Esta mañana, como casi todos los primeros de enero desde hace algunos años, decidí salir a dar un paseo. Cuando empecé con esa costumbre, quizás ligada a mi gusto por caminar y un poco al cúmulo de supersticiones que he acumulado con los años, me ponía mis zapatos tenis e incluso, antes de que saliera el sol en su apogeo, empezaba a explorar los restos de la parranda de fin de año, en mi trayecto por la ciudad, siempre con mi cámara fotográfica, para intentar capturar el espíritu del año que iniciaba.
Este año, como los dos anteriores, no hice mi acostumbrado recorrido a pie, sino en mi motocicleta. Salí tarde, había dormido demás y el sol estaba ya en su apogeo, así que no tuve oportunidad de tomar fotos del primer amanecer del año. Pensaba hacer un recorrido sencillo, creyendo tener el mapa de la ciudad en la cabeza, pero pronto me di cuenta que no. Primero, en mi intento de tomar las calles más perimetrales, salí a una de las veredas de los Montes de María, por lo cuál tuve que hacer un giro en U, puesto que era la misma vereda de la que una de mis compañeras de trabajo me había hablado y no precisamente por ser la más segura en el ámbito de la sabana.
Luego intenté tomar el rumbo de la Universidad, pero estaba bloqueado por las impertinentes y eternas obras de pavimentación del alcalde, por lo que me tocó meterme por un barrio de invasión, donde también pululaba un personal para nada recomendable, hasta que finalmente pude tomar una ruta conocida y sin obstáculos, claro, si es que un montón de calles llenas de huecos de estropicio no pueden considerarse obstáculos. De ahí adelante todo fue sencillo; casas bonitas, un clima agradable para un sol primaveral, un recorrido por los lugares más emblemáticos de mi ciudad (uno de los cuáles destruí en una de mis novelas) y la compra obligatoria de los pasteles de pollo y cerdo para el desayuno.
Luego de llegar a mi casa y sentarme a escribir estas lineas, intentando esbozar mis propósitos para este año que sigue, me di cuenta de cuan parecida es la vida a ese itinerario que realicé hoy. A veces hay que retroceder, hacer giros en U; cambiar de dirección por que la vía está cerrada, meternos por recovecos que no nos hubiésemos imaginado, enfrentarnos a caminos peligrosos, pero siempre al final habrá la satisfacción de una recompensa al final, de un camino menos complicado, de una mano amiga que te sostiene cuando menos los esperas.
Este año que empieza hoy, y que quizás se parezca nada, mucho o poco al recorrido que hice en mi motocicleta, pero lo que si tienen en común es que tenían un objetivo y unos puntos definidos de llegada, unos objetivos que marcan el itinerario del viaje. Porque no se puede llegar a ninguna parte, sino se ha trazado el camino. Estos son mis 10 propósitos para este recorrido maravilloso que inicia el día de hoy y que se extiende por 365 días más, un recorrido llamado 2015.
1.
Esta es una consecuencia directa de un propósito de mi lista del año pasado. Pero tengo que reconocer que el propósito era muy ambiguo, así que daba mucho margen para hacerle el quite. Así que con este, mucho más específico, espero lograr mi propósito. Serán 52 llamadas, visitas, llamadas o encuentros, que para prevenir cualquier intento de escape, llevaré en un registro riguroso.
2.
Este propósito, que quizás es el más difícil al que me enfrento este año, es también consecuencia directa de un propósito que no conseguí el año pasado que era el de ejercitarme al menos 15 minutos diarios. La idea es asistir a un gimnasio, para al menos conseguir un estado físico equilibrado, para eso me doy un mes para prepararme en casa, para no salir a hacer el oso en ese lugar. Vamos a ver como nos va.
3.
Este es uno de los propósitos que sí cumplí el año anterior. La idea es acumular cierta cantidad fija de dinero mensualmente, para poder utilizarlo en algún otro propósito que me plantee.
4.
El año pasado me propuse viajar a un país que no limitara con Colombia, y lo logré. Este año no quiero limitarme con eso y sencillamente el propósito es viajar a un país en el que no haya estado previamente. Teniendo en cuenta que ya he estado en varios países que limitan con Colombia, por lo menos en ese aspectos, las opciones se reducen, pero la idea es tener varias posibilidades a la mano.
5.
El año pasado cumplí con la meta de 12 libros, este voy por la meta de 18 libros, de los cuales ya hice una lista tentativa. Pero a diferencia del año pasado, podré incluir libros que no sean necesariamente de ficción, aunque no van incluidos los libros que tenga que leer por cuestiones académicas.
6.
Directamente desde NaNoWriMo 2014, La Fortaleza Rota es la más reciente novela que estoy escribiendo (el borrador inconcluso se encuentra disponible en linea aquí) el propósito para este año es terminarla, y difundirla, tanto en formato pdf, como en formato e-book. Y quien quita, si alguno otro más.
7.
Pues es algo que hago todos los años, sin ser realmente un propósito. Así que seguiré llevando registros detallados de mi trabajo. Igual es algo que me encanta hacer. 😀
8.
Escribir en mi blog es algo que me fascina hacer, creo que el propósito con este es sencillamente ir afinando los temas y escribir al menos una vez al mes, algo sobre mi mismo, que hace mucho tiempo no lo hago.
9.
Realizar el TOEFL, con el propósito de consolidar mi formación profesional es uno de los propósitos firmes este año. Eso exige muchísima preparación, por lo que toca empezar a prepararse desde ya. No descarto seguir el aprendizaje de otros idiomas, pero al menos por este año, mi propósito número uno es el TOEFL.
10.
También, el propósito para este año es terminar mi maestría, no sé si pueda graduarme, pero el objetivo es terminar al menos las asignaturas. Ya el 2016 traerá sus propios afanes.
Esos son mis propósitos para este año que empieza, espero que el 31 de diciembre pueda ver atrás y verificar que tanto los cumplí, recordando que el propósito más importante es siempre vivir y no darse por vencido. ¡Y que empiece el recorrido!