Dirigida por Andrés Orjuela Bustillo, y protagonizada por José Manuel Ospina y Alejandro Gutiérrez, Santo Cachón es la nueva apuesta de Take One, en su ya bastante abultado catálogo de comedias. Ahora ¿Vale la pena gastar 93 minutos de su vida en esta película? Continúe leyendo y encontrará la respuesta.
Santo Cachón cuenta la historia de Antonio (Ospina), un exitoso escritor cuya vida personal está marcada por la imposibilidad de vivir en armonía con cualquier otra persona. Sin embargo cuando su amigo Carlos (Gutiérrez) cae en desgracia por cuenta de las infidelidades de su mujer y su amante, Antonio se verá obligado a recibirlo en su casa.
A partir de entonces, Antonio deberá buscar la manera de que Carlos recupere todo lo que su esposa Claudia (Nanis Ochoa) le quitó a punta de mentiras, mostrándole la clase de mujer que es, y sobre todo la identidad del amante desconocido, para lo cual contará con la inusual ayuda de sus vecinos del conjunto.
Hay que reconocer que al menos en esta película, a diferencia de todas en las que Dago García tiene la mano metida, se nota un trabajo de cierta calidad. Claro, no estamos hablando de los grandes súper escenarios elaborados en Hollywood, sino de apartamentos estrato seis en un conjunto cerrado costosísimo de Bogotá, pero igual la diferencia es notoria.
También muy notorio es que los personajes, a pesar de ser de estrato alto, no alinean al espectador, pudiendo identificarse rápidamente con ellos. Y es que allí es donde está la buena estrategia de elección del elenco. Si el director hubiese seguido la lógica de Caracol o Televisa, de poner en los papeles a alguien por su cara, y no por su capacidad de encajar en el rol, el protagonista de esta película hubiese sido Carlos Torres, o Sebastián Martínez o Iván López. Sin embargo, eligieron a José Manuel Ospina, un comediante que no encaja precisamente en la definición de galán. Y funciona muy bien.
La película sí está un poquito pasada del tono sexual, pero los diálogos y las situaciones están muy bien planteadas. Las actuaciones están muy bien, Aída Morales, dando clases de actuación a todos los involucrados, a los cuáles no vale la pena estar mencionando aquí.
¿Fallas en la película? Obviamente, se nota que la calidad del metraje es muy baja, y se parece más a la calidad que se espera en una telenovela, que al de una película. La musicalización pudo mejorar notablemente, y por momentos se pasan del desabrido humor cachaco, popularizado por ridículos como Alejandro Riaño. Pero sí, es entretenida, hay muchas risas y sirve para pasar un buen rato con los amigos. Eso sí, nada de niños, esta es una película par que disfruten los adultos, así que si se la quiere ver, deje a sus bendiciones al cuidado de la abuelita, o de algún otro ser bondadoso que se quiera echar esa carga encima.
En resumen: Santo Cachón es una película que muestra cierta madurez de la fórmula mil veces repetida y trillada de la comedia de personajes bogotanos, y aunque no es la gran cosa, sí vale la pena verla en compañía de amigos.