Carta A Mi Futuro Hijo.

Querido y Futuro Hijo:

No sé desde hace cuanto he soñado contigo, pensando en los nombres que te quedarían bien con mi apellido, en los planes que tendría que dejar atrás para dedicarte tiempo, en la manera de sacarte del mundo de las ideas y traerte a explorar este mundo que tan raro te podría parecer al inicio; pero a pesar de mis deseos de tenerte a mi lado y conocerte, debo decirte que he decido posponer indefinidamente tu llegada, al menos mientras yo, tu papá, esté sembrado en este loco rincón del mundo donde lo inverosímil se vuelve real con una velocidad pasmosa.

No quiero traerte a un lugar donde haya gente que piense que tu vida, mientras estés en el vientre de tu madre, es desechable y valga menos que la de un gato, un perro o un toro.

No quiero traerte a un lugar donde no pueda educarte y corregirte, formarte como una persona de bien, sin que el Bienestar Familiar me acuse de maltrato infantil.

No quiero traerte a un lugar donde por culpa de un montón de psicólogos baratos, crezcas sin saber que existen límites y consecuencias para tus actos.

No quiero traerte a un lugar donde para que te instruyas tenga que recluirte en un colegio donde a todo el mundo lo promueven de grado, porque al gobierno no le conviene que nadie pierda el año.

No quiero traerte a un lugar donde sólo haya dos opciones para tu formación académica: un colegio privado rodeado de pequeños sociópatas (de la calaña de los que mataron a Colmenares), o un colegio público donde tengas que compartir tu espacio vital con media centena de desconocidos (la mayoría no deseados) perfectamente capaces de todo en un salón de 4m x 5m.

No quiero traerte a un lugar donde todo está puesto y diseñado para que creas que tu felicidad está amarrada a la cantidad de cosas que poseas, donde la mejor opción para divertirte sea un espantoso centro de diversiones enclavado en un centro comercial.

No quiero traerte a un lugar donde no puedas encender el televisor sin quedar obsesionado con el sexo para toda la vida.

No quiero traerte a un lugar donde, cuando crezcas, importe más el número de fotos que te tomes en el espejo de un gimnasio, que el número de libros que leas, donde te valoren más por tu cuerpo, que por tu coeficiente intelectual.

No quiere traerte a un lugar donde la educación superior se ha vuelto un chiste y dónde todo el mundo recibe un título profesional, sin siquiera haber cogido un libro durante toda la carrera.

No quiero traerte a un lugar donde para conseguir y conservar un empleo, tengas que bajar la cabeza ante nadie y mucho menos tener que vender tu conciencia; donde lo que vale es la rosca y no el mérito.

Pero sobre todo, no quiero traerte a un lugar donde aquellos que matan, roban, secuestran y estafan, estén por encima de la gente de bien, donde te juzguen por pedir justicia, donde la paz es sinónimo de amnesia y dónde la escoria humana recibe rebaja de penas, luego de cometer las peores monstruosidades.

No, hijo, este no es el lugar donde te quiero traer, no es el lugar que tú te mereces. Espero que quizás, algún día, si es que las cosas mejoran aquí, o si decido finalmente buscar nuevos rumbos, pueda traerte de nuevo a mis planes, pero por ahora es mejor que te quedes allá, en el mundo de las ideas, dónde al menos estarás seguro por un buen tiempo.

10 Propósitos Para 2014.

Otro año que llega y otro que se va. Una nueva oportunidad para mirar atrás y reflexionar sobre nuestros aciertos y nuestros errores, sobre nuestras perspectivas, sobre nuestras metas, sobre nuestro futuro. Una oportunidad de sentarse a analizar que es lo que queremos y necesitamos, trazar un punto en el horizonte al cuál llegar y elegir el mejor camino para hacerlo. Escribir los propósitos o resoluciones para el año nuevo puede verse como una pérdida de tiempo, un cliché más de fin de año, junto a la vuelta a la manzana con las maletas en la mano, las doce uvas, los cucos amarillos y los bolsillos llenos de lentejas; pero ¿cómo se puede trazar el rumbo sin saber a donde vamos? ¿cómo emprender un viaje sin saber el destino? Estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la brisa de la cotidianidad, improvisando en el último minuto y resignarnos a lo que toque. Quizás por eso, este año he decido nuevamente hacer una lista de 10 propósitos, esperando que en 365 días esté en capacidad de estimar si se cumplieron o no se cumplieron las metas propuestas.

1.

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Empezaré con los propósitos que quedaron a medias del año pasado. Mi propósito es dedicar tiempo de calidad a aquellos que me han demostrado cariño y afecto, familiares y amigos, siendo menos ingrato y estando más presente en sus vida, manteniendo la comunicación más allá de la impersonalidad de los chats escritos y las redes sociales.

2.

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Una versión mejorada de un propósito del año anterior. El propósito es ejercitarme al menos 15 minutos todos los días corrientes, excluyendo los fines de semana, días de viaje, de estudio, etcétera. Este propósito es alcanzable y es fácil de medir si se está cumpliendo o no. Todo sea por la salud y el bienestar físico.

3.

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El propósito es tener un ahorro para diversos propósitos, algunos que puede que se cumplan este año o no. Un plan sencillo que requiere una disciplina férrea, pero que si se pone empeño en el asunto es posible alcanzarla.  ¿Palabras Cláve? 52 Week Money Challenge.

4.

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Sí, ya va siendo hora de conocer el mundo, fuera de lo que nos ofrece la comodidad de lo cercano y lo conocido. Es un propósito que sé que puede ser difícil de cumplir, dado el calendario de trabajo, pero definitivamente no es imposible.

5.

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Siempre incluiré la lectura dentro de mis propósitos. El año pasado me puse la meta de leer 6 libros, es decir uno cada dos meses, pero para este año espero leer 12, un libro mensual. No hay mejor manera de instruirse que tener el hábito de la lectura, cabe anotar que estos libros no deberán tener relación con mi trabajo o con mis estudios, ya sean o no de ficción.

6.

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He decidido que al menos para este año no me comprometeré a escribir obras largas, pero eso no significa que no voy a escribir, de hecho pienso escribir una serie de cuentos cortos que me permitan explorar nuevos personajes y nuevas situaciones sin la presión del número de palabras. Será algo más fácil, pero no necesariamente menos complejo.

7.

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El propósito es mejorar en edición mis dos novelas (El Mototaxi y El Penúltimo Espejismo) y hacer una estrategia de promoción de ellas y de mi blog, en las redes sociales y por fuera de ellas también, haciendo uso de diversas herramientas web para mantener la visibilidad de mi trabajo.

8.

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«El Knol» es un proyecto personal creado hace año dentro de la plataforma de Google Knol, y cuyo objetivo principal era ayudarme en la no siempre atractiva tarea de estudiar. El propósito para este año será contribuir más al Knol basado en mucho material que tengo disponible a la mano y de esa forma ayudar también a otros. Eso es lo bueno del Internet ¿no? ¿La colaboración?

9.

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Un sueño que tenía en mente hace ratos, sé que no va a ser nada sencillo por todo lo que implica, pero es un paso que siento que debo dar en este momento para ser un gran profesional y tener la expectativa de un mejor futuro. Eso es lo que espero.

10.

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Mi último propósito para este 2014 será primero que todo perfeccionar mi inglés, haciendo uso de recursos para prepararme para el examen TOEFL (ya va siendo hora), así como terminar mi curso de alemán, al cual le voy a dedicar toda mi concentración y en caso de terminar, empezar con el francés, pero por ahora hay que enfocarse y lo haré con el alemán que es en el que estoy más adelantado.

Espero regresar a este post en 365 y ver que tanto he logrado y pues, sólo me queda la promesa de un nuevo año lleno de cosas maravillosas y de buenas noticias. FELIZ AÑO 2014.

Revisando Mis Propósitos Para El 2013.

2014

Hace un año, en este mismo blog hice una lista de 10 propósitos que debía cumplir en el año 2013. Sería muy sencillo olvidarme de esa lista para siempre, en lugar de enfrentarme a la realidad y verificar que propósitos cumplir y cuales no, lo cual podría resultar mortificante o enaltecedor. Sin embargo ¿Para qué hacer una lista de propósitos si no se va a tener la molestia de revisarlos? Lo interesante de este ejercicio es que permite verificar que cosas se hicieron bien, que cosas se hicieron mal, y a partir de allí tratar de aprender de la experiencia para el próximo año no cometer los mismos errores.  Veamos a ver que tal me va.

Propósito 1. Terminar mi trabajo de grado. (Cumplido)

Empezamos bien. Luego de meses y meses de consultar revistas, investigaciones, tesis, resúmenes; de escribir y condensar la información obtenida, de elaborar ese invento del demonio llamado «instrumento de investigación» y de pedir la opinión de «expertos» que decían que la mitad del trabajo estaba mal y necesitaba reescribirse, por fin, a mediados de Mayo, terminé mi trabajo de grado y gracias a esto pude cumplir mi segundo propósito.

Propósito 2: Graduarme de la especialización. (Cumplido)

Por fin, por fin. Luego de año y medio de largos y aburridos fines de semana, hojas y hojas de anotaciones, una montaña de guías, folletos y libros y sobre todo de una lista interminable de ensayos, terminé este segundo paso en mi educación superior, sin saber, claro que ese cuento de las especializaciones se lo inventaron en Colombia como opción a las Maestrías que el Ministerio de Educación se resiste a subsidiar de alguna manera y que para colmo se atreve a asignar requisitos de calidad. Mandan Cáscara.

Propósito 3: Terminar la saga de «El Mototaxi». (Cumplido)

Contra todo pronóstico, en medio de las jornadas laborales, el trabajo de grado y las rutinas propias de la vida cotidiana, pude terminar una labor que inicié en Noviembre de 2011, terminar mi primera serie de libros, titulada «El Mototaxi» (disponible para leer y descargar en formato PDF completamente GRATIS en www.elmototaxi.wordpress.com), aunque luego decidí que era mejor no mirarla como una serie de libros, sino como una novela consistente en tres partes, lo cuál espero haga más fácil su lectura. Un logro que para mi es muy importante porque me demuestra que SÍ tengo la disciplina para dedicarle a un proyecto siempre que sea de mi interés.

Propósito 4: Elegir una nueva historia para escribir. (Cumplido)

Este año intenté entrar nuevamente al NANOWRIMO (National Novel Writing Month) por lo que lo primero era tener una idea para escribir y claro que para el mes de Octubre ya la tenía lista. Se trataba de una historia un tanto romántica a la que le había dado cabeza hace años, aunque me preocupaba el hecho que fuera demasiado rosita como para traducirla en una novela escrita, afortunadamente al ver una película me detonó una idea al respecto y con eso se dio por cumplido este propósito que me ayudó a alcanzar el siguiente.

Propósito 5: Escribir una novela. (Cumplido)

Faltando 3 días para el final de 2013 conseguí este propósito, con la novela titulada «El Penúltimo Espejismo» (disponible para leer completamente GRATIS en www.elpenultimoespejismo.wordpress.com), que aunque inicialmente estaba planeada para ser escrita en Noviembre, me resultó imposible hacerlo debido a otros compromisos que nublaban mi concentración, afortunadamente el mes de Diciembre resultó propicio para terminar este trabajo del que me siento muy, muy orgulloso.

Propósito 6: Leer al menos 6 libros. (Cumplido)

Un propósito que empecé realmente tarde, en la segunda mitad del año, pero que resultó extraordinariamente gratificante. Los 6 libros que leí fueron en su orden:

1. Inferno – Dan Brown.

2. Los días azules – Fernando Vallejo.

3. El Código Da Vinci – Dan Brown.

4. Cosas Que Los Adultos No Podemos Entender – Javier Malpica.

5. Sin Remedio – Álvaro Caballero.

6. Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso – Cassandra Clarke.

Propósito 7: Escribir al menos una vez por semana en mi blog. (Cumplido)

Con un total de 110 artículos escritos en este blog durante el 2013, en un total de 52 semanas que tiene el año, mi promedio de artículos escritos por semana es de 2,11 por lo que he superado en más de un 100% este propósito.

Propósito 8: Dedicarle más tiempo a mis seres queridos. (Cumplido en un 50%)

Este es un propósito difícil de medir, sobre todo porque no establecí indicadores que mostraran el avance real, cosa que no sucederá en mis propósitos del próximo año, pero debo decir que gracias a Dios este año pasé mas tiempo con mi familia, en mi tierra, visitando otros familiares que viven lejos, aunque en esto definitivamente puedo mejorar muchísimo.

Propósito 9: Ir al gimnasio y no rendirme en el intento. (No Cumplido)

Este definitivamente fue el propósito que más me costó trabajo, más que todo porque soy totalmente reacio a ir esos lugares que por la moda pasan repletos. En cuanto a esto, puedo hacerme unos propósitos más realistas para el próximo año, siempre que el factor geográfico se preste para ello.

Propósito 10: Ahorrar para salir del país. (No Cumplido)

Lo intenté, de hecho compré el puerquito y todo, pero definitivamente hay muchas cosas que se necesitan antes de poder empezar a programar un ahorro, que sin duda estará en mis propósitos para el próximo año. Ya tengo hasta un plan y todo.

EN SÍNTESIS: En total alcancé mis propósitos para el 2013 en un 75% para el 2013 lo cuál no está nada mal. Sólo falta esperar que más tiene que ofrecer este año que está a punto de terminar y esperar lo mejor para el próximo con todos los buenos deseos.

UN FELIZ Y PROSPERO AÑO 2014 LLENO DE BENDICIONES PARA TODOS.

Son mis más sinceros deseos.

 

 

 

 

 

Antes Del Amanecer

Dormí muy poco aquella noche. Me había ido a dormir temprano, más por el cansancio residual por la falta de siesta aquél día, que por las ganas de madrugar. De haber sido por mi, quizás no hubiese dormido esa noche.

Me desperté a las 2 de la mañana y no pude volver a pegar el ojo, la ansiedad que tenía me lo impedía. Faltaban menos de 10 minutos para las 3, cuando me levanté de la hamaca, decidido a dejar todo listo. Dos maletas, una grande y una pequeña; Dos cajas, una con una mesa desarmable y otra con un televisor; Dos morrales, ambos de color naranja, eran todo el equipaje que debía llevar. Ah y la mesita de largo modificable que sirvió de soporte, primero para mi computador portatil y luego para el televisor. Aún no había terminado de empacar.

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Luego de bañarme y empacar la ropa que me había quitado, era hora de descolgar la hamaca y empacarla; como ya las maletas estaban repletas y selladas con tanta cinta adhesiva como me atreví a colocar, la metí dentro del morral más grande, de tal manera que envolviera otras cosas y ocupara menos espacio. Me costó trabajo hacer aquello último. Era en aquella hamaca donde había pasado gran parte de mi tiempo en los últimos meses y casi se podía decir que era el único mueble que había en el apartamento, porque muy pocas veces utilizaba las sillas, salvo para adelantar trabajo, lo cuál hacía con poca frecuencia.

Finalmente, a las 3:20 todo estaba listo y empacado. Saqué la motocicleta a averiguar si ya había transporte. Di la vuelta por el pueblo, vacío a aquella hora nefasta y para mi sorpresa el local estaba abierto. Era hora de seguir con mi plan. Las 3 cuadras que separaban mi casa del sitio de los transportes, hacían una tarea titánica llevar el equipaje por mi mismo. Afortunadamente había hablando con un carretillero la tarde anterior y a esa hora lo llamé. Mi equipaje se veía voluminoso, pero no tanto como debía ser, puesto que el día anterior me había deshecho de un armario, un escritorio y una silla.

Me dio tiempo de amarrar el morral más grande a la parrilla de la moto y colgarme el más pequeño a mis espaldas. Tenía puesta la chaqueta y el casco en la mano izquierda, aditamentos necesarios para no achicharrarme con el feroz sol tropical que estaba a punto de salir. Y me quedé esperando, pensando en todas las cosas que había hecho y dejado de hacer y sobre todo en el camino que tenía por delante.

El carretillero llegó unos 15 minutos después, minutos que parecieron eternos, el se llevó el equipaje y yo salí por el otro lado en la motocicleta; las maletas y las cajas (y la mesa) estaban ya esperando a ser ubicadas en el vehículo, y aún no eran las 4 de la mañana, decidí esperar un poco, al menos hasta cerciorarme de que ninguno de mis objetos se iba a quedar allí.

Finalmente a las 4:30 decidí poner marcha. Nunca había viajado confiado apenas en las luces de la moto, siempre lo había hecho confiando en el tenaz sol tropical, que estaba a minutos de salir por el oriente. Iba mucho más despacio de lo que lo hubiese hecho a plena luz del día, pero avanzaba bien y no debía ir tan despacio, porque el vehículo en el que iban mis equipajes aún no me sobrepasaba, finalmente cuando vi en un lado del horizonte el primer indicio de claridad, tuve un curioso problema.

La oscuridad y la neblina, hacían imposible que usara el visor del casco, pero unos diminutos insectos suspendidos en el aire, parecían querer meterse dentro de mis retinas. Tuve que bajar mucho más la velocidad, y fue entonces cuando apareció en el horizonte la imagen más hermosa que hubiese visto en mucho tiempo. El sol empezaba a aparecer en el horizonte y su reflejo se veía nítido sobre la capa de neblina, como si hubiese dos soles puestos una al lado de la otra. Irónico que aquel mismo sol al que le tenía tanto debía protegerme, pudiera brindar un espectáculo tan hermoso a aquella hora. Y entonces supe que había valido la pena todo aquello.

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Los kilómetros que siguieron estuve más concentrado en enfurecerme con los vehículos que me obstaculizaban y en seguir adelante, al fin y al cabo, al final de camino no sólo me estarían esperando mis maletas, sino también … mi hogar.

El Apretado Nudo De Mi Corbata

Recuerdo que desde niño, cuando pasabas horas enteras frente a la niñera gratuita de mi generación, veía a aquellos caballeros ficticios, nitidamente vestidos, siempre usando aquella prenda que tanta curiosidad me causaba: la corbata. Pensaba que cuando creciera, tarde o temprano, tendría que empezar a escoger los colores de las corbatas y que sería parte de mi rutina como adulto. Evidentemente no tenía ni idea de como funcionaba el mundo en ese entonces.

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Una de las ventajas de vivir en medio en mitad del trópico, a pocos metros del mar, es que si bien las formalidades y el elitismo, existen y son igual o más rancios que en el resto del país, al menos en cuanto a vestimentas laborales las cosas son mucho más flexibles. Así es como el hombre que viste una camisa de mangas largas con pantalón y zapatos clásicos pueden ser confundido fácilmente como el invitado a una primera comunión y por eso la mayoría decide optar por combinar la camisa manga largas con un par de jeans, o combinar el pantalón clásico con una camisa de mangas cortas. Existimos otros, mucho más frescos, que preferimos las camisetas tipo polo, mal llamadas «camisueteres» en combinación con jeans y unos zapatos multifuncionales y queda uno perfectamente presentable. Claro, eso sin contar con aquellos mucho más relajados que van a trabajar con una camiseta estampada multicolor, con jeans y zapatos de correr. Pero bueno entre gustos no hay disgustos.

Pero si hay algo que resulta bastante extraño, por no decir alienígena, en la Costa Caribe Colombiana es la corbata. Para aquellos que quiere lucir elegantes, sin tener que bañarse en sudor y morir lentamente de la desesperación, pueden optar por la prenda que utilizó García Marquez cuando fue a recibir su tan afamado Premio Nobel, por supuesto estoy hablando de la Guayabera. Nunca en mi vida he utilizado una Guayabera y espero no tener que hacerlo, por mi bien y el de la humanidad. Reconozco el valor cultural y folclórico y todo lo que quieran de la Guayabera, pero a mi siempre me ha parecido una camisa mal hecha.

Y entonces, como la Guayabera no es una opción, sólo queda el saco y la corbata. Sólo he usado corbata tres veces en mi vida, una para mi primera comunión. La segunda para un evento de mucha elegancia hace un par de años y la tercera hace unos días, para mi graduación. Sí, luego de tantos dolores de cabeza, retiros, reingresos, cuotas, prestamos, investigaciones, tesis y discos compactos, obtuve mi título como especialista. Sí, un título que fuera de Colombia sirve para lo mismo que ese producto tan escaso en Venezuela por estos días, por el simple hecho de que las especializaciones son un invento de las universidades criollas para capitalizarse con post-grados, de menor calidad y nivel que las maestrías. Pero bueno, lo importante es que aquí sirven y punto.

Las primeras dos ocasiones que utilicé la corbata, tuve la fortuna de que alguien hiciera el nudo por mi, y sólo era cuestión de pasarla por mi cabeza y ajustar. Pero el día de mi grado sólo estaba mi hermana y mi mamá a mi lado y ellas tenían tanta idea de corbatas como Paris Hilton de Física Cuántica. Así que me tocó solito. Por supuesto haciendo gala de mi talante colombiano, dejé todo para última hora y a menos de hora y media del inicio de la ceremonia se me ocurrió buscar en YouTube la manera más sencilla de hacer el famoso nudo de la corbata. Consejo, cuando esté aprendiendo, hágalo sólo, en la comodidad y privacidad de su habitación, donde si comete errores no vaya a salir el vecino a burlarse y darle consejos que usted no le había pedido. Igual es sólo un estúpido nudo, no es física nuclear. Y a la hora de la verdad, una vez uno le mete lógica y practica al asunto, sale muy fácil.

Luego de que ya estaba perfectamente listo y arreglado y de haberme tomado las respectivas fotos con destino a Facebook e Instagram, salí disparado para el lugar de la ceremonia. Aunque tenía la calurosa e inútil toga encima, debo decir que a pesar de todo me sentí muy cómodo y elegante con mi corbata. La cuál espero utilizar muy pronto, siempre que se presente una ocasión para hacerlo.