Dirigida por el también diseñador de modas Tom Ford y protagonizada por Amy Adams y Jake Gyllenhaal, Animales Nocturnos (Título original: Nocturnal Animals) es una de esas películas que probablemente no llegue a tu sala de cine más cercana por la simple y sencilla razón de que a las empresas de exhibición y distribución de películas les aterra la idea de presentar una película de alta calidad y que el espectador promedio prefiera ir a abarrotar las salas para ver una película de terror, una animada, o una porquería producida por Dago García. Pero si por pura casualidad, en su cine más cercano ya están exhibiendo esta película, le aconsejo que deje de hacer lo que está haciendo y vaya a verla de inmediato: Animales Nocturnos es fácilmente una de las mejores películas de todo el año 2016.
Animales Nocturnos cuenta la historia de Susan Morrow (Amy Adams), la dueña de una galería de arte en Los Ángeles que empieza a dar los primeros pinitos en su intención de convertirse en una artista reconocida, en lugar de ser simplemente la esposa de un importante ejecutivo (Armie Hammer). Luego de su primera exhibición Susan recibe el manuscrito de la primera novela de su ex-esposo Edward (Gyllenhaal) titulada Animales Nocturnos, novela que cuenta la historia de Tony Hastings (Gyllenhaal, también), su esposa y su hija, que una noche son atacados por una banda de delincuentes liderados por Ray Marcus (Aaron Taylor-Johnson).
La película transcurre entre las dos realidades, la ficticia, donde Tony debe enfrentar a Ray Marcus con ayuda del Teniente Bobby Andes (Michael Shannon), y la real, donde la historia de Tony pone la vida de Susan con su familia, con su esposo, con su hija y con su ex-esposo en un contexto que jamás había imaginado.
La historia, si bien es una adaptación de un libro (como el 99.97% de las películas de hoy en día) es original y fresca, tanto en la parte argumental, como en la parte narrativa. Ford, como director, logra encontrar la sinfonía perfecta en la que las dos realidades, la de Tony y la de Susan, transcurren y encuentra el clímax perfecto en cada ocasión, acompañada de una impecable estética visual y sonora.
Las actuaciones en esta película son fenomenales. Amy Adams y Jake Gyllenhaal llevan perfectamente bien el peso de esta película y sirven de columna vertebral de ambas historia, pero las palmas son sin duda para Michael Shannon y para Aaron Taylor-Johnson que logran una integración prodigiosa con sus personajes. Es interesante porque el último papel de Shannon fue el de un villano (Man of Steel) y en esta se convierte en un buen policía con un dejo de debilidad que se siente a través de su actuación. Y Taylor-Johnson, que por fin se despoja de sus ropas de superhéroe y se transforma en un villano francamente aterrador, para su edad. No creo estar «orinando fuera del tiesto» cuando digo que el Ray Marcus de Taylor-Johnson se encuentra entre los mejores villanos del cine de este siglo.
Las escenas y los diálogos de la película son, así mismo, impecables y preparan al espectador para entender la premisa de la película, que es explícita en una frase de uno de los personajes «cuando estás con la persona que amas, tienes que ser muy cuidadoso antes de dejarlo ir, porque quizás algo así no lo vuelvas a encontrar». Una verdadera obra de arte. Cien por ciento recomendada.