Y luego de semanas de críticas intensas, incluso antes de su desafortunado estreno, RCN por fin sacó del aire a «Chica Vampiro», serie que no llevaba ni diez días al aire. Este es sin duda uno de los fracasos más grandes de RCN, superado únicamente por el de la novela que protagonizó Jaider Villa que no duró ni 3 días. ¿Pero es en realidad la «Chica Vampiro» tan mala como la pintan, para que genere comentarios como este:
Un día el hombre se dio cuenta que cagaba, mas adelante el hombre se dio cuenta que ahora la mierda esta en RCN con la chica vampiro.
«Rafael Orozco: El Ídolo» la ficción haciéndose pasar por realidad.
El Prime Time o Franja Estelar de los dos canales privados en Colombia (Caracol y RCN) definitivamente da para todo. Desde Realities importados (Colombia’s Next Top Model) , pasando por comedias sin sentido (¿Donde Carajos Está Umaña?; Casa de Reinas) hasta novelas de traquetos y prepagos (El Capo), todo eso hace parte de lo que consume el enorme porcentaje de la población que no tiene cable.
Hasta el Viernes 24 de Enero las nuevas producciones del canal estuvieron enfrentadas. Por un lado Caracol con «Rafael Orozco: El Ídolo» y por otro RCN con «Allá Te Espero».
La apuesta de Caracol es efectiva y segura, apoyándose en la formula inventada para Escalona, popularizada por Marbelle y confirmada por el Joe Arroyo: hacer una novela semi-autobiográfica donde el 90% de lo que pasan no es más que simple y clara ficción. Rafael Orozco es un melodrama musical basado (escasamente) en algunos momentos de la vida de Rafael Orozco y el público hace mejor en verlo como ficción que como realidad. Y es allí donde le veo el problema a estas novelas. Lo dije cuando salió la novela del Joe Arroyo, el crédulo publico colombiano, especialmente los niños y adolescentes que no conocieron a estos personajes, terminan creyendo que todo lo que sale en la pantalla de su televisor es verdad creando una aureola de santidad sobre ellos, que están muy lejos de tener.
«Rafael Orozco: El Ídolo» es sencillamente la ficción disfrazada de realidad.
«Alla te espero» es la ficción reflejando la realidad.
Por otro lado, la apuesta de RCN es arriesgada. Invertir en una telenovela parcialmente grabada en el exterior, con un extenso reparto coral donde cada personaje tiene un peso importante en la historia y donde es difícil distinguir los personajes principales (o la clásica pareja protagonista) de los secundarios es una apuesta temeraria. Sin embargo «Alla Te Espero» logra manejar muy bien su historia dándole los pesos adecuados a cada personaje. Pero lo esencial de esta producción es la carga de realidad que lleva, un mensaje social que se enmarca en un fenómeno social supremamente complejo como es la emigración tanto a otros países, como a otras ciudades.
A diferencia de la novela de Rafael Orozco, «Alla te espero» es la realidad disfrazada de la ficción.
Caracol le lleva una ventaja mínima a RCN, ambas producciones con 11 puntos de Rating lo cual da cuenta de que hay un empate técnico entre ellas. Personalmente encuentro más interesante la forma de crítica social, enmarcada en varias historias de amor, que pretende mostrar «Alla te espero», que la historia de Rafael Orozco que hace uso de los clásicos clichés de las telenovelas extranjeras para rellenar un argumento que no tiene nada de real. Pero en la televisión como en todo, no todos tienen el mismo gusto y si a usted le gusta una o la otra está en todo el derecho de sintonizar lo que le de la gana.
La televisión después de todo se hizo para entretener y entre gustos no hay disgustos. Igual desde la próxima semana, los infinitos cambios de horario de los canales privados harán que estas dos novelas no estén enfrentadas y que al final hasta puedan verse las dos.
Casi 15 años después de la aparición de los canales privados, sus noticieros han perdido la objetividad y han optado por el sensacionalismo y la populachería sin límites.
Noticias RCN, uno de los noticieros más criticados en el país, por su falta de objetividad.
1998, cuando se empezaron a promocionar los canales privados en Colombia, aún en sus señales en prueba, una de la banderas que acompañaba su promoción era la de los noticieros. En efecto, los canales privados ya NO tendrían la molesta restricción de 30 o 35 minutos por emisión, puesto que podían arreglar su parrilla, prácticamente como les diera la gana.
Pero en esos primeros años, muy poco fue lo que cambió de los noticieros que veíamos ya en los canales públicos. Mantuvieron 4 emisiones diarias, en el mismo patrón de los canales públicos (7am, 12:30pm, 7pm y 9:30 pm) con ciertas extensiones en la emisión de la mañana y la del mediodía y manteniendo muy estricto el tiempo de los noticieros de la noche. En aquellos tiempos la linea editorial de aquellos noticieros era clara. En la mitad del peor momento de la guerra en Colombia, es muy fácil recordar a los periodistas cubriendo el fin de la zona de distensión, el espanto de las pescas milagrosas y los campos de concentración de secuestrados de la guerrilla, con la máxima objetividad que permitía ser parte de un negocio, no de un servicio público.
Poco después, las cosas empezaron a cambiar, no sólo los noticieros se empezaron a extender demasiado (el noticiero del mediodía hubo un tiempo que se acababa a las 3) sino que empezaron los primeros chascos: dentro de la estructura de los noticieros se empezaron a vender como noticias los mismo productos de los canales. Así como nos acostumbramos a ver como hechos históricos el estreno de la novela de las 8, o del reality de las nueve o del narcoseriado de las 10.
Pero hasta ahí, las cosas no son tan oscuras, lo que si es preocupante es todo lo que siguió después. Las lineas editoriales de los noticieros se transformaron en verdaderas posiciones políticas, en algunos casos tan apasionadas que no quedaba lugar a duda de que con el fin de mostrar las cosas como ellos querían (y quieren) que el público las vea, son capaces de distorsionar la verdad, si es que no se arriesgan definitivamente a mentir del todo. Eso sucedió en el gobierno de Uribe y sí, aunque soy uribista y defiendo la posición del ex-presidente, tampoco soy ciego al hecho de que los noticieros de los canales privados (especialmente el de RCN) estaban definitivamente parcializados.
Pero no sólo de política, muertos, goles y tetas se puede alimentar un noticiero de dos horas y media y eso lo saben muy bien en las emisiones de la mañana y el medio día. Estos noticieros tienen esparcidos por todo el país un montón de periodistas (o debería decir sabuesos) a la espera de la más mínima nota que pueda causar conmoción para alimentar el morbo malsano del grueso de los espectadores.
La nómina de nuestros noticieros deja mucho que desear.
Es así como asesinatos macabros, que hasta hace años hubiesen sonrojado a los lectores de crónica roja, aparecen felizmente como noticia de entrada de estas emisiones, y claro, no desde una perspectiva sana e informativa, sino desde una perspectiva críticona (no crítica) y santurrona que parece sugerir que ellos tienen la verdad y la moral absoluta y el resto de la humanidad les debe pleitesía. Que blasfemia.
Es así como han armado un escándalo de proporciones bíblicas porque una profesora pellizco a un niño, porque un diputado le pegó a la hija delincuente, o porque la fiscalía se equivocó en cierto dictamen. Los noticieros ya no informan, sino que arman historias, telenovelas, con héroes y villanos, donde todo es blanco o negro y donde hay que elegir lados. Nadie se preocupó por ponerse en el lugar de la profesora, o del diputado o de tanta gente que se gana el no tan grato privilegio de caer en boca del país por cuenta de esos noticieros.
Es por esa actitud perseguidora que problemas locales pequeños se convierten en monstruos inmanejables a nivel nacional, por causa de la imprudencia de estos espacios, supuestamente periodísticos. Muy lejos han quedado los pilares del periodismo donde la objetividad y la ética son esenciales. Es por eso que ya no veo los noticieros como fuente de información, sino como entretenimiento, puro y sencillo.
No es sino ver la calidad de «profesionales» que pululan en los noticieros: médicos egresados de sólo Dios sabe que universidad de garaje; modelos con pésima reputación; expertos en todo, que no saben nada; periodistas que no investigan (todo se lo dejan a Pirry o a Manuel Teodoro) y lectores de telepronter que no conocen al país y pronuncian mal los nombres de los municipios o sencillamente se equivocan leyendo.
Igual, están tan bien hechos estos noticieros que casi nunca son aburridos, pero son eso, puro y simple entretenimiento, no información.
Vergüenza. Eso es lo que debería darle a Fernando Gaitán, Vicepresidente de Contenidos del Canal RCN. Luego de haber tenido un año de éxitos sostenidos para la calidad de esos contenidos que el mismo ha supervisado, producido y hasta escrito en algunos casos, lo que ha sucedido con la telenovela, que se supone es el homenaje al Joe Arroyo, es la peor mancha del canal desde que se fundó hace ya 14 años.
Luego de la muerte del ídolo musical se han destapado una serie de ollas podridas que apuntan a que su viuda en realidad lo convirtió en una máquina de producir dinero, a costa de su salud y su bienestar. Aunque no es a mi a quien le debe constar todo eso, lo cierto es que era notorio en las entrevistas y en los mismos apuntes de entretenimiento por parte de las largamente acusadas de serprepago presentadoras del entretenimiento de ese canal que le costaba trabajo caminar y hablar, pero curiosamente aunque su salud parecía no andar tan bien parecía que ocupaba gran parte del noticiero de ese canal, obviamente como estrategia publicitaria… Que el Joe recibió la muerte de Esthercita Forero, que el Joe le dio el visto bueno a los actores de la novela, que el Joe le dio el visto bueno al Mundial, que el Joe le cantó a su esposa, que el Joe, que el Joe, que el Joe. Por Dios un zumbido permanente en ese canal que era molesto y encima de eso todas las emisoras de radio de RCN ponían día y noche la música del Joe, es decir el Joe salía hasta en la sopa.
Pero la causa de esa cantidad exagerada de promoción, la telenovela, es bastante cuestionable. Todo el mundo ha hablado que la historia que presentan en la telenovela es 99% pura y simple ficción. El enfoque descarado sobre el personaje de Jackeline Ramón, que es sobre quien parece girar la novela en muchas ocasiones y ese apuro por presentarla como la chica pura y buena hace pensar que en el contrato en el que se cedieron los derechos para llevar a la pantalla chica la historia del Joe, debe haber muchas clausulas sobre la forma en que los libretistas debían presentar el personaje. Es un secreto a voces que esta señora no conoció al Joe cuando eran jóvenes en el paroxismo del carnaval de Barranquilla, sino que la conoció tiempo después y hasta algunos, entre ellos Mary Luz, la ex-esposa del Joe, afirman que la conoció estando embarazada de Diomedes Diaz. Y es una verdadera porquería que se le quiera meter en la cabeza a los Colombianos, que esa señora era tal cual y como la pintan falsamente en esa telenovela.
Los mismos diarios El Tiempo y El Heraldo han puntualizado en muchas ocasiones y en varios artículos que la forma en que murió el Joe raya en la negligencia criminal de su esposa, y mientras tanto RCN pintándola como una santa estilo María la del Barrio.
Aunque es claro que una telenovela no puede retratar con toda fidelidad una biografía sin caer en el fondo del rating, era posible hacer la historia de manera fidedigna, pero la avaricia de los directivos de RCN decidieron apresurarse y firmar a todo costo, para lanzar la telenovela y ganar millones con las ventas de ringtones, cuadernos y sobre todo publicidad en su parrilla.
Tenían mucha razón todos aquellos que criticaban a ese canal por su parcialidad informativa, que ahora no sólo se queda en sus noticieros, sino que se vende a Colombia entera a punta de telenovelas. Que Vergüenza.
Margarita Rosa de Francisco regresa en un papel exigente a nivel dramático en Correo de Inocentes.
Anoche se estrenó la nueva «serie» de RCN, Correo de Inocentes, protagonizada por Margarita Rosa de Francisco. Del primer capítulo, que se estrenó sin comerciales, lo que significa que se van con toda contra los de Caracol, que parece que siguen sin despertar.
A primera vista la serie impresiona, la calidad de la imagen es excelente. Los escenarios donde transcurre la historia son completamente adecuados, tanto los interiores como los exteriores, de rescatar las tomas exteriores en la ciudad de Bogotá. Se nota que el elenco ha sido muy bien escogido. Margarita Rosa de Francisco, que regresa de más de una década de no aparecer actuando (aunque su trabajo en «El Desafío» creo que también contará como actuación) en la franja estelar Colombiana, demuestra sus calidad como actriz, ella era la elección apropiada, la verdad no me pinto a Marcela Carvajal transmitiendo en el público la carga dramática de Pilar Carrasco que De Francisco logra magistralmente. Salvador del Solar y Cristina Campuzano encajan muy bien en sus roles (demasiado diría yo). Pero las mejores actuaciones, de la noche al menos, fueron las de Ricardo Leguízamo y Laura Garcia, más la de esta última que personifica a la villana haciendo gala de una frialdad escalofriante por momentos.
La historia es concreta y solida, y además está muy bien contada. El manejo narrativo es adecuado, la historia es rápida, no hay escenas sobrantes, ni de relleno.
Ahora, aunque se critique al extremo que de nuevo nuestros canales privados aborden la temática del Narcotráfico, al menos RCN tiene la decencia de sacar una producción nacional, no como Caracol que no tuvo más opción que sacar un enlatado en pleno Prime Time con la dichosa Reina del Sur.
No hay duda que la serie está más cerca de lo cinematográfico que de lo novelesco. La historia de amor es real, creíble, aunque las motivaciones de los personajes caen de nuevo en lo mísmo de siempre centrado en la ambición, los remordimientos y el énfasis en el estatus social (tal vez para atraer el público femenino, amantes de las telenovelas) dentro de la historia. Eso del lado de la historia de Del Solar y Campuzano. Por el otro lado, el que comanda Margarita Rosa, las cosas son más reales, más palpables. La historia de la EPS es totalmente acertada, obliga al público a identificarse con ella.
Es en fin, una muy buena producción, superior a la sarta de estupideces que salen cada rato en Estados Unidos, de la talla de la versión 2010 de Melrose Place, o Gossip Girl, o Hellcats. Esta serie demuestra creatividad y buen trabajo del equipo de producción.
Aún falta mucha tela por cortar, faltan personajes y actuaciones claves, al menos dentro de lo que se ha visto en los teasers promocionales de la serie, la serie arranca bien, dispuesta a consolidar el liderazgo de RCN. Solo queda seguir pegado y ver con que nos sorprenden los libretistas, en la parte de la serie que no se adelantó en los promocionales. Alla nos vemos.