Luego de seis, por demás escabrosos, accidentados, estoicos, y momentaneamente felices meses, llegamos a la cumbre de esta semi-arbitraria división temporal, llamada año dos mil quince (2015); un año que para mi (o al menos eso quiero creer) ha sido, es y seguirá siendo un año de grandes cambios; y uno de esos cambios, precisamente tiene que ser con los propósitos que hace seis meses, exactamente, consigné en este blog, propósitos que revisaré hoy, en lugar del día final del año, para recordar, revisar y reestructurar todos estos propósitos.
Esta mañana, como casi todos los primeros de enero desde hace algunos años, decidí salir a dar un paseo. Cuando empecé con esa costumbre, quizás ligada a mi gusto por caminar y un poco al cúmulo de supersticiones que he acumulado con los años, me ponía mis zapatos tenis e incluso, antes de que saliera el sol en su apogeo, empezaba a explorar los restos de la parranda de fin de año, en mi trayecto por la ciudad, siempre con mi cámara fotográfica, para intentar capturar el espíritu del año que iniciaba.
Este año, como los dos anteriores, no hice mi acostumbrado recorrido a pie, sino en mi motocicleta. Salí tarde, había dormido demás y el sol estaba ya en su apogeo, así que no tuve oportunidad de tomar fotos del primer amanecer del año. Pensaba hacer un recorrido sencillo, creyendo tener el mapa de la ciudad en la cabeza, pero pronto me di cuenta que no. Primero, en mi intento de tomar las calles más perimetrales, salí a una de las veredas de los Montes de María, por lo cuál tuve que hacer un giro en U, puesto que era la misma vereda de la que una de mis compañeras de trabajo me había hablado y no precisamente por ser la más segura en el ámbito de la sabana.
Luego intenté tomar el rumbo de la Universidad, pero estaba bloqueado por las impertinentes y eternas obras de pavimentación del alcalde, por lo que me tocó meterme por un barrio de invasión, donde también pululaba un personal para nada recomendable, hasta que finalmente pude tomar una ruta conocida y sin obstáculos, claro, si es que un montón de calles llenas de huecos de estropicio no pueden considerarse obstáculos. De ahí adelante todo fue sencillo; casas bonitas, un clima agradable para un sol primaveral, un recorrido por los lugares más emblemáticos de mi ciudad (uno de los cuáles destruí en una de mis novelas) y la compra obligatoria de los pasteles de pollo y cerdo para el desayuno.
Luego de llegar a mi casa y sentarme a escribir estas lineas, intentando esbozar mis propósitos para este año que sigue, me di cuenta de cuan parecida es la vida a ese itinerario que realicé hoy. A veces hay que retroceder, hacer giros en U; cambiar de dirección por que la vía está cerrada, meternos por recovecos que no nos hubiésemos imaginado, enfrentarnos a caminos peligrosos, pero siempre al final habrá la satisfacción de una recompensa al final, de un camino menos complicado, de una mano amiga que te sostiene cuando menos los esperas.
Este año que empieza hoy, y que quizás se parezca nada, mucho o poco al recorrido que hice en mi motocicleta, pero lo que si tienen en común es que tenían un objetivo y unos puntos definidos de llegada, unos objetivos que marcan el itinerario del viaje. Porque no se puede llegar a ninguna parte, sino se ha trazado el camino. Estos son mis 10 propósitos para este recorrido maravilloso que inicia el día de hoy y que se extiende por 365 días más, un recorrido llamado 2015.
1.
Esta es una consecuencia directa de un propósito de mi lista del año pasado. Pero tengo que reconocer que el propósito era muy ambiguo, así que daba mucho margen para hacerle el quite. Así que con este, mucho más específico, espero lograr mi propósito. Serán 52 llamadas, visitas, llamadas o encuentros, que para prevenir cualquier intento de escape, llevaré en un registro riguroso.
2.
Este propósito, que quizás es el más difícil al que me enfrento este año, es también consecuencia directa de un propósito que no conseguí el año pasado que era el de ejercitarme al menos 15 minutos diarios. La idea es asistir a un gimnasio, para al menos conseguir un estado físico equilibrado, para eso me doy un mes para prepararme en casa, para no salir a hacer el oso en ese lugar. Vamos a ver como nos va.
3.
Este es uno de los propósitos que sí cumplí el año anterior. La idea es acumular cierta cantidad fija de dinero mensualmente, para poder utilizarlo en algún otro propósito que me plantee.
4.
El año pasado me propuse viajar a un país que no limitara con Colombia, y lo logré. Este año no quiero limitarme con eso y sencillamente el propósito es viajar a un país en el que no haya estado previamente. Teniendo en cuenta que ya he estado en varios países que limitan con Colombia, por lo menos en ese aspectos, las opciones se reducen, pero la idea es tener varias posibilidades a la mano.
5.
El año pasado cumplí con la meta de 12 libros, este voy por la meta de 18 libros, de los cuales ya hice una lista tentativa. Pero a diferencia del año pasado, podré incluir libros que no sean necesariamente de ficción, aunque no van incluidos los libros que tenga que leer por cuestiones académicas.
6.
Directamente desde NaNoWriMo 2014, La Fortaleza Rota es la más reciente novela que estoy escribiendo (el borrador inconcluso se encuentra disponible en linea aquí) el propósito para este año es terminarla, y difundirla, tanto en formato pdf, como en formato e-book. Y quien quita, si alguno otro más.
7.
Pues es algo que hago todos los años, sin ser realmente un propósito. Así que seguiré llevando registros detallados de mi trabajo. Igual es algo que me encanta hacer. 😀
8.
Escribir en mi blog es algo que me fascina hacer, creo que el propósito con este es sencillamente ir afinando los temas y escribir al menos una vez al mes, algo sobre mi mismo, que hace mucho tiempo no lo hago.
9.
Realizar el TOEFL, con el propósito de consolidar mi formación profesional es uno de los propósitos firmes este año. Eso exige muchísima preparación, por lo que toca empezar a prepararse desde ya. No descarto seguir el aprendizaje de otros idiomas, pero al menos por este año, mi propósito número uno es el TOEFL.
10.
También, el propósito para este año es terminar mi maestría, no sé si pueda graduarme, pero el objetivo es terminar al menos las asignaturas. Ya el 2016 traerá sus propios afanes.
Esos son mis propósitos para este año que empieza, espero que el 31 de diciembre pueda ver atrás y verificar que tanto los cumplí, recordando que el propósito más importante es siempre vivir y no darse por vencido. ¡Y que empiece el recorrido!
Estamos a menos de diez horas de que termine el año, y 2014, quizás uno de los mejores años de mi vida termina, dando paso a otro año más, que espero solo traiga bendiciones para mi y todos aquellos que me rodean. Y como ya es costumbre desde algunos años, es hora de enfrentarme a los propósitos que hice para este, a ver si logré cumplirlos y en que porcentaje. Debo confesar que no es fácil, enfrentarse a las metas que te trazaste y verificar su cumplimiento puede ser no solo difícil, sino también hasta cruel, teniendo en cuenta que si no conseguiste lo que te propusiste, puedes empezar a sentirte no tan bien, y empezar el nuevo año con pesimismo; pero esa, en ningún momento, es la idea. La idea es que a través de los objetivos que te trazaste, logres felicitarte por los que conseguiste y traces un plan de acción para los que no. Así que es mi turno de enfrentarme a mis propósitos y ver si los conseguí o no.
1.
Porcentaje de cumplimiento 50%
De hecho, se cumplió en un gran porcentaje, puesto que a diferencia del año anterior, este tuve la oportunidad de ver a mi familia nuclear mucho más tiempo, así como de frecuentar a algunos amigos. Sin embargo no cumplí al no estar en mejor contacto, vía telefónica o con un café con otras personas fuera de mi núcleo familiar y de otros que considero cercanos. Así que mi plan para 2015 es durante un día de la semana, los miércoles de cada semana, hacer una visita o una llamada telefónica a un ser querido.
2.
Porcentaje de cumplimiento: 25%
Lo intenté, de verdad lo intenté… durante al menos tres meses, salí a caminar todos los días, incluso los fines de semana. Y no durante 15 minutos, sino durante más de una hora. Eso debería equivaler a un año ¿verdad? pero bueno, no soy tan tramposo, no pude cumplir este propósito, por lo que para este año que llega debo cumplirlo. Fecha de inicio: 5 de Enero de 2014, en Enero haré todas las preparaciones y en Febrero, en definitiva iniciaré un plan de acondicionamiento físico.
3.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
Aunque no fue un plan tan tradicional como el que había estipulado, en realidad si seguí un plan de ahorro. Logré ahorrar durante el primer semestre y el segundo semestre, logré lo mismo, aunque con un plan diferente. Espero el próximo año ser más juicioso.
4.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
Sí, lo logré… viajé a un país que no limita con Colombia. Viajé a los Estados Unidos.
5.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
Sí, lo logre. Leí 12 libros durante este año y aquí está la lista.
6.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
Bueno, no escribí doce cuentos, pero llevo escritos 30 capítulos de una novela… eso es equivalente. Así que está cumplido.
7.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
En promedio, logré cumplir esta meta,de hecho la superé. Escribí, en promedio, más de un artículo en el blog por semana.
8.
Porcentaje de cumplimiento: 0%
No, no lo pude mejorar. Creo que tendré que hacer otro propósito en este sentido, puesto que sin un incentivo claro para hacerlo, sencillamente lo voy a seguir posponiendo.
9.
Porcentaje de cumplimiento: 100%
Sí, logré empezar mi maestría. 😀
10.
Porcentaje de cumplimiento: 20%
Bueno, ir a Estados Unidos y hablar dos semanas completamente en inglés, debe servir para algo ¿no? pero en realidad no tuve ningún plan de estudio, ni para perfeccionar el inglés, ni para aprender otro idioma. Queda entonces pendiente para el año que viene… el objetivo es el TOEFL y aprender los básicas de otros idiomas. Duolingo, espérame, que aquí voy.
EN SÍNTESIS: el porcentaje de cumplimiento de los propósitos para el 2014: 69,5%, un poco menos que el año pasado (75%), pero aún así, por encima del 50% y también motivándome aún más para cumplir todos los que me asigne para el año que viene. Así que desde ya…
UN FELIZ AÑO 2015, LLENO DE BENDICIONES PARA TODOS.
En mi interminable lista de proyectos sin finalizar, hace un año decidí escribir una reseña sobre mi travesía a Venezuela con el nombre de «Mi Corta Travesía Por Venezuela: Parte 1» con el firme propósito de escribir una segunda parte en lo sucesivo para relatar mis experiencias en el vecino país, pero por alguna razón no pude escribirla, aunque tengo mis serias sospechas.
Algo que he aprendido con mi proyecto de Reseñas X, es que darle un nombre a una columna no sólo agiliza, enfoca y facilita su escritura, sino que además le proporciona una motivación adicional a la hora de enfrentarse a la página en blanco. Con todo esto y el hecho de que tengo varios viajes pendientes que no he reseñado en mi blog, empiezo con Venezuela este nuevo proyecto que titulo «Viajes X», asumiendo que no han leído ninguna de mis anteriores reseñas sobre viajes.
Hay algunas cosas que debe saber un colombiano antes de que se les ocurra irse a pasar unos días o una temporada al vecino país, algunas ampliamente conocidas por el cubrimiento que hacen los noticieros y otras no tanto:
1) Los colombianos podemos entrar a Venezuela únicamente mostrando el pasaporte… cosas de la UNASUR, que al menos ese bodrio que se inventó Chávez sirva para algo.
2) Pero las cosas no son TAN bonitas como parecen, todos los turistas, viajen por tierra o por aire, deben portar una carta de invitación personal emitida y notariada en Venezuela por un ciudadano venezolano, o de lo contrario, un voucher donde conste la reserva del hotel en Venezuela y hasta el boleto de regreso.
3)… Pero, si usted viaja a una ciudad fronteriza es posible que no le exijan tanta maricada y en cualquier caso siempre podrá sobornar a algunos de los funcionarios del SAIME (inmigración venezolana) para que lo dejen pasar sin ningún problema.
4) El pasaporte se debe sellar primero en Inmigración Colombia, donde (en Paraguachón al menos) hay aire acondicionado, varios funcionarios y la cola es mínima. Luego debe sellar en el SAIME (Inmigración Venezolana) en una cola interminable, donde sólo sella un funcionario. Recuerde que se gana MEDIA hora cuando se cruza la linea fronteriza.
5) La tasa de cambio oficial no existe en la práctica. Es decir, usted debe cambiar los pesos que quiera gastar en Venezuela a Bolívares Fuertes antes de cruzar la frontera, se dará cuenta que el cambio no oficial es muchísimo más favorable y teniendo en cuenta la inflación descomunal de la divisa venezolana parecerá que usted es millonario.
6) Ahora, con tanto billete, asegúrese de ubicarlo estratégicamente en su equipaje o en su ropa interior o en sus zapatos, de tal manera que los funcionarios del SAIME o la policía de carreteras no vean la cantidad que usted lleva. Ahora, en ese mismo orden de ideas, asegúrese de llevar al menos 5000 Bolívares Fuertes en el bolsillo en caso que le toque pagar un soborno. Recuerde que los venezolanos todavía tienen el bolívar viejo en la mente, y por eso a 5000 bolívares, le dice CINCO MILLONES… aunque no alcance para mucho.
7) Trate de viajar entre las 5 de la mañana y las 5 de la tarde, los caminos fronterizos entre Colombia y Venezuela están llenos de vándalos que suelen atracar a altas horas de la noche, a quien se atreva a meterse en esos recovecos.
8) Tenga cuidado con lo que lleva y sobre todo con lo que trae de Venezuela, no querrá quedar metido en un lío de padre y señor mio, por cuenta de un paquete de harina y un pote de alimento para bebé. Así que mucho ojo.
9) En Venezuela todo el mundo tiene carro, debido al hecho de que la gasolina es tan barata que hasta los modelos 1920 que consumen combustible como putas en celo, resultan rentables. Este hecho también significa que todo el mundo maneja enseñado por el papá, el tío, o el abuelo. No se sorprenda de la cantidad de accidentes que vea en el camino.
10) Cuando llegue a una ciudad en Venezuela (al menos en Maracaibo) tiene dos opciones para transportarse, una el transporte público en unos buses que debieron salir de circulación desde los tiempos de Amparo Grisales y que viven atestados de gente… o tomar un taxi, pero ¡Oh sorpresa! allá los taxis no son amarillos, ni blancos… allá son de todos los colores e imposible distinguirlos de los demás salvo por cualquier triste letrero de cartón detrás del parabrisas. Eso sí, allá el taxi es POR PUESTO, no por carrera… a menos que usted esté dispuesto a pagar los cuatro puestos, lo cuál con el cambio que tenemos, lo puede hacer sin ningún problema.
Camino entre Maicao y Maracaibo.
Luego de dar estas recomendaciones, hablaré un poco del viaje en sí. Maracaibo está a unas once horas de Barranquilla, de las cuales ocho se gastan viajando hasta Maicao, y tres entre los sellos y el viaje a Maracaibo. El paisaje de entrada es bastante menos refinado que la Súper Venezuela que veíamos en las telenovelas de los noventas. La zona de frontera se nota bastante deprimida, incluso en relación con su contraparte colombiano que no es que sea la octava maravilla y se comprende por qué de entre semejantes recovecos sale tanto bandido. El paisaje es desértico, como en toda la Guajira, aunque es bastante notorio que siempre hay viviendas en el camino, o por lo menos hasta la entrada del Río Limón, que es un puente enorme, al que parece que no le hicieran mantenimiento hace lustros.
Con todo y las décadas de bonanza petrolera y luego de revolución chavista, las carreteras en Venezuela no están mejor que en Colombia, la vía desde Paraguachón hasta Maracaibo es de dos carriles, muy pobremente señalizados lo cuál hace que viajar de noche sea un completa pesadilla. El transporte desde Maicao hasta Maracaibo se puede contratar en el terminal, diría yo que por unos 700 Bolívares Fuertes, pero como eso se devalúa cada segundo, quien sabe cuanto costará ya. Por lo que es mejor averiguar.
Maracaibo es una ciudad diferente a las que estamos a acostumbrados en Colombia, primero porque se nota que hubo planeación y en segundo porque está hecha para carros, no para peatones. Es una ciudad enorme, por lo que recorrerla a pie está más que descartado. Además de que corre el riesgo de que se lo coman en una de las esquinas. La comida es parecida en la sazón a la colombiana, pero con otros ingredientes… pero en general es comestible.
Los centros comerciales, son mucho menos impresionantes que los colombianos y las tiendas que no están reguladas por el control de precios, tienden a tener precios similares a los que se encuentran en nuestro país, quizás un poco rebajados. Quizás se sorprenda con el precio de los medicamentos y la comida, pero debe tener mucho cuidado con lo que se atreva a comprar para traer a Colombia. Recuerde que el precio del contrabando es la cárcel. Así sea de una gaseosa.
Otra cosa que debe saber es que en Maracaibo, y hasta donde pude ver en todo Venezuela, no existe eso de atención al cliente. A los negocios les da exactamente lo mismo si usted compra o no, y hasta parece que les molestara que la gente lo haga, tratando mal a los potenciales clientes. Con todo eso, Maracaibo tiene buenos sitios para el turismo, como la zona de El Lago de Maracaibo y la Iglesia de la Chinita, muy popular entre los no residentes. También, si es posible pida un paseo por el Puente que cruza el lago, que es una joya de la construcción en América Latina… también, sino le tiene miedo a los ladrones y a que lo denuncien por contrabando puede explorar el mercado central.
Así mismo la oferta gastronómica es interesante tanto en comidas típicas como en comida chatarra… para todos los gustos. Es en resumen una ciudad que se puede disfrutar si se tiene cuidado y se acatan las recomendaciones. Y lo mejor, está cerca.
Luego de cuatro semanas en las que literalmente se vieron afectados mi apetito, mi sueño, mi salud, mis relaciones interpersonales, familiares y laborales, terminando con un nivel de estrés tan alto que hasta hubo días en los que literalmente no podía pararme de la cama, finalmente pude terminar con el reto del Mes Nacional de la Escritura de Novelas (NaNoWriMo), que al igual que todos los años desde 1999, consiste en escribir una novela de al menos 50.000 palabras entre el 1 y el 30 de Noviembre.
Esta es la segunda ocasión en la que participo, luego que en 2011 escribiera mi primera novela, titulada «El Mototaxi»(disponible en Amazony en Google Books), una historia que revisité y expandí en el año 2012. Había escrito «El Mototaxi» como una manera de aproximarme a un trabajo de ficción que se desarrollara en mi departamento y en mi ciudad, Sincelejo, desde una perspectiva moderna. El año pasado, en 2013, me dediqué a escribir mi segunda obra de ficción titulada «El Penúltimo Espejismo»a diferencia de «El Mototaxi», que fue un experimento relativamente sencillo, El Penúltimo Espejismo fue un trabajo mucho más complicado a nivel de escritura, porque contenía un trasfondo mucho más oscuro, aunque iniciara precisamente como una ficción tipo adolescente, luego se desenvuelve en una historia mucho más densa, que era imposible de escribir en 30 días.
Para este año había decidido que escribiría una novela para NaNoWriMo, sin embargo no estaba seguro de cuál historia debía escribir, por eso el 12 de Octubre, en este mismo blog lancé una encuesta con seis muestras de las seis historias potenciales que escribiría en Noviembre. De lo que estaba seguro era de que quería explorar los géneros. La primera historia era una historia de suspenso; la segunda de acción y romance; la tercera de romance puro; la cuarta de ciencia ficción, la quinta de Fantasía Medieval y la sexta de Fantasía Moderna.
Los resultados de la encuesta fueron los siguientes:
Un empate entre la historia 1 y 5, seguido de cerca por la historia 3, que sumado a las respuestas individuales que me dieron vía facebook y whatsapp, declararon como ganadora a la historia número 1, misma que titulé luego «La Fortaleza Rota».
La Fortaleza Rota (Borrador disponible en este link) es una obra, que al igual que las otras, venía pensando desde hacía mucho tiempo, es interesante ver como cuando inicialmente pienso en las obras son mucho más «rosas» y melodramáticas y en palabras terminan siendo bastante oscuras. Basé la historia en dos tipos de historias, las historias de asesinatos sin resolver, que por lo general se ven en el cine y la televisión estadounidense, y un poco en los melodramas de la televisión latinoamericana, aunque casi sin querer terminé incluyendo una historia completamente local, que se desarrolla en La Mojana colombiana.
La novela aún no está terminada, pero ya he cumplido con las 50.000 palabras iniciales, estoy precisamente trabajando en los últimos capítulos, quizás los más difíciles, pero al menos ahora no tengo el limitante del tiempo para lograrlo. No sobra agradecer a todos los que me ayudaron durante este mes con su apoyo incondicional, su ánimo y sus palabras a alcanzar esta meta, que si bien no fue la de escribir una serie de 12 cuentos, compensa de sobra el objetivo literario que me planteé para este año.
Espero que el próximo año, no sólo yo, sino muchos de ustedes se animen a escribir una novela. Es mucho más de lo que otros pudieran decir.