Nosferatu: Una Visión Deslumbrante con Cabos Sueltos por Doquier

Desde que Robert Eggers anunció su adaptación de Nosferatu, el clásico inmortal de F.W. Murnau, las expectativas eran altas. Eggers, conocido por su obsesión con los detalles históricos y su talento para sumergir al espectador en atmósferas inquietantes (The Witch, The Lighthouse), parecía el candidato perfecto para reinventar este hito del cine expresionista. El resultado es una película visualmente innovadora que, aunque hipnotiza con sus imágenes, tropieza en la ejecución narrativa y el desarrollo de sus personajes.

Eggers orquesta un festín visual que captura tanto la opulencia como la decadencia del siglo XIX. Cada cuadro parece un lienzo, cuidadosamente compuesto para reflejar la amenaza constante de lo grotesco. La atmósfera está impregnada de una oscuridad casi táctil, amplificada por una dirección de arte impresionante y un diseño de iluminación que transforma las sombras en personajes por derecho propio. Sin embargo, esta devoción por la estética tiene un costo: los personajes, en su mayoría, se sienten más como piezas de un paisaje sombrío que como individuos con vida propia.

Entre el elenco, Lily-Rose Depp brilla como Ellen Hutter. Su interpretación trasciende las limitaciones de un guion que, en ocasiones, parece relegar a sus personajes a meros engranajes en la maquinaria visual de Eggers. Depp aporta profundidad emocional y un aire de resistencia contenida que subraya la crítica al papel limitado de las mujeres en la sociedad del siglo XIX, un tema que Eggers aborda pero no desarrolla completamente. Por otro lado, Emma Corrin, una actriz con un potencial tremendo, queda relegada a un papel secundario que no aprovecha su talento, dejando al público con la sensación de que su personaje podría haber tenido mucho más que decir.

Aaron Taylor-Johnson y Nicholas Hoult, como Thomas Hutter, ofrecen actuaciones competentes, pero carecen del magnetismo necesario para dejar una impresión duradera. Sus personajes, especialmente Hutter, parecen estar al servicio de la trama sin evolucionar realmente a lo largo de la historia.

Luego está Bill Skarsgård como el Conde Orlok, una figura que debía ser el eje de la tensión y el terror. Si bien Skarsgård cumple con los requisitos básicos del rol, capturando la esencia sobrenatural y grotesca del vampiro, su interpretación se siente infrautilizada. Eggers lo mantiene como un «antagonista de rincón», presente pero nunca completamente explorado. Esto resulta especialmente frustrante considerando el potencial de Orlok como una figura no solo de terror, sino también de complejidad psicológica y simbólica.

El reparto incluye también a actores como Ralph Ineson y Willem Dafoe, veteranos del universo de Eggers. Sin embargo, sus participaciones, aunque notables en términos de presencia, bordean lo caricaturesco, desentonando ligeramente con el tono serio de la película.

En resumen, Nosferatu (2024) es un logro técnico y visual que confirma el crecimiento de Robert Eggers como un maestro de la atmósfera. Sin embargo, este enfoque en la estética a menudo deja a los personajes en un segundo plano, sacrificando la profundidad narrativa en favor del impacto visual. Es una película que fascina y frustra a partes iguales, una obra que muestra el potencial de Eggers para redefinir los clásicos, pero que también deja la sensación de que esta reinterpretación pudo haber alcanzado mayores alturas si se hubiera equilibrado mejor el enfoque visual y narrativo.

Reseñas X ^ Animales Nocturnos.

Dirigida por el también diseñador de modas Tom Ford y protagonizada por Amy Adams y Jake Gyllenhaal, Animales Nocturnos (Título original: Nocturnal Animals) es una de esas películas que probablemente no llegue a tu sala de cine más cercana por la simple y sencilla razón de que a las empresas de exhibición y distribución de películas les aterra la idea de presentar una película de alta calidad y que el espectador promedio prefiera ir a abarrotar las salas para ver una película de terror, una animada, o una porquería producida por Dago García. Pero si por pura casualidad, en su cine más cercano ya están exhibiendo esta película, le aconsejo que deje de hacer lo que está haciendo y vaya a verla de inmediato: Animales Nocturnos es fácilmente una de las mejores películas de todo el año 2016.

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Animales Nocturnos cuenta la historia de Susan Morrow (Amy Adams), la dueña de una galería de arte en Los Ángeles que empieza a dar los primeros pinitos en su intención de convertirse en una artista reconocida, en lugar de ser simplemente la esposa de un importante ejecutivo (Armie Hammer). Luego de su primera exhibición Susan recibe el manuscrito de la primera novela de su ex-esposo Edward (Gyllenhaal) titulada Animales Nocturnos, novela que cuenta la historia de Tony Hastings (Gyllenhaal, también), su esposa y su hija, que una noche son atacados por una banda de delincuentes liderados por Ray Marcus (Aaron Taylor-Johnson).

La película transcurre entre las dos realidades, la ficticia, donde Tony debe enfrentar a Ray Marcus con ayuda del Teniente Bobby Andes (Michael Shannon), y la real, donde la historia de Tony pone la vida de Susan con su familia, con su esposo, con su hija y con su ex-esposo en un contexto que jamás había imaginado.

La historia, si bien es una adaptación de un libro (como el 99.97% de las películas de hoy en día) es original y fresca, tanto en la parte argumental, como en la parte narrativa. Ford, como director, logra encontrar la sinfonía perfecta en la que las dos realidades, la de Tony y la de Susan, transcurren y encuentra el clímax perfecto en cada ocasión, acompañada de una impecable estética visual y sonora.

Las actuaciones en esta película son fenomenales. Amy Adams y Jake Gyllenhaal llevan perfectamente bien el peso de esta película y sirven de columna vertebral de ambas historia, pero las palmas son sin duda para Michael Shannon y para Aaron Taylor-Johnson que logran una integración prodigiosa con sus personajes. Es interesante porque el último papel de Shannon fue el de un villano (Man of Steel) y en esta se convierte en un buen policía con un dejo de debilidad que se siente a través de su actuación. Y Taylor-Johnson, que por fin se despoja de sus ropas de superhéroe y se transforma en un villano francamente aterrador, para su edad. No creo estar «orinando fuera del tiesto» cuando digo que el Ray Marcus de Taylor-Johnson se encuentra entre los mejores villanos del cine de este siglo.

Las escenas y los diálogos de la película son, así mismo, impecables y preparan al espectador para entender la premisa de la película, que es explícita en una frase de uno de los personajes «cuando estás con la persona que amas, tienes que ser muy cuidadoso antes de dejarlo ir, porque quizás algo así no lo vuelvas a encontrar». Una verdadera obra de arte. Cien por ciento recomendada.

5,00 / 5,00

★★★★★

Algunos Puntos Sobre Godzilla (2014) / Reseñas X

Godzilla (2014)

No hay que ser un astrólogo con habilidades quirománticas para darse cuenta que Hollywood, al igual que los últimos trabajos de Shakira, no se destaca precisamente por su originalidad. Entre los refritos de películas antiguas, de series de televisión de los 80, de libros young-adult , de los comics de Marvel y DC y de las novelas gráficas de Frank Miller, queda muy poco espacio para que una idea original se tome la pantalla grande y la versión 2014 de Godzilla no es la excepción.

Godzilla (2014) es, al menos en teoría, una re-imaginación de la película japonesa de 1954  ゴジラ (Gojira o Godzilla) con la no poco evidente intención de hacer una franquicia, por lo que es probable que en dos o en tres años tengamos en las salas de cine otra película del monstruo japonés con un nombre ridículo como «Godzilla: Resurgence» o «Godzilla: Revenge».  Pero esta versión de Godzilla no sólo debe su falta de originalidad a su naturaleza de refrito.

Hay mucho en Godzilla que ya hemos visto en otras películas. La seriedad dramática de la cinta, sin ningún momento de escape cómico, es fiel reflejo del estilo de las películas de Christopher Nolan, con las que presenta cierto parecido en la paleta de colores que usa el director. Las escenas de destrucción, si bien se alejan del estilo épico-destructivo de Transformers y The Avengers, es similar al visto en la película de J.J. Abrams Cloverfield, incluyendo también la existencia de los parásitos de la bestia principal. Las escenas de «Fuerza Aérea Estadounidense» vs «Monstruo Gigantesco» y «Monstruo Gigantesco» vs» Otros Monstruos Gigantescos» se parecen mucho a las de King Kong, en sus dos versiones. Hasta algunas referencias hay de la criticadísima versión 1998 de Godzilla. Todo eso sin incluir los típicos clichés del cine gringo de acción: el científico loco al que nadie le cree hasta que es demasiado tarde, el hijo que busca vengar la muerte de su padre, el general del ejército que quiere usar bombas atómicas, la esposa y el hijo en peligro…  ¿Hay algo más cliché que todo eso? Pero lo más incomodo de esta película es ver el afán de hacer lucir a Godzilla, el destructor monstruo radiactivo prehistórico, en el papel de héroe, hasta el punto de que al final de la película (alerta spoilers) le llaman «el salvador de la ciudad». Godzilla debe estar revolcándose en su tumba.

Por muy fanático que sea de los villanos que se convierten en héroes, como el Exterminador, Xena, Kenshin Himura, Spike o Darth Vader, el cuentecito ese de que Godzilla salvó a San Francisco para acabar con unas bestias que eran sus enemigos naturales, resulta un poco difícil de creer, y muy parecido al cuento del Tiranosaurio Rex comiéndose a los velociraptors al final de la primera película de Jurassic Park.

¿Pero es que no hay nada bueno que decir de Godzilla? De hecho sí, y mucho. Aunque nos haya quedado abundantemente claro que Godzilla no es una película que tenga algo de original, si se puede decir que la amalgama de tantos elementos, homenajes e inspiraciones funciona en la medida en que se centra en los monstruos creados por computadora y no en las pésimas actuaciones de Aaaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen. De hecho, la película regresa a los orígenes míticos de Godzilla, dándole las proporciones de semidios de las entregas originales. Pero así como este CGI es tan bueno, casi da pena ajena ver a Bryan Cranston, considerado uno de los mejores actores del momento, en un rol secundario por debajo de Taylor-Johnson (¿Kick-Ass?) en su afán (o el de su manager) por conseguir roles más adultos.  ¿Qué te pasó, Cranston?

Godzilla.

Bryan Cranston… 100% desaprovechado en «Godzilla» 2014.

En resumen, Godzilla es una película que aunque nada original, se deja ver, es entretenida y tiene una estructura argumental decente (quizás no tanto en el final)… pero, si en una cinta el espectador se da cuenta que las actuaciones de las animaciones por computador, son mejores que las de los actores de carne y hueso, hay un problema y bien serio.

Calificación: 3.80/5.00