero no existían, luego existían y no era oficiales, y luego sí eran oficiales, pero que no las había distribuido.

Yo estoy 100% de acuerdo en que se acepte y se respete la diversidad en cuestiones de identidad, orientación y sexo en las escuelas, pero no a punta de imposiciones y reglamentos. Y para que no digan que no hay tales imposiciones sólo es cuestión de escuchar al numeroso grupo de rectores que manifiestan haber sido presionados para implementar las normas de dicha cartilla, so pena de sanciones económicas y hasta penales. Y no me sorprende, porque esa es la forma en que el Ministerio de Educación trabaja sobre los colegios.

Las directrices que provienen del Ministerio llegan a las Secretarías de Educación con apuntes muy específicos del estilo de «de no acatar la directriz, se enviarán a los organismos de control a hacer revisiones exhaustivas» o de «se limitarán los recursos que se envían a su secretaría para tal efecto» no son meras sugerencias. Las Secretarías presionadas mandan de inmediato circulares a los rectores que van desde la duración del recreo, hasta los contenidos específicos que se deben dar por cada grado, pasando por supuesto con cuestiones relativas a cómo se debe evaluar, siendo una de las más recurrentes la de «el estudiante debe poder tener acceso a sus notas».

Y el rector pasa la orden a los docentes, que de no acatarlas reciben memorandos y apuntes negativos en su hoja de vida. Y por supuesto, la cuestión con la Cartilla que ya está probado y más que probado que sí se socializó, no escapa a esta cascada de presión.

Pero ¿acaso está mal que los estudiantes aprendan sobre identidad de género y orientación sexual? Por supuesto que no, pero la dinámica misma de un colegio no se presta para ello, y en lugar de crear un ambiente de inclusión genera precisamente el efecto contrario, tal y como lo estamos viviendo en este momento. Por medio de la imposición de la Cartilla, que no es ningún borrador, ningún proyecto, en vista de su registro ISBN, Gina Parody ha desatado una ola de rechazo y homofobia que ni Vivian Morales, ni Alejandro Ordoñez con toda su fama de homofóbicos había podido generar jamás.

Yo he sido testigo en estos 6 años que las nuevas generaciones no sólo aceptan la diferencia, sino que la asumen y la viven de manera natural, muy lejos han quedado los días en que se golpeaba a los niños por ser afeminados o por tener pareja del mismo sexo, en grados superiores. Incluso algunas veces son los estudiantes de estas identidades y orientaciones «no hegemónicas» los que cometen graves casos de matoneo por otras razones como raza o estrato socio-económico. Ahora lo que más se observa en las escuelas y es considerado gravísimo es que un estudiante le diga al otro en un episodio de rabia, un insulto de corte homofóbico, o en tono jocoso, pero nunca en una modalidad de ataque sistemático que es la definición de matoneo.

Y por supuesto, son los padres o los titulares de la custodia del menor los responsables de hablar a sus hijos sobre estos temas, de manera personalizada, no en un aula donde 40 estudiantes conviven apretados y donde el docente para imponer orden y un mínimo de cordura pierde gran parte del capital afectivo que tiene con sus alumnos.

Y hablando de mínimos, la misma Corte Constitucional en su sentencia SU-641 de 1998 señala que el derecho al libre desarrollo de la personalidad, que es en el que se fundamenta gran parte de la Cartilla, estipula que se puede limitar con normas que…

buscan la protección o efectividad de un bien constitucional imperioso e inaplazable de mayor peso que el derecho fundamental arriba anotado, caso en el cual se estimarán ajustadas a la Constitución Política.

Como por ejemplo, el derecho a la educación. Las normas en los colegios rara vez se usan para adoctrinar, sino para mantener un mínimo de convivencia entre los estudiantes. Los uniformes, que ya en sí son un límite al libre desarrollo de la personalidad, se utilizan para evitar rasgos clasistas en los estudiantes, los cortes de cabello y los piercings se limitan para evitar accidentes y distracciones innecesarias en el proceso.

Así mismo el colegio tiene un mecanismo en la actualización del Manual de Convivencia para que en caso de que surjan situaciones nuevas, y específicas, este se pueda ajustar pero POR CONSENSO, no POR IMPOSICIÓN, que lo que hace es generar más rechazo, desinformación y homofobia.

Además, tal como lo he expresado en otros entornos virtuales, la comunidad LGTBI esta en una grave mora de acabar con la discriminación DENTRO de sus miembros, donde cualquiera que NO sea joven, atlético, exitoso o atractivo es sometido a un aislamiento social y a una discriminación mucho más intensa que la que viene de los sectores no LGTBI, tal y como lo señala este escrito titulado «Si eres feo fracasaste como gay«.

Terminado este escrito, espero realmente no tener que volver a tocar el tema de la cartilla y dedicarme a otras actividades mucho más satisfactorias para mí.

P.D. Si leíste las 1300 palabras de este texto, desde ya considérate uno de mis mejores amigos. 

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2 comentarios en “Acotaciones finales sobre la Polémica de las «Cartillas Parody».

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