
¿Se acuerdan de una telenovela llamada «Yo soy Betty, la fea» emitida hace cerca de 10 años? Si es así recordarán un pintoresco personaje que formaba parte de su elenco, una secretaria rubia de piernas despampanantes, pero muy poco inteligente. ¿Se acuerdan de su nombre? Si, claro. Cómo olvidar a Patricia «La Peliteñida» Fernandez, famosa por sus seis semestres de finanzas en la San Marino. Patricia Fernandez consiguió su puesto, Secretaría de Presidencia, gracias a que era amiga de una de las dueñas de la empresa, y ganaba cinco veces más que personas que trabajaban mucho más que ella. ¿Por qué? Fácil. Porque tenía rosca con los jefes.
¿Cómo creen que le iría a una empresa repleta de Patricias Fernandez? No muy bien ¿Verdad? Pues créalo o no, en Colombia muchos departamentos y municipios funcionan así, repletos de gente como Patricia Fernandez. El ejemplo más claro de eso , según dicen, se encuentra en el departamento de Sucre y cada uno de sus municipios.
Quiero aclarar que no tengo pruebas de nada, son sólo cosas que se escuchan, se escuchan mucho y sí, he sido testigo de ellas desde que tengo conciencia de qué es la democracia y para que se acerca la gente a las urnas, sí, desde tiempos tan lejanos como 1998.
El poder en el departamento de Sucre, no es ningún secreto, ha estado siempre bajo el manto tenebroso de Álvaro «El Gordo» García, incluso ahora que dizque está en prisión. El contrapeso político de la gente de Garcia, son los Merlano, representantes de la élite sincelejana que tienen hace años el control sobre el Municipio de Sincelejo. Los municipios del departamento son un tablero de ajedrez, donde fuerzas políticas contradictorias se alían con los García (aquí incluiremos a la famosa Enilse Lopez) o con los Merlano según su conveniencia. Aunque el peso que tiene el llamado «Gordo» García es tanto que su fuerza se siente por todo el departamento, mientras que la de los Merlano tiene una zona de influencia mucho más modesta, muy cerca de la Capital del departamento.

Pero, ¿Cómo es posible que esta gente haya logrado elección tras elección hacerse con el poder? Una complicada red de corrupción, compra de votos, influencia y promesas.
Empecemos con el departamento de Sucre como tal. La gran mayoría de los puestos públicos que dependen de la gobernación de Sucre son de libre remoción, es decir están bajo contratos a pocos meses. Muy pocos están «fijos». Al acercarse el final del periodo de un gobernador (afín al «Gordo» García) siempre cabe la posibilidad de que otro candidato se haga con el poder y los saque de allí (ya ha sucedido). Es por eso que la gran mayoría de los empleados de la gobernación de sucre y todas sus dependencias (que no son pocas) tienen como tarea comprar votos, dependiendo de la prominencia del cargo, algunos comprarán 15, otros 50, otros 500 y en fín, pero empleado de la gobernación (y dependencias) que no aporte una lista de números de cédula con votos potenciales puede ir contando con que puede ir saliendo. Así mismo otra horda de lamesuelas, que esperan conseguir uno de esos puestos públicos «corbatas» trabajan arduamente en la campaña, aportando recursos, no para imprimir folletos o pegar posters, sino para, si, comprar votos. El control que se hace de estos votos potenciales es muy rígido y se controla mediante reuniones donde se verifica «las cédulas» de tal o cual empleado asistieron.
Entonces luego de cada elección, se empiezan a remover empleados (algunos ponen demandas multimillonarias) que no participaron en el proceso corrupto y se empiezan a nombrar las Patricias Fernandez, un montón de inútiles recomendados, muchos con credenciales falsas para acceder a puestos que les fueron prometidos a cambio de votos.
Los votos que compran los empleados actuales y «potenciales» es una base importante de electores. Sí, pero no es suficiente. Los dineros públicos que se cortan mediante actos de corrupción (es decir, carreteras de mala calidad, inexistentes, kits escolares que nunca llegan, mercaditos que nunca son armados, en fin) y malas prácticas en la contratación, o también con dineros de oscuras procedencias de grupos al margen de la ley, son entregados a los llamados «líderes locales» o «líderes comunales». A cada líder se le entrega una cantidad. Digamos 25’000.000 por una cantidad de votos, digamos 500. El problema es que si el «líder» no aporta los votos prometidos, probablemente le suceda algún accidente tiempo después, sino consigue la plata completica y la devuelve. Y no se compran 500, se compran miles y miles. ¿Quién paga esa plata?
Para terminar con broche de oro, no hay que olvidar las influencia que tienen los políticos en la elección como estructura, jurados de meza con negras intenciones, registradores locales corruptos, empleados de la registraduría nacional dispuestos a alterar datos … en fin, todos en la lista de beneficiarios de la gente de García y de los Merlano.
Tampoco se crea que esto es cosa de viejos, estos personajes conocen muy bien a los «líderes universitarios» y saben ganarse su apoyo, así que mientras en la Universidad gritan arengas antiuribistas y en contra de la corrupción, por debajo están recibiendo dineros para convencer a este importante segmento de la población juvenil de votar de acuerdo a sus propios intereses. Muchas de esos jóvenes, se benefician directamente de la llamada «teta estatal» hijos de empleados de la gobernación o sus dependencias, o de empleados de los negocios de la élite sincelejana, y aprovechan las redes sociales como facebook y twitter para incrementar su influencia, muchas veces a punta de mentiras y hecho retorcidos a su favor.
No son muy inteligentes y una mirada atenta a sus cuentas (algunas llevan la palabra «Sincelejo») revelan la verdader intención, que no es la de informar (ni mucho menos) sino la de desinformar e influir de manera abierta las elecciones.
La dinámica antes descrita no se limita únicamente a la gobernación, las alcaldías son todas nidos de corrupción que desangran toda la plata que ingresa, las pocas obras que se llevan a cabo, se llevan con un endeudamiento que deja 50% para el bolsillo del alcalde, 30% para el bolsillo del contratista y 20% para la ejecución de la obra. Siempre se escuchan cosas como «Se formulan los gastos por tanto, pero sólo cuestan tanto y nos queda tanto».

No es de extrañar entonces que hasta ahora que medio estamos despertando de esa mentalidad neo-feudal a nivel nacional, apenas nos estemos dando cuenta quienes son y creo que no sería una mala idea una investigación profunda y una remoción de personal a todo nivel en los estamentos públicos del departamento de Sucre. Con una temporada fuera, quizás el inexistente voto de opinión de los sucreños surja y haya algo de esperanza para el departamento.