
No hay que ser un astrólogo con habilidades quirománticas para darse cuenta que Hollywood, al igual que los últimos trabajos de Shakira, no se destaca precisamente por su originalidad. Entre los refritos de películas antiguas, de series de televisión de los 80, de libros young-adult , de los comics de Marvel y DC y de las novelas gráficas de Frank Miller, queda muy poco espacio para que una idea original se tome la pantalla grande y la versión 2014 de Godzilla no es la excepción.
Godzilla (2014) es, al menos en teoría, una re-imaginación de la película japonesa de 1954 ゴジラ (Gojira o Godzilla) con la no poco evidente intención de hacer una franquicia, por lo que es probable que en dos o en tres años tengamos en las salas de cine otra película del monstruo japonés con un nombre ridículo como «Godzilla: Resurgence» o «Godzilla: Revenge». Pero esta versión de Godzilla no sólo debe su falta de originalidad a su naturaleza de refrito.
Hay mucho en Godzilla que ya hemos visto en otras películas. La seriedad dramática de la cinta, sin ningún momento de escape cómico, es fiel reflejo del estilo de las películas de Christopher Nolan, con las que presenta cierto parecido en la paleta de colores que usa el director. Las escenas de destrucción, si bien se alejan del estilo épico-destructivo de Transformers y The Avengers, es similar al visto en la película de J.J. Abrams Cloverfield, incluyendo también la existencia de los parásitos de la bestia principal. Las escenas de «Fuerza Aérea Estadounidense» vs «Monstruo Gigantesco» y «Monstruo Gigantesco» vs» Otros Monstruos Gigantescos» se parecen mucho a las de King Kong, en sus dos versiones. Hasta algunas referencias hay de la criticadísima versión 1998 de Godzilla. Todo eso sin incluir los típicos clichés del cine gringo de acción: el científico loco al que nadie le cree hasta que es demasiado tarde, el hijo que busca vengar la muerte de su padre, el general del ejército que quiere usar bombas atómicas, la esposa y el hijo en peligro… ¿Hay algo más cliché que todo eso? Pero lo más incomodo de esta película es ver el afán de hacer lucir a Godzilla, el destructor monstruo radiactivo prehistórico, en el papel de héroe, hasta el punto de que al final de la película (alerta spoilers) le llaman «el salvador de la ciudad». Godzilla debe estar revolcándose en su tumba.
Por muy fanático que sea de los villanos que se convierten en héroes, como el Exterminador, Xena, Kenshin Himura, Spike o Darth Vader, el cuentecito ese de que Godzilla salvó a San Francisco para acabar con unas bestias que eran sus enemigos naturales, resulta un poco difícil de creer, y muy parecido al cuento del Tiranosaurio Rex comiéndose a los velociraptors al final de la primera película de Jurassic Park.
¿Pero es que no hay nada bueno que decir de Godzilla? De hecho sí, y mucho. Aunque nos haya quedado abundantemente claro que Godzilla no es una película que tenga algo de original, si se puede decir que la amalgama de tantos elementos, homenajes e inspiraciones funciona en la medida en que se centra en los monstruos creados por computadora y no en las pésimas actuaciones de Aaaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen. De hecho, la película regresa a los orígenes míticos de Godzilla, dándole las proporciones de semidios de las entregas originales. Pero así como este CGI es tan bueno, casi da pena ajena ver a Bryan Cranston, considerado uno de los mejores actores del momento, en un rol secundario por debajo de Taylor-Johnson (¿Kick-Ass?) en su afán (o el de su manager) por conseguir roles más adultos. ¿Qué te pasó, Cranston?

Bryan Cranston… 100% desaprovechado en «Godzilla» 2014.
En resumen, Godzilla es una película que aunque nada original, se deja ver, es entretenida y tiene una estructura argumental decente (quizás no tanto en el final)… pero, si en una cinta el espectador se da cuenta que las actuaciones de las animaciones por computador, son mejores que las de los actores de carne y hueso, hay un problema y bien serio.
Calificación: 3.80/5.00