Protagonizada por Jai Courtney (Divergente, Insurgente), Emilia Clarke (Game of Thrones) y con el anticipado retorno de Arnold Schwarzenegger (Los indestructibles, Plan de escape) en su inolvidable rol del «Exterminador» , Terminator Genisys logra a la perfección lo que otras películas de esta nueva y descarada ola de reencauches (Días del Futuro Pasado, Mad Max, Star Trek) han tenido dificultad en conseguir: presentar una propuesta atractiva e interesante para el cada vez más exigente público contemporáneo, rescatando, a la vez, parte de la esencia original que dio origen a la franquicia.
No hace falta buscar mucho en Google o en Bing sobre Noé para encontrar los términos «Drama Épico Bíblico» refiriéndose a la cinta dirigida por Darren Aronofsky, evidentemente antes de su estreno mundial hace unos días, porque desde el mismo instante en que la película se lanzó al público, fue evidente que sí, se trata de un buen drama y sí, se trata de una película épica, pero tiene de bíblico, lo que las novelas del Marqués de Sade tienen de pudorosas.
Si usted va a ir ala sala de cine pensando que va a ver una recreación punto por punto y coma por coma del relato bíblico del Génesis, le recomiendo que se ponga el cinturón de seguridad antes de que el golpe con la realidad lo deje inconsciente. Y es que no por nada, una hora después del estreno mundial de la cinta, Wikipedia dejó de llamarla «Drama Épico Bíblico» para rotularla como «Fantasía Épica Basada En La Biblia».
En efecto, Noé es una reimaginación feroz del relato bíblico, cuyo propósito, además de hacer la historia mucho más atractiva, es la de hacer un excelente estudio de personajes basado en el perturbador interrogante de si en verdad el ser humano merece sobrevivir el fin del mundo que el mismo se ha labrado; un interrogante que por supuesto no se hubiese podido hacer sin monstruos de piedra de cuatro metros de altura y súper villanos más preocupados por hacer de las suyas, que por sobrevivir al fin del mundo. Por supuesto.
Que miedo…
Yo puedo entender que la historia bíblica de Noé no sea tan cinematográfica como, por ejemplo, la de Moises, que tiene villano, efectos especiales y drama familiar, todo incluido ¿pero de ahí a meterle gigantes de piedra a la historia? Como que se pasaron un poquito.
Pero fuera de ese no tan insignificante detalle, debo decir que Noé es una de las películas mejor realizadas que he visto. En primer lugar el casting es perfecto, destacándose Russell Crowe, que logra recrear un Noé real, que entiende el tamaño de la empresa que le ha sido encomendada y el precio que tiene que pagar por ello. De hecho desde Gladiador, no lo había visto en una gama tan amplia de matices dramáticos. Jennifer Connelly, que interpreta a su esposa, es un contrapeso perfecto a la tremenda actuación de Crowe, pero los que más sorprendieron fueron Emma Watson, famosa por su papel de Hermione Granger en la saga de Harry Potter y Logan Lerman, más conocido como Percy Jackson.
Esta es la primera vez que veo a Watson en un papel fuera de su paso por Harry Potter (No, no me he visto The Bling Ring) y no decepcionó. En las numerosas escenas que tiene con Crowe, precisamente en los momentos más dramáticos de la cinta, Watson logra igualar en talento al ganador del Oscar y pone un punto y aparte a la inteligente hechicera de una vez por todas. Logan Lerman en su papel de Cam, el moralmente ambiguo hijo de Noé, le pone convicción a su personaje… aunque quizás le faltó el centavo para el peso, pero que no la haya embarrado ya es un avance.
… sorpresa.Sorpresa…
La dirección es igualmente impecable, con tomas espectaculares, secuencias fabulosas y una representación genial del subconsciente del personaje, que es donde se supone se comunica con el Creador.
Una lectura más íntima de la película podría indicar cierta tendencia a desestimar el texto literal de la biblia, para dar paso a un conocimiento más científico, pero es muy difícil, si acaso no imposible, promover el ateísmo desde una película evidentemente religiosa en su trasfondo.
Para concluir, Noé es una película que se puede ver de muchas maneras, como una épica fantástica, como una reimaginación religiosa, o como una crítica social y esa multiplicidad de lados, es lo que hace que sea obligatorio verla en todo su esplendor, antes que la empiecen a agraviar, pasándola en especiales de dos partes los jueves y viernes santos en nuestro queridos canales nacionales.