Buscando La Rutina Perfecta (Parte 1).

Soy malo para hacer ejercicio, hace décadas que no me meto a jugar un partido de fútbol, de baloncesto o de voleibol (que fueron los únicos tres deportes que me enseñaron en el bachillerato) y cuando hace un par de años decidí asistir al gimnasio, más como método de perder el tiempo que por motivos estéticos o de salud, en menos de tres meses decidí que no iba a perder dos horas todos los días, atormentándome a mi mismo para llegar a mi casa con la ropa sucia, empapada de sudor.

Sin embargo, tengo que reconocer que a medida que me acerco peligrosamente al tercer piso (el próximo noviembre), el metabolismo de mi cuerpo no es el mismo de cuando tenía 11 años, cuando podía comer por toneladas y seguía pareciendo un palillo para comer Chop Suey. Entonces el asunto es, que si quiero seguir comiendo lo que me gusta sin el peligro de terminar pareciéndome a Robert Baratheon, tengo que empezar una rutina de ejercicios.

Lo lógico sería que buscara el gimnasio más cercano a mi casa y pagara el mes completo para motivarme a ir todos los días, pero hay un pequeño problema geográfico que me impide estar en mi casa o lejos de ella el tiempo suficiente para entrar a un gimnasio, eso sin contar el fastidio que me produce el montón de payasos que van a esos sitios, que con tanta quejadera y tanto show,  el lugar termina pareciendo una sala de partos y no un centro de acondicionamiento físico. No, tiene que haber otra opción, al menos mientras tanto.

Fue entonces que buscando un poco en Internet me encontré con un artículo que propone una rutina rápida de ejercicios de tan sólo 4 minutos por sesión (el número de sesiones por día varía de acuerdo a las necesidades individuales). Esta rutina no está diseñada precisamente para bajar 40 kilos en un mes, sino para preparar el cuerpo para un acondicionamiento físico más intenso, como calentamiento, o para aquellos que ya teniendo un trabajo físico apropiado por inconvenientes geográficos o de otro tipo no puedan acceder al trabajo de máquinas por un par de días.

La rutina de cuatro minutos consta de 8 pasos:

  1. Correr in situ (Running in place) por 20 segundos, esto ayuda a incrementar el ritmo cardiaco. Luego pausa de 10 segundos.
  2. Saltos mariposa (Jumping jacks) por 20 segundos, esto ayuda a oxigenar los músculos y a quemar grasa. Luego pausa de 10 segundos.
  3. Sentadillas saltando (Jumping squats) por 20 segundos, esto ayuda a mejorar la velocidad, la potencia y la fortaleza del cuerpo, Luego pausa de 10 segundos.
  4. Flexiones (Push ups) por 20 segundos, esto para fortalecer y tonificar el pecho, los brazos y los hombros. Luego pausa de 10 segundos.
  5. Abdominales bicicleta (Bicycle crunchs), esto apunta a los músculos abdominales, para construir un mejor centro corporal. Luego pausa de 10 segundos.
  6. Burpees, esto para fortalecer el cuerpo de manera general, así como para incrementar el metabolismo durante el día. Luego pausa de 10 segundos.
  7. Giros  Mason (Mason Twists), esto para darle forma a los músculos oblicuos y ayudarlos a quemar grasa. Luego pausa de 10 segundos.
  8. Mountain Climbers, esto para mejorar la fortaleza, la flexibilidad y la circulación.

Si (como yo) usted no tiene ni idea cuales son estos ejercicios, aquí dejo la infografía (en inglés).  Esta rutina está disponible como aplicación para iOS en la App Store. Creo que será una buena opción para empezar con un entrenamiento fuerte en los próximos meses.

 

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8 Tips Para Vivir Bien y Feliz

¿Qué es lo primero que nos dicen al momento de tomar una decisión importante? ¿Tendrá algo que ver con cabezas o sangre fría? ¿Sin tener en cuenta nuestras emociones?

Las emociones tienen que ser algo muy malo ¿no? Después de todo parece que todo lo que tiene que ver con ellas debe ser eludido y evitado a toda costa, pero estamos muy lejos de la verdad, pues son las emociones el primer filtro que tenemos los seres humanos a la hora de actuar, el más simple y primario, pero no por eso menos importante que la reflexión y la meditación. Lo importante de las emociones es reconocerlas, identificarlas, controlarlas, manejarlas y expresarlas. Una vez que se hacen estos procesos es posible reconocer que es posible vivir de mejor manera y de hecho hay muchísimas estrategias para lograrlo. He aquí de ellas, que quizás sean de utilidad a la para vivir bien y vivir feliz. Sólo hay que observar las imágenes.

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1. Sé optimista.
1. Sé optimista.
2. Vive tus momentos.
2. Vive tus momentos.
3. Ten tu mente clara.
3. Ten claridad en tus metas.
4. Conéctate con otros.
4. Conéctate con otros.
5. Cultiva un pasatiempo.
5. Cultiva un pasatiempo.
6. Enseña algo a alguien.
6. Enseña algo a alguien.
7. Celebra tus triunfos y tus logros.
7. Celebra tus triunfos y tus logros.
8. Ámate a tí mismo
8. Ámate a tí mismo

¿Tienes algún otro tip? Comenta y compártelo con otros.

6 Horas De Historias En Un Hospital

Hace un par de semanas alguien de mi familia cercana me pidió que le acompañara a un hospital, pues tenía que hacerse un procedimiento quirúrgico ambulatorio y pues necesitaban a alguien que estuviera presente allí en caso de que surgiera algo. Digo hospital, porque, aunque en realidad tiene como nombre «Clínica….» según la definición de la RAE clínica es un establecimiento donde se diagnostican enfermedades, más al estilo de un consultorio que de un complejo que incluye urgencias, cirugías y hospitalización. Pero como en nuestro país nos gusta cambiarle el nombre a todo, cambiado lo parido por lo expulsado, los reflujos por ardores, las malparidas por las traicioneras y lo puesto por colocado, para que todo suene menos vergonzoso, esta «clínica» no podría ser la excepción.

Pero en fin, luego de permanecer en ese lugar por 6 largas horas me doy cuenta porque las series de medicina nunca sufren por falta de historias, desde que llegué hasta que me fui parecía estar en el set de E.R o de Grey’s Anatomy, todo era drama, emoción e historias interesantes. No es que nunca haya estado en un hospital, pero en muy pocas ocasiones había tenido la oportunidad y el tiempo de ver con detalle lo que sucedía.

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Ser padre... una tarea muy estresante incluso desde el embarazo.

Las Embarazadas: Apenas llegué e ingresaron a la persona que acompañaba, se sentaron en la sala de espera dos mujeres. Una de ellas iba acompañada de su esposa y de su suegra, primeriza, muy joven, de unos 24 o 25 años, aunque definitivamente el embarazo le había quitado mucho de su aún evidente belleza por cuenta de la hinchazón y el sobrepeso, su esposo se veía bastante preocupado, ella se quejaba de un dolor no muy fuerte pero constante en la parte baja del abdomen y al parecer tenía la presión bastante alta, había estado en Urgencias y le dieron la orden para que se atendiera con el médico. Lo que siguió fue aún más tenebroso, la otra embarazada se veía pálida y bastante decaída, de acuerdo a lo que su esposo y su amiga le contaban a la suegra de la otra embarazada, había tenido una cesárea un par de meses atrás y pues había estado sangrando todo aquel tiempo, el médico le dijo que aquello era normal, pero luego de que pasaron las semanas era evidente que las cosas andaban mal, al parecer el ginecólogo no le hizo bien la limpieza y quedaron restos de la placenta o algo así en el útero de la mujer lo cual desencadenó en una infección que ya amenazaba con convertirse en una sepsis, lo cual es bastante delicado. No pude saber nada más de estas embarazadas puesto que debía moverme a la sección de cirugías. En ambos casos, parecían ser los esposos los que llevaba la carga más pesada, ambos evidentemente salieron de sus trabajos para estar con ellas y la situación, sobre todo en el segundo caso parecía estarles agregándoles una presión enorme. 

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La vida y la muerte, dos caras de la misma moneda.

La Vida y La Muerte: En la sección de espera de cirugía, había varios grupos, ambos estaban esperando un nuevo miembro de la familia, por alguna razón estos nuevos miembros no podían llegar al mundo de manera natural, sino por medio de cesárea. Esta fue la espera más prolongada, tuve que pasar cerca al área de hospitalizaciones para distraerme un poco. Justo en ese lugar se desataba una discusión tenaz, había dos hombres y una mujer, pasados de los 60 años, evidentemente eran hermanos y discutían por su mamá, uno de ellos decía furioso que apenas la anciana llegó a la «clínica» debían haberla ingresado a Cuidados Intensivos, seguido de una diatriba en contra de los servicios médicos en esta ciudad, respaldado por momentos por la mujer. Regresé de nuevo a la espera de cirugía, una enfermera o doctora, no se, salió del «Área Restringida» y anunció que todo había salido bien y que era una niña; los trece acompañantes de la mujer (si es que no eran más) saltaron de la dicha, pero ninguno de ellos pudo entrar a ver a la madre, o al bebe. Lo que si le pidieron de inmediato fue un pote de alimento para bebe, la pesadilla de cualquier padre. Seguido de aquél jubilo por la llegada de un nuevo ser a un mundo que parece estar condenado por la tensión entre Irán-Estados Unidos-Rusia-Israel, a poco metros de allí se escuchó el llanto inclemente de los hermanos que había visto un rato atrás, la anciana había muerto y sus hijos lloraban, seguidamente llegó otra de las hermanas a las que no tuvieron que decirle nada para comprender la situación. Llegaron algunos nietos que parecían estar más bien tranquilos con la noticia.

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Salud, el tesoro más precioso que debemos cuidar.

El Remate: Un rato después me anunciaron que mi familiar estaba en recuperación, y pues luego de hacer un par de vueltas entré a la sala donde se estaba recuperando. Una mujer entraba y salía de aquella habitación, tendría unos 45 años, bastante gruesa. Según lo que ella contó estaba allí desde las 6 de la mañana, y aquel día era el remate de semanas infernales, su esposo que trabajaba en construcción a pesar de sus 50 años, tuvo un accidente que le dislocó el hombro, luego de la urgencia donde le volvieron a colocar los huesos en su puesto, lo que siguió fue días y días de dolor y de desvelo. La mujer se quejaba, con justa razón, de que ninguno de sus cuatro hijos se había dignado a llamar a preguntar por la salud de su padre, ni tampoco a preguntarle si tenía hambre o necesitaba algo. Estaba desesperada, al hombre lo habían ingresado a cirugía desde las 2 o 3 y ya eran casi las 6. Luego de un rato volvió con las noticias de que el nervio del hombro estaba mucho más dañado de lo que los médicos creían y la cirugía iba a tomar mucho más tiempo. También estaba allí un muchacho, de no más de 14 años con la pierna vendada, cuando me atreví a preguntarle a la hermana, que parecía muy amable y simpática, que le había pasado al chico… pues me respondió que le habían metido un tiro. No me atrevía preguntar nada más, pero hasta hoy he tratado de barajar varios escenarios en los que un muchacho menor de 15 años termina con un disparo en la pierna. Luego de un rato dieron la orden de salida. La mujer aún estaba esperando noticias de la cirugía de su esposo, los familiares de la nueva madre aún estaban allí, aunque varios se había ido luego de la buena noticia y el otro grupo aún esperaba noticias de la cesárea de su familiar. Los familiares de la anciana difunta también estaban desperdigados, aunque me hubiese gustado ver el final de esas historias, para esa hora el cansancio y el hambre me tenían tan mal que cuando salí de aquel lugar me sentí, por fin, aliviado.

En Busca Del Momento «Patronus»

Buscando el Momento Patronus

El primer libro de Harry Potter que leí, del que no había visto la película primero, fue «El Prisionero de Azkaban». En este libro vemos por primera vez a los Dementores, figuras fantasmales que se alimentan del miedo, pero que pueden ser derrotadas por un hechizo llamado «Patronus», el cual se activa cuando el mago o la bruja en cuestión recuerda su momento más feliz.

Aunque sea producto de la prolífica imaginación de J.K. Rowling me dejó pensando por varios minutos ¿Cuál es mi momento «Patronus»? Debe ser un momento de felicidad auténtica y pura.

Empecé a recordar ¿acaso sería mi grado como Ingeniero? No, para nada… ni siquiera fui a la ceremonia, y me recibí el tonto cartón en la oficina de manos de una secretaria regordeta. ¿La vez que tuve mi primer computador portatil? No, eso no era felicidad. ¿El primer smartphone? No, las cosas materiales no proporcionan ese nivel de felicidad auténtica. ¿Mi grado del Bachillerato? Menos. ¿Los primeros puestos en la universidad o en el colegio? Me hacían feliz, pero debía haber algo más fuerte. ¿Algo relacionado con la familia? Pues si, muchos momentos de alegría y felicidad, tal vez uno de esos sí… habría que recordarlos, si el olvido causado por la rutina no fuera tan grande, hasta lo podría encontrar ahí.

Pero depronto, lo encontré, un momento perdido en mis recuerdos pero que estaba ahí y aún hoy cuando lo recuerdo me llena una sensación cálida, de cumplimiento, logro y alegría, todo en uno.

Estaba en segundo grado de secundario (Séptimo) y recuerdo que unos días antes me tocaba exponer en la clase de Ciencias Sociales, con la maestra Noemí, recuerdo, me había tocado hablar de los Estados Unidos, y pues cuando empecé a exponer no había llegado a la mitad, cuando sonó el timbre, para reunir a la comunidad. Debo reconocer que era bastante pedante en ese tiempo, y ya solía burlarme y hacer pasar mal a los que tenían más dificultades de aprendizaje, y pues cuando mi exposición quedo a medias, empezarón a burlarse; nunca fue de peleas ni de riñas pero esa vez me llevaron al limite y le propiné di un puñetazo al que estaba al frente. La situación pudo ser peor, pero prácticamente yo fui el que quedé como el malo del paseo.

Luego de eso, me habían elegido para participar en un acto cultural (las famosas izadas de bandera) para representar a mi grupo en algo llamado «expresión» es decir daba un tema y uno sólo tenía que hablar sobre eso, al menos por cinco minutos.

A mi me tocó hablar de los cambios que se habían hecho en el sistema de calificaciones, precisamente en ese año, 1996, habían cambiado la calificación de números por logros cualitativos, y pues yo hablé hasta donde pude y hasta me tuvieron que quitar el micrófono de la mano. Luego empezaron los otros muchachos, y pues parecía que no tenían mucho que decir, luego al final la decisión fue unánime, yo había sido el ganador de la contienda y me regalaron un libro llamado «La Isla del Tesoro».

Pero mi momento «Patronus» no había llegado aún, aunque me sorprendió que la maestra que me entregó el libro me dio un abrazo y un beso, pero cuando el encargado me anunció como el ganador… vi entonces a mis compañeros aplaudiendo con fuerza, todos, incluyendo a mi director de grupo, todos sonreían, incluso al muchacho que le había dado el puñetazo unos días antes, todos estaban felices, los había representado a ellos y había hecho las cosas bien, no había duda, lo que me invadió en ese momento fue felicidad auténtica: ese es mi momento «Patronus».

Este libro, fue la primera cosa que recuerdo haber conseguido con mi propio esfuerzo

Aunque sólo duró unos minutos, ese viaje de introspección me ayudó a conocerme más, aunque sólo haya sido inspirado por un libro de fantasía, prueba de que la lectura es la mejor de las constumbres.

Y tu ¿Cuál es tu momento «Patronus»? La respuesta podría sorprenderte.

La Despenalización del Aborto ¿Un Mal Necesario?

La actitud de la sociedad frente a los embarazos no deseados, es el punto decisivo entre la vida y la muerte.

La polémica armada en el país por cuenta de la recolección de firmas para tumbar la actual jurisprudencia que permite que una mujer aborte en tres casos específicos, me recuerda mucho a un episodio de «Los Simpsons» cuando dos extraterrestres se hacen pasar por candidatos presidenciales y en la campaña uno de ellos dice ante la multitud «Aborto para nadie» seguido de una rechifla y luego viendo la contrariedad cambia el argumento «Aborto para todos» y la rechifla persiste.

Sin duda el aborto es un tema espinoso. Pero lo cierto es que su despenalización podría ser un mal necesario.

La implicaciones éticas, morales y religiosos del aborto son innegables, pero por otro lado la suerte del feto está unida a la de su madre, si la reproducción humana implicara que el feto se terminara de formar en unas bolsas de cultivo estilo Matrix, otro gallo cantaría pero lo cierto es que no hay relación más estrecha que la de una mujer embarazada con el feto que lleva dentro.

Es tan estrecha esta relación que la vida del feto depende directamente de la madre y en algunos casos la vida de la madre depende del feto, casos en los que el embarazo es una amenaza para la vida de la madre, es esta la situación que más me convence que el aborto debe ser de opción libre, una mujer es una ciudadana en posesión de todos sus derechos, y su derecho a la vida pasaría a estar sujeto de una ley anacrónica que prohíbe los abortos en cualquier tipo de caso. En estos casos estamos hablando de supervivencia, no debería haber discusiones, ahora si la madre por decisión propia decide sacrificarse, al menos tendría la opción y no sería impuesta por una ley creada por unos viejos decrépitos de muy dudosa reputación, que es lo que abunda en el congreso y en las cortes.

Cualquier otra caso pasando por violaciones, malformaciones, imposibilidad de manutención, y todo eso, debe estar sujeto más que a leyes impartidas por un cuestionable congreso, por la reflexión ética, moral, religiosa y hasta filosófica de la mujer en embarazo.

Personalmente encuentro repugnante que se practiquen abortos de embarazos saludables, por razones como el «que dirán» o por una falla en el método anticonceptivo. La mujer que ha decidido entablar relaciones sexuales debe conocer las consecuencias de sus actos y hacer picadillo a una criatura no nacida solamente por patrocinarse sus placeres sexuales no está dentro de las causas que yo apoyaría.

Un peligro que encierra la aprobación del aborto por elección es que terminemos considerando a los bebes nacidos como algo desechable.

Pero, a pesar de las opiniones particulares, una mujer por sí misma debe tener el derecho de evaluar sus opciones, si desea interrumpir su embarazo, por cruel que parezca el método con el que lo haga, si quiere hacer un largo viaje y dar el niño en adopción a una pareja necesitada, o sencillamente asumir la responsabilidad que adquirió al ser sexualmente activa, esa debe ser una decisión que ella debe tomar de acuerdo a su formación como persona y a sus propias posibilidades.

Después de todo, como dicen los mexicanos cada quien puede hacer de su vida un papalote, mientras no toque los papalotes de los demás, y más o menos eso mismo dice la ley, pero hay que tener en cuenta que una apertura total de los abortos sin una apropiada educación de la población y promoción de la vida, podría desencadenar en la concepción de que los niños no nacidos son tan desechables como los envases plásticos en los que toman refrescos, cosa que sería monstruosa.

El aborto no es un tema sólo de las mujeres sexualmente activas y del gobierno, debe ser un tema en el que todos debemos expresar nuestra opinión ¿Por qué? Sencillamente porque es de nuestra actitud como sociedad frente a los embarazos no deseados de donde debe salir las decisiones que se tomen en las altas esferas. Es hora de reflexionar si es mejor que las mujeres embarazadas sin desearlo, terminen con su embarazo y prevenga la venida al mundo de un niño que probablemente venga con todas las de perder, o si es mejor promover la vida, expresando solidaridad, en lugar de crítica destructiva hacía aquellas mujeres que quieran dar a luz a sus hijos y darlos en adopción. Lamentablemente en este país, los mismos que promueven que el aborto sea ilegal son los primeros que critican y hablan de una mujer soltera en embarazo a la que el corazón no le ha dado para hacer pasar al feto por una trituradora y prefiere darlo en adopción, mientras que la que aborta en secreto es tratada mejor, porque le ahorró la vergüenza a la familia.

De nuestro cambio como sociedad y no de las leyes es que depende que la práctica del aborto innecesario termine de una vez por toda, y de esa manera darle a la vida un poco más del respeto que merece.