El Reino de la Big Cola
Habíase una vez, en un reino muy, pero muy cercano, un pueblo que nació bebiendo chicha y agua e panela, exprimidos de frutas y hasta sangre de ternera.

Tomaban de esos frutos que les daba la naturaleza, sin embargo ese pueblo se llenó de pereza. Ya les parecía demasiado esfuerzo, moler, exprimir y hasta servir el almuerzo.
Luego con el tiempo, un señor decidió que ya era hora, que debía ganar,de la bien llamada pereza local. Sacó al mercado un producto bien raro, no era ni jugo, ni chicha, ni helado. Llena de olores, burbujas y colores, hasta los más aburridos les pareció bien chido. Era aquella bebida una gran maravilla.
Pero luego de un tiempo y con mucho recelo, el señor ambicioso, se puso celoso, pues de su idea el temía que todo el mundo bebía, más en sus propias finanzas, no llegaban ganancias.
El señor ambicioso se puso oneroso, y decretó que a sus bebidas, el precio subiría, pasó de doscientos a casi seiscientos, y quedó todo el mundo viendo un chispero.
Luego de años de precios tan altos, el señor ambicioso se volvió poderoso y nunca creyó que su mundo cambió, hasta que un buen día, cuando menos creía, el mismo lo vio, y en televisión, habían sacado la misma bebida que un día el hombre con gozo inventó, la única diferencia era que era barata y no pudo el hombre aguantar la impresión.
Se llamaba Big Cola, la famosa bebida, que imitando e imitando al pueblo ganó, lo que nadie sabía era lo que componía, a dicha bebida que tan barata…pues salió.
¿Qué tan democrática es Colombia?

Imagínese tener a alguien que lo escuchara, que de acuerdo a sus necesidades, hiciera lo que estuviese a su alcance para mejorar no solo su situación sino la de sus vecinos, amigos y familiares. Y supongamos que esta persona puede hablar por usted, cuando otros no lo quiera escuchar y que peleara y que se esmerara en mejorar su calidad de vida, que tuviese en cuentas sus opiniones y que le agradeciera por permitirle hablar por usted.
Aunque usted no lo crea, usted tiene por ley, derecho a tener una persona con esas características. Y para aumentar su sorpresa la persona que por ley está en la obligación de escucharlo y de velar por USTED y por sus vecinos es nada más ni nada menos que la persona por la que usted vota en las elecciones.
Aunque usted siga sin creerlo, la idea de la democracia es la de que el pueblo se gobierne a sí mismo, no que una élite privilegiada y rica lo hiciera. Aunque usted no lo crea, la idea de la democracia como la imaginaron en Grecia, como renació en Francia y como se desarrolló en los Estados Unidos es que TODOS debemos estar representados. Una república se constituye de un pueblo, de su gente, que es soberano, que le da permiso a unas instituciones para que operen en SU nombre, no a nombre propio.
Pero, cuando usted votó la ultima vez en la elección de senado, cámara, gobernador, asamblea, o incluso concejo y alcalde ¿conocía al candidato por el que votó, personalmente? ¿conocía sus propuestas?¿lo escuchó a usted que propuestas tenía usted? ¿le preguntó que necesidades insatisfechas tenía usted y su comunidad? La respuesta obvia es NO.
Tanto que nos quejamos (y me incluyo yo) de la dictadura que hay en Venezuela, de las lejanas dictaduras de Medio Oriente y Corea del Norte, de China, de Cuba, y no nos sentamos a reflexionar que nuestra democracia es inexistente no por culpa de los parapolíticos o de la corrupción, no por culpa del presidente o de Piedad Córdoba, no por los vinculos de los políticos con lafar o con las bacrim, no, nuestra democracia muere por nosotros, porque si, nosotros somos los culpables.
En lugar de elegir con responsabilidad, pensando en el bien propio y el de la comunidad a largo plazo, preferimos hacer parte o de aquellos que votan porque el sobrino de la cuñada del padrino, tiene caña con el político X y le prometió un puesto en la gobernación o en la alcaldía a cambia de tantos votos, o somos parte de aquello que votamos basándonos en lo que nos dicen los medios de comunicación, en las encuestas, o peor solo nos ponemos a quejarnos de todo y el día de las elecciones nos quedamos en la casa hablando mierda de que el país no funciona y que por eso no vale la pena ir a ejercer el derecho al voto.
Somos un país afortunado, nuestro voto vale, pero no los 50 mil o 100 mil pesos que nos pueda ofrecer un lacayo de los asesinos disfrazados de políticos que estaban en La Picota o cualquiera de sus familiares, nuestro voto vale porque es la oportunidad de cambiar la cosas. La democracia es un sistema imperfecto, pues presume que el pueblo es lo suficientemente disciplinado y sobre todo sabio para tomar sus decisiones, pero no.

Habiendo asistido a reuniones proselitistas y encuentros locales donde unos desconocidos buscan votos vemos que TODOS tienen el mismo discurso, todos proponen lo mismo, lo único que cambia es el séquito de seguidores, la mayoría de ellos de muy poco nivel de educación que los acompaña, claro es porque entre más lambones y más lame culos seamos más oportunidades hay de que le den el puesto a la mamá, a la hermana y si estoy de buenas a mi.
Lamento decirlo pero la democracia a los Colombianos nos quedó grande y no queda sino darle la razón a Salud Hernandez cuando dice que un pueblo que elige mal a sus lideres MERECE pagar con lagrimas y hasta con sangre el precio de ese error, y creame que lo estamos pagando, todos y cada uno de los que vivimos en este país. Así que la próxima vez que vaya a votar PIENSE, instruyase, lea, no se deje llevar por lo que otros dicen y formese su propia opinión y vote por aquel que se muestre dispuesto a escucharlo y que se muestre dispuesto a apoyar a su comunidad, no al que este dispuesto a darle 50 mil pesos el domingo de la elección y además de un tamal o pastel como lo conocemos en la costa. Piense en el futuro y si ve que alguien lo hace, si hay algo que la tecnología ha logrado es que haya ojos y oídos en todas partes, seamos responsables y denunciemos, Después de todo es nuestro patrimonio y el de nuestros hijos el que está en juego. No un patrimonio en riquezas y en ceros en cuentas bancarias, un patrimonio que está en cada una de las riquezas que se encuentran en la geografía de este país y sobre todo una riqueza que está en nosotros mismos.
Lo que le debemos a Uribe
Si usted está leyendo esto probablemente está cómodamente sentado en su casa frente a la pantalla del computador, preocupándose de cosas como las cuentas de fin de mes, la inseguridad en las callas, la salida del próximo fin de semana con los amigos, los problemas con la novia o el novio, en fin. Pero acaso se ha imaginado usted como es vivir aislado, viviendo de lo que produce la tierra, llevando una vida sencilla pero satisfactoria. Muchos de nosotros no nos imaginamos en semejante plan, rodeados de mosquitos y otras bestias tropicales pertenecientes más al mundo de la ficción que al mundo real.
Pero sí, aunque no lo creamos, hay muchos, muchos Colombianos que viven así y son los Colombianos que el DANE contabiliza como la Colombia Rural, pero viviendo en este pueblo alejado de la Mojana Sucreña y oyendo las historias de los periodos oscuros de finales del siglo XX y comienzos del XXI no me queda duda de que aquellos que critican al ex-presidente Alvaro Uribe Velez tienen una versión bastante «Disney» de lo que era Colombia antes de que el, si el paisa, el de carriel, el que muchos han tildado de paramilitar, el que no iba con los protocolos reales, el que escuchaba al pueblo, si el, llegara a la Presidencia de la República.
Así como las historias que he escuchado aquí, son las historias en tantos otros y más vastos territorios de nuestra geografía nacional desde las llanuras de los Llanos Orientales, El Magdalena Medio, el Chocó y tantas otras regiones que parecen estar tan lejos de la agitación de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla o Bucaramanga que parece que pertenecieran a otro país, un país que no conocemos, o que no conociamos, al menos hasta hace unos años.
Las historias que escucho de sangrientas tomas guerrilleras, de combates salvajes entre un ejercito debilucho y paramilitares, de paramilitares y guerrilla y de guerrilla y ejercito, que desembocaban en más muertes civiles; historias de hombres que eran comunes y corrientes pero que un día se vieron forzados a tomar las armas para defender su sustento de trabajo de una guerrilla morbosa y sádica, hombres que después se convirtieron en una contraparte igual o más oscura a la guerrilla, capaces de crimenes atroces sin ningún remordimiento. Historias de asesinatos a sangre fría a plena luz del día, historias de muchachos que corrieron por su vida y murieron justo antes de entrar a su casa, de cuentas pendientes, de asociaciones con los políticos, con los policías. Historias que si se cuentan en una misma noche le quitan el sueño hasta al más tranquilo.
Historias, historias, pero la historia más cruel quizas es la de todos los demás, los inocentes que se veian involucrados por las circunstancias, atrapados en una incetidumbre eterna de si el siguiente muerto, será alguien cercano, de si salir a la calle es un peligro, de si se puede hablar o no, porque todo era una excusa para matar en esa época y lo peor era que ese estado, cuya obligación desde su concepción es el de proteger a sus ciudadanos, los tenía como ciudadanos de tercera categoría que eran solamente carne de cañón que no importaba mucho quienes morían y quienes no.
Hasta que llegó Uribe, quien le siguió a Pastrana, que no sirvió para nada mejor que para entregarle el país a la guerrilla y verla fortalecerse y por regla de tres simple se tuvieron que fortalecer los Paramilitares y en la cadena de desconfianzas y errores, de ayudas prohibidas, murió tanta gente. Hasta que llegó Uribe, quien decidió aniquilar esa sombra que se cernía espesa y densa sobre las cabezas de nuestros campos, de nuestros compatriotas, que decidió hacer presencia, solida en cada pueblo, vereda, por pequeña que fuese, porque sí, Bogotá, Medellín o Cali son muy importantes pero su importancia es relativa, la constitución no indica que un pueblo sea menos que una ciudad, que no se deben invertir recursos. Fue ahí en esa concepción erronea de que mientras la guerrilla se quedara en el sector rural pues menos mal para todos. NO, es ahí donde se fortaleció y llego a expanderse tanto que llego a ser casi que incontenible, con pescas milagrosas, ataques a poblaciones, y asesinato de alcaldes, gobernadores y concejales.
Fue Uribe quien se apersonó del tema, dando la orden de que ningún municipio del país quedara sin protección, de que las carreteras fueran seguras y así fortaleció la confianza del mundo en un país que ya no soportaba más desprecios de la comunidad internacional, de sus hermanos latinoamericanos, de las grandes potencias, ese mismo país es ahora una economía relativamente sólida, que resistió la crisis económica más brava desde «La Gran Depresión» quien se encargó de supervisar obras ya destinadas a convertirse en elefantes blancos donde reinaría la corrupción y la negligencia, pero fue Uribe quien se concentró en lo que era importante y era que el si sabía leer al pueblo. Sabía lo que querían y trato de darselos.
Como todos los seres humanos, el no es perfecto, cometió muchos errores, tenía muy malas compañías, pero lo cierto es que en la telaraña de la política hay que valerse de trucos no muy limpios para lograr propósitos, más grandes, «The Biggest Good» como dirían los gringos, pero hasta aquellos que hablan mal de el, cuando vienen a un sitio de estos y ven a la gente feliz, contenta, libre de miedos, libre para moverse de un lugar a otro, eso vale todos los dolores de cabeza que hayan surgido de las intenciones de crear un mejor país. Al menos el si dio un paso al frente y puso el pecho para enfrentar a ese monstruo que nos estaba por devorar. Mucho más que los que lo critican desde la comodidad de sus apartamentos en una ciudad grande donde lo peor que les ha sucedido es una billetera perdida en un bar.
Sincelejo, una Perla en la Sabana.
Articulo original de Alfredo Molano Jimeno, Revista Volar de Satena

Sincelejo es un pueblo antiguo, de los más viejos de la historia de nuestro país, y por lo mismo testigo del trasegar de los hombre por estas tierras. Cruce de caminos al que hay que llegar, paso obligado para quienes se obstinan en conocer a Colombia, a su gente y sus culturas, La Capital de Sucre esconde bajo su piel de polvo infinidad de historias.
La historia tiene la virtud de explicar el presente de los lugares, de darle color al pasado, de regalarnos elementos para imaginar. Sincelejo ha visto pasar el tiempo como los arboles al viento. Ha oído a los cantores sabaneros con sus nostalgias andariegas, ha sufrido el olvido y la inmortalidad. Es un libro abierto para la memoria de Colombia.
Esta es una ciudad de crecimiento en lo que se conoce como la Sabana, una subregión en el nororiente de Colombiaque conecta los departamentos de Córdoba, Bolivar y Sucre, de la cual es capital departamental. De allí sale la figura del juglar sabanero, contador de historias y su acordeón. Allí el aire arrastra un halo de costa, de mar, de Caribe. La Sabana levanta un polvo de camino, de paisaje de García Marquez, ocres de lugar detenido en el tiempo, silencios interrumpidos por el impulso musical que brota del alma de la gente. El arte que los habita y los desborda, por ser hijos de esta tierra.
Dos Ciudades Hermanas.
Tras el descubrimiento de América, los migrantes de América, los migrantes a las Indias se dedicaron a explorar la nueva tierra en busca de puntos estratégicos para fundar pueblos. Debían controlar caminos y rios, puertos y comunidades indígenas. Era necesario construir iglesias para difundir la palabra del Señor y alrededor de ellas concentrar a la población, a los salvajes como los llamaron, para civilizarlos. En esta empresa fueron fundadas Sincelejo y Corozal. Eran puntos claves en su objetivo por hacerse a los caminos que llevan al mar y del interior a este. Estos territorios se confiaron a los padres jesuitas, como tantas otras zonas de Colombia, quienes influyeron culturalmente en el proceso del mestizaje. Los jesuitas se caracterizan en nuestra historia por haber fundado haciendas ganaderas que eran trabajadas por indígenas que a su vez eran «civilizados». De ahí viene su tradición ganadera que por años ha sido el motor de la economía regional y que hoy le merece el rótulo de la Capital cebú de Colombia. Allí la carne y los lácteos son, quizá, los mejores del país. Corozal y Sincelejo son pueblos hermanos, siameses. Unidos por una carretera y hoy por un aeropuerto, comparten mucho más que los rasgos de sus pobladores; entre ellos hay una historia común.
El Origen de Sincelejo.
En la época prehispánica estas tierras fueron habitadas por indígenas zenú; algunos historiadores afirman que a la llegada de los españoles se contabilizaron 161 familias y que Sincelejo se fundo el 4 de Octubre de 1535 con el nombre de Francisco de Asís de Sincelejo, bajo la encomienda de Cristobal Rodriguez Peñate. Pero como la historia nunca es una y tiene diversas explicaciones e interpretaciones, otros entendidos en el tema afirman que los documentos históricos indican que donde hoy se encuentra la ciudad habia una pequeña y dispersa aldea indígena que los conquistadores utilizaron, primero, como lugar de paso y, posteriormente, como sitio de residencia. Sin embargo lo que está claro es que Sincelejo tiene un largo pasado, que su plaza y sus calles esconden, agazapadas en los tremendales del olvido, una riqueza cultural e histórica inimaginable.
En el medio, la plaza.
La plaza central y la iglesia de cada pueblo son muestras inequívocas de la antigüedad y el valor histórico y social del lugar. La plaza abraza la iglesia y allí se desarrolla la vida social. Alrededor de su marco se construyeron las mas bellas casas que eran habitadas por las familias mas prestantes de la ciudad. Tanto la de Corozal como la de Sincelejo son joyas arquitectónicas: los palacios republicanos con su balcones, los tejados altos y las columnas redondas. Desde tiempo inmemorial la plaza ha sido punto de encuentro. En las tardes, los viejos se reúnen a intercambiar recuerdos y a hablar de política mientras los niños corretean. La alegría propia de los costeños se expresa con toda naturalidad aquí. A la sombra de los campanos y los cauchos, grupos de hombre se reúnen a jugar cartas o al parqués, las mujeres se sientan en los bancos, con sus vestidos perfumado; los personajes más importantes, ricos y populares del pueblo, llegan hasta aquí, desde los políticos hasta los brujos curanderos, los charlatanes y los artistas. Es el teatro social, el lugar por el que hay que empezar para entenderlos y gozarlos.
Por aquí también se empieza a entender la obra de García Márquez. Sus historias son retratos de esta zona. Crónica de una Muerte Anunciada es un relato que se desarrolla en Sucre, que describe, de alguna manera a su gente y a sus paisajes. Es en sitios como esros donde habitan sus personajes. Es aquí donde las tardes caen como plumas arrastradas por el viento, lentas, paso a paso…en estas sabanas amarillas y perfumadas por los castaños, los mangos y los cauchos. Aquí los arboles son personajes centrales del lugar, estatuas vivas a las que se le dedican poemas: los campanos imponentes que se estiran a lo alto, los almendros y los magnolios que destilan sus aromas por toda la sábana. El viento lleva esos perfumes por los bordes de las carreteras y los pastizales amarillos y la magia se dispersa.
En los bancos de la plaza, todas la tardes Antonio Zuluaga, uno de los personajes más conocidos de la ciudad por sus aportes al arte desde la pintura, se encuentra con sus viejos amigos. Importantes personalidades de la vida intelectual, artística y política de Sincelejo, Tiene 79 años y sus movimientos son lentos, meditabundos. Su casa es de dos platas con espacios amplios y un patio florecido. En el segundo piso bajo un techo de palma, al manera como antes se construían las casas en Sincelej, el maestro tiene ubicado su taller. En su espacio íntimo donde entra en un trance colorido. Sus cuadros han recorrido el mundo entero: Londres, Roma, San Francisco, Banglol, Buenos Aires, San Juan de Puerto Rico, Berliin, Tokio, Milan, Paris, Suecia, Madrid, Moscú, Viena, Ciudad de México, Caracas, Beijing, entre otras. Se considera un artista por vocación, que empezó temprano en su vida, «pinto desde los nueve años, me nació de adentro, como si hubiera nacido con una tiza en la mano» cuenta entregándose al recuerdo.
Toño como lo conocen en la ciudad, es considerado uno de los exponentes más importantes de las artes plásticas y llegó a ser reconocido como el tercer mejor pintor del mundo en el manejo del pastel. Pero su fama no es gratuita, su carrera ha sido exitosa y modesta. Fue discípulo de Alfonso Melo, el mismo que habría sido maestro de Obregón. La casa de Antonio es un santuario del arte y en sus paredes cuelgan algunos de sus cuadros más queridos.
El Legado Musical

Sincelejo y Corozal están ubicados en puntos estratégicos. esta es una de sus características y la razón para que hoy sea una ciudad que crece y se moderniza vertiginosamente. Por aquí deben pasar los que van para el Golfo de Morrosquillo, también quienes se dirigen de Montería a Barranquilla, Santa Marta o Cartagena. Es un cruce de caminos. Para los españoles se trataba de un lugar neurálgico del control regional, eran pueblos vitales, bisagras que unían varias zonas. Era el lugar donde los viajeros paraban a descansar. A pesar de no tener ni río ni mar, Sincelejo y Corozal se hicieron importantes como lugares de paso, como puntos clave del comercio regional.
Ésta también ha sido una zona que ha sufrido los embates de nuestra historia reciente de violencia y este pasado oscuro merece ser referido con el ánimo de homenajear y recordar a la gente que ha dado la pelea desde el arte y la cultura, desde la vida y la solidaridad. Aquí el paramilitarismo clavó su garra con mayor fuerza. Por eso en la zona de los Montes de María cualquier iniciativa social y cívica tiene un valor exponencial. Donde la muerte ha rondado insaciable, la vida es más valiosa. En la tierra árida y seca, una flor tiene una belleza más sorprendente y mágica.
El Conservatorio de Música de Sincelejo es muestra de eso. Durante doce años este proyecto se ha abierto paso con las uñas, pero ha sido una apuesta cultural para enfrentar, frenar y sanar las heridas de la guerra. Allí bajo la dirección generosa de sus dos padres, Esteban Orozco y Zoraida Gutierrez de Orozco, 811 niños menores de edad y en condición de vulnerabilidad apuestan al folclor y al arte como opción de vida. En su mayoría son hijos de trabajadoras sexuales, de reinsertados, de vendedores ambulantes, de desplazados. Y casi todos tienen becas de 100%.
En el segundo puso de una de las casas mas bellas de la plaza central 25 niños y niñas de entre 10 y 17 años ensayan una de las piesas musicales que llevarán al homenaje de Rafael Escalona en Valledupar (…) Un niño de diez años levanta un clarinete que le llega abajo de la cadera. Se sumerge en su mundo y con los ojos cerrados sopla una melodía: La mariposa del rio Baudillo, de Escalona. La música se toma el cuarto de ensayo. Los otros niños lo escuchan con los ojos clavados en su boca. La batería marca el ritmo, los saxofones se integran. Una nota salida de tono llega a los oídos del director, que con mirada fruncida aplaca a una niña que toca la tuba. La alegría de la tonada crece y los instrumentos empiezan a trenzarse, a tejer. De pronto el director hace una seña y la música se detiene. Le pide a uno de los estudiantes que toque una parte, el intenta, pero desafina en el tono fina, vuelve a intentarlo, la concentración se nota en sus manos y sus labios. Se hace un silencio. En el silencio empieza la experimentación de cada uno, con su instrumento tratando de vencer la tonada más difícil. Los sonidos aumentan, se tonan anárquicos y desordenados. El director retoma las riendas…y la música vuelve a ser como el canto de la tarde.
Para Esteban, el conservatorio ha sido un proyecto que le ha dado la vida, todo un proceso de aprendizaje y búsqueda de las raíces culturales. «Es una región con un talento musical innato», afirma con los ojos encendidos de orgullo. Según el, la riqueza musical se explica por las diversas culturas que habitan en la región «Se podría hablar de cuatro sub-regiones: la del Golfo de Morrosquillo, que tiene una migración de cimarrones y esclavos. Ellos llevaron y desarrollaron en la zona de Tolú y Coveñas todo su acervo musical: los ritmos de tambores y cantos que transmiten sus raíces esotéricas y manejan la brujería; otra es la zona de la Serranía, donde se encuentran Los Montes de María, allí siempre hubo tradición de gaiteros, con una vida de montaña y aire, quizá por eso aprendieron a soplar las gaitas. Está la zona de la Sabana donde se encuentra Sincelejo y San Jorge, que tiene una influencia de bandas de guerra y propias de las comparsas y los bailes religiosos. Aquí se desarrolló sobre todo la música orquestada con instrumentos de metal, por ser del dominio español y finalmente la zona de La Mojana o la depresión momposina donde prevalece la música de rió» explica Esteban.
Con esa música que brota del alma de su gente, Sincelejo sigue creciendo rápidamente. Su posición privilegiada de cruce de caminos la ha convertido en un oasis en medio del desierto. Su larga historia la procede y la impulsa y su riqueza cultural no puede ser ignorada. Y seguirá viendo pasar los días y los vientos, conservando su música y sus tradiciones, y permanecerá siempre dispuesta a recibirnos con hospitalidad, porque llegar a Sincelejo es como encontrar una perla en el desierto.