«Largas y extenuantes jornadas de trabajo» esa fue la pobre excusa que utilizó la magistrada y presidenta del máximo ente de la justicia colombiana, la Corte Suprema de Justicia, Ruth Marina Díaz, luego de solicitar una licencia remunerada por cinco días, para irse a dar la gran vida en un crucero por el Caribe.
¿Tiene cara de «largas y extenuantes jornadas de trabajo»? Yo no creo.
Cada día que pasa me convenzo más y más que no hay un país más extraño que Colombia. Sólo en este país donde ya nada sorprende y el limite de lo imposible ya está más allá de la imaginación es posible que las instituciones funcionen al ritmo que les toque el internet, más específicamente al ritmo que le toque Twitter.
La justicia en Colombia es corrupta e altamente influenciable.
La sistema judicial de un país es el representante más importante de su institucionalidad, si la justicia funciona, el «sistema» funciona y vale la pena que el pueblo, tal y como se especificó en movimientos sociales como la Revolución Francesa, ejerza su soberanía a través de un Estado capaz de velar por los derechos de los ciudadanos, siendo la justicia uno de esos derechos tan preciados.
Entonces en resumen, es el Estado el que depende del pueblo y no al revés como solemos creer aquí. Entonces ¿Por qué permitimos que tanto el congreso, como el ejecutivo, como el aparato judicial nos la monten? Esa esa la gran pregunta.
La justicia de Colombia está entre las más absurdas, ridículas, ineficientes y corruptas de todo el mundo, empezando por los entes que la encabezan: las cortes. No solo es que en Colombia estamos superpoblados de cortes (Corte Suprema de Justicia, Corte Constitucional, Consejo de Estado, Consejo Superior de la Judicatura) sino que a través de ellas cientos de ex-magistrados se jubilan con pensiones multimillonarios cuyo valor dejan con la boca abierta a más de uno.
Pero ahí no queda todo. Sólo en este país es concebible que las personas sindicadas de un delito permanezcan años en una cárcel esperando juicio. Sólo en este país es concebible que los juzgados fallen más de una década después de introducido el caso. Sólo en este país es concebible que haya que darle plata al juez, al secretario del juez, a la recepcionista del juzgado para que le agilicen el proceso. Pero aún eso no es lo peor.
Lo peor de la justicia en Colombia es que sucedan casos como el de Luis Andrés Colmenares y , más recientemente el del Patrullero Javier Diaz, en donde es notoria la intervención de elementos ajenos al proceder de la justicia y que sin embargo desvían completamente la acción del aparato judicial. ¿En que clase de país estamos?
Y más allá aún, la justicia sólo actúa cuando se ven rodeados, sí, cuando cierto caso causa indignación en el público y este se manifiesta a través de las redes sociales, causando alboroto y escándalo … y hasta marchas nacionales (como aquella que se hizo alguna vez contra las FARC) es entonces cuando los medios nacionales se interesan en el caso y lo convierten en una novela sensacionalista que exacerba más los ánimos. Sólo entonces es cuando la justicia (léase la fiscalía, la procuraduría, los jueces, todo mundo) se empiezan a pronunciar y agilizan todo para solucionar ese caso particular.
Twitter ha demostrado ser una herramienta para que la justicia actúe en casos puntuales ¿es eso suficiente?
Pero lo que ignoramos los colombianos es que en este país todos los días mueren muchos Luis Andrés Colmenares, y muchos Patrulleros Diaz, personas inocentes cuyas muertes quedan en la impunidad y se hacen pasar por cualquier cosa y donde la verdad nunca se llega a revelar, en estos casos donde los twitteros no intervienen, son aquellos a los que la prensa le hace la vista gorda porque «no están de moda» y los que se hunden para siempre en los archivos oxidados y sucios de excremento de rata en los archivos de los juzgados de todo el país.
Algunos pueden decir que «peor es nada» y tendrían razón, pero es estúpido pensar que una justicia que atiende solamente al caso de moda es una justicia efectiva. La justicia que merece Colombia es una justicia imparcial, rápida, eficiente y sobre todo justa, que no necesite de Twitter y de los canales privados para actuar. ¿Será mucho pedir?
Hasta hace algunos años, el municipio de San Pedro, en el departamento de Sucre, no era más que otro pueblo cuyas únicas fuentes de ingresos se derivaban de las siempre saqueadas arcas públicas representadas en la alcaldía y sus estamentos derivados. Al igual que en tantos lugares de nuestra olvidada Colombia, sus habitantes se debatían entre la falta de oportunidades, la falsa ambición elitista y el fantasma de un rico pasado agrícola perdido hacía décadas. Nada extraordinario había sucedido en ese lugar…. hasta que llegó Pacific Rubiales Energy.
Lo sucedido con Daniel Pardo en la revista Kien&Ke es sólo la punta del iceberg. ¿Cuánto dinero emplearan las compañías multinacionales en su pintoresca forma de relaciones públicas?
El descubrimiento de pozos de gas en el subsuelo del municipio despertó las más álgidas expectativas entre sus pobladores, después de todo era una riqueza natural importante que se encontraba dentro de los límites de su población. ¿Era ilógico pensar que se beneficiarían de estos recursos que la naturaleza muy generosamente les había otorgado?
Pero una cosa pensaban los pobladores de San Pedro y otro muy diferente pensaban en Pacific Rubiales. Uno de los peligros de la inversión extranjera incondicional e incontrolada es que estos inversores vengan a hacer lo que les de la gana. Muy bien lo saben aquellos municipios aledaños a enormes emporios como El Cerrejón o Cerromatoso, que si bien es cierto que se hacen inversiones en lo social y se generan empleos directos e indirectos, este impacto es mínimo cuando se considera que una vez que estas empresas se vayan, no quedará nada en esos lugares salvo desolación y pobreza.
Sin embargo estas compañías extranjeras parecen hacer de las suyas sin ningún control. Lo sucedido con Daniel Pardo, de la revista Kien&Ke demuestra que estas compañías tienen un método bastante particular de hacer relaciones públicas. Flexionar sus músculos financieros sobre la prensa, la policía, las autoridades locales y sobre cualquier otro que se atreva a denunciar o si quiera a hablar mal de ellas parecen ser sus tácticas favoritas.
Una cuestión que da mucho que pensar es, si estas compañías invierten millonarios recursos en este tipo de relaciones públicas malsanas ¿cuánto han dejado de invertir en nuestro país, en las tierras donde ejercen su influencia directa, extrayendo sus recursos?
Lo sucedido en San Pedro, donde un periodista murió en muy extrañas circunstancias, donde la policía estuvo envuelta, es otro ejemplo más de que la desgracia parece ir a cualquier lugar donde se dirige Pacific Rubiales. En el municipio se preguntan si las continuas denuncias del humilde periodista a la multinacional, que obtiene ganancias netas por casi dos mil millones de dolares al año, podrían haber sido la causa de los acontecimientos trágicos que rodearon su muerte.
La masacre de las bananeras es una muestra que el dinero puede influenciar a la fuerza pública ¿No hemos superado esa etapa aún?
El fantasma de Pacific Rubiales parece acechar, mostrando siempre una cara bonita y amable, pero también parecen dispuestos a hacer lo que sea para proteger su ambición económicos. Muy bien explicó Gabriel García Marquez en Cien Años de Soledad lo que sucede cuando una compañía extranjera llega a un pueblo.
Macondo Colombia era un lugar próspero y bien encaminado hasta que lo desordenó y lo corrompió y lo exprimió la compañía bananera el cúmulo de compañías de petroleo y gas.
Espero de todo corazón que esto no sea un preludio de lo que está por venir.
¿Se acuerdan de una telenovela llamada «Yo soy Betty, la fea» emitida hace cerca de 10 años? Si es así recordarán un pintoresco personaje que formaba parte de su elenco, una secretaria rubia de piernas despampanantes, pero muy poco inteligente. ¿Se acuerdan de su nombre? Si, claro. Cómo olvidar a Patricia «La Peliteñida» Fernandez, famosa por sus seis semestres de finanzas en la San Marino. Patricia Fernandez consiguió su puesto, Secretaría de Presidencia, gracias a que era amiga de una de las dueñas de la empresa, y ganaba cinco veces más que personas que trabajaban mucho más que ella. ¿Por qué? Fácil. Porque tenía rosca con los jefes.
¿Cómo creen que le iría a una empresa repleta de Patricias Fernandez? No muy bien ¿Verdad? Pues créalo o no, en Colombia muchos departamentos y municipios funcionan así, repletos de gente como Patricia Fernandez. El ejemplo más claro de eso , según dicen, se encuentra en el departamento de Sucre y cada uno de sus municipios.
Quiero aclarar que no tengo pruebas de nada, son sólo cosas que se escuchan, se escuchan mucho y sí, he sido testigo de ellas desde que tengo conciencia de qué es la democracia y para que se acerca la gente a las urnas, sí, desde tiempos tan lejanos como 1998.
El poder en el departamento de Sucre, no es ningún secreto, ha estado siempre bajo el manto tenebroso de Álvaro «El Gordo» García, incluso ahora que dizque está en prisión. El contrapeso político de la gente de Garcia, son los Merlano, representantes de la élite sincelejana que tienen hace años el control sobre el Municipio de Sincelejo. Los municipios del departamento son un tablero de ajedrez, donde fuerzas políticas contradictorias se alían con los García (aquí incluiremos a la famosa Enilse Lopez) o con los Merlano según su conveniencia. Aunque el peso que tiene el llamado «Gordo» García es tanto que su fuerza se siente por todo el departamento, mientras que la de los Merlano tiene una zona de influencia mucho más modesta, muy cerca de la Capital del departamento.
Personajes como este han sido elegidos por los sucreños.
Pero, ¿Cómo es posible que esta gente haya logrado elección tras elección hacerse con el poder? Una complicada red de corrupción, compra de votos, influencia y promesas.
Empecemos con el departamento de Sucre como tal. La gran mayoría de los puestos públicos que dependen de la gobernación de Sucre son de libre remoción, es decir están bajo contratos a pocos meses. Muy pocos están «fijos». Al acercarse el final del periodo de un gobernador (afín al «Gordo» García) siempre cabe la posibilidad de que otro candidato se haga con el poder y los saque de allí (ya ha sucedido). Es por eso que la gran mayoría de los empleados de la gobernación de sucre y todas sus dependencias (que no son pocas) tienen como tarea comprar votos, dependiendo de la prominencia del cargo, algunos comprarán 15, otros 50, otros 500 y en fín, pero empleado de la gobernación (y dependencias) que no aporte una lista de números de cédula con votos potenciales puede ir contando con que puede ir saliendo. Así mismo otra horda de lamesuelas, que esperan conseguir uno de esos puestos públicos «corbatas» trabajan arduamente en la campaña, aportando recursos, no para imprimir folletos o pegar posters, sino para, si, comprar votos. El control que se hace de estos votos potenciales es muy rígido y se controla mediante reuniones donde se verifica «las cédulas» de tal o cual empleado asistieron.
Entonces luego de cada elección, se empiezan a remover empleados (algunos ponen demandas multimillonarias) que no participaron en el proceso corrupto y se empiezan a nombrar las Patricias Fernandez, un montón de inútiles recomendados, muchos con credenciales falsas para acceder a puestos que les fueron prometidos a cambio de votos.
Los votos que compran los empleados actuales y «potenciales» es una base importante de electores. Sí, pero no es suficiente. Los dineros públicos que se cortan mediante actos de corrupción (es decir, carreteras de mala calidad, inexistentes, kits escolares que nunca llegan, mercaditos que nunca son armados, en fin) y malas prácticas en la contratación, o también con dineros de oscuras procedencias de grupos al margen de la ley, son entregados a los llamados «líderes locales» o «líderes comunales». A cada líder se le entrega una cantidad. Digamos 25’000.000 por una cantidad de votos, digamos 500. El problema es que si el «líder» no aporta los votos prometidos, probablemente le suceda algún accidente tiempo después, sino consigue la plata completica y la devuelve. Y no se compran 500, se compran miles y miles. ¿Quién paga esa plata?
Para terminar con broche de oro, no hay que olvidar las influencia que tienen los políticos en la elección como estructura, jurados de meza con negras intenciones, registradores locales corruptos, empleados de la registraduría nacional dispuestos a alterar datos … en fin, todos en la lista de beneficiarios de la gente de García y de los Merlano.
Tampoco se crea que esto es cosa de viejos, estos personajes conocen muy bien a los «líderes universitarios» y saben ganarse su apoyo, así que mientras en la Universidad gritan arengas antiuribistas y en contra de la corrupción, por debajo están recibiendo dineros para convencer a este importante segmento de la población juvenil de votar de acuerdo a sus propios intereses. Muchas de esos jóvenes, se benefician directamente de la llamada «teta estatal» hijos de empleados de la gobernación o sus dependencias, o de empleados de los negocios de la élite sincelejana, y aprovechan las redes sociales como facebook y twitter para incrementar su influencia, muchas veces a punta de mentiras y hecho retorcidos a su favor.
No son muy inteligentes y una mirada atenta a sus cuentas (algunas llevan la palabra «Sincelejo») revelan la verdader intención, que no es la de informar (ni mucho menos) sino la de desinformar e influir de manera abierta las elecciones.
La dinámica antes descrita no se limita únicamente a la gobernación, las alcaldías son todas nidos de corrupción que desangran toda la plata que ingresa, las pocas obras que se llevan a cabo, se llevan con un endeudamiento que deja 50% para el bolsillo del alcalde, 30% para el bolsillo del contratista y 20% para la ejecución de la obra. Siempre se escuchan cosas como «Se formulan los gastos por tanto, pero sólo cuestan tanto y nos queda tanto».
La base de la compra de votos, está en los empleados públicos. Todos quieren aprovechar la teta estatal.
No es de extrañar entonces que hasta ahora que medio estamos despertando de esa mentalidad neo-feudal a nivel nacional, apenas nos estemos dando cuenta quienes son y creo que no sería una mala idea una investigación profunda y una remoción de personal a todo nivel en los estamentos públicos del departamento de Sucre. Con una temporada fuera, quizás el inexistente voto de opinión de los sucreños surja y haya algo de esperanza para el departamento.
Los niños de ahora están malcriados, consecuencia de una sociedad enajenada e inmadura.
No deberíamos estar tan sorprendidos por la pésima calidad de la educación en nuestro país. Y no, no es un problema de políticas gubernamentales, al menos no solamente. Parece que a la mayoría se nos olvida que la educación es un proceso que nace y se consolida en el núcleo familiar y sin embargo a la hora de criticar la pereza mental, la irresponsabilidad académica y la actitud altanera e irrespetuosa de los niños y adolescentes nadie se acuerda de que esos problemas se originan en el hogar, no en la escuela.
El problema tiene una profunda raíz cultural…por un lado el proceso de lavado de cerebro que se ha hecho desde hace unas dos décadas de que Castigo=Maltrato Infantil sumado con el hecho de que un gran porcentaje de los padres de hoy en día, digamoslo con franqueza, malcrían a sus hijos ha desembocado en una generación que (primero) cree que se lo merece todo sin esfuerzo y (segundo) piensa que sus acciones no tienen consecuencias.
Con el cuento ese de que si a los niños se les castiga físicamente, se van a traumatizar, se les están violando sus derechos humanos y se les está comprometiendo el futuro, las nuevas generaciones crecen esencialmente sin saber lo que es el castigo, y por tanto les queda bien difícil saber lo que está bien y lo que está mal. Entonces no hay por qué sorprenderse de que haya tantos menores de edad metidos de cabeza en actividades ilícitas, que van desde fraude en los exámenes hasta robos y asesinatos.
Y es que los padres de hoy en día se caracterizan no por corregir y castigar adecuadamente a sus hijos, al contrario se caracterizan por consentirlos. Basados en la desprestigiada excusa de que «Yo quiero lo mejor para mi hijo» han creado un escudo de lo que es la verdadera razón de tal complacencia sin medidas, y es que sencillamente no los soportan. Y aquí no solamente estoy hablando de dinero, en todos los estratos se ve claramente que los padres les proporcionan a sus hijos una libertad que en tiempos de nuestros abuelos jamás se hubiese pensado, los padres prefieren darles a los hijos lo que piden, con tal de no entrar en conflicto con ellos, de no llevarles la contraria, de no aguantarse la pataleta…y como no tienen herramientas para castigarlos, no les queda opción sino complacerlos.
Los pocos hogares que están haciendo las cosas bien, tienen problemas al tratar de hacer cumplir sus reglas, por que sus hijos ven que en otros lugares no sucede lo mismo, ven como sus amigos que no se esfuerzan en el estudio o en colaborar con las tareas del hogar parecen tenerlo todo, desde ropa de marca hasta teléfonos inteligentes, no tienen horario de ver TV y mucho menos de llegada a la casa.
Las políticas del gobierno, sumamente complacientes con los estudiantes mediocres tampoco mejoran la situación, es impensable que estudiantes con 7 y 8 asignaturas perdidas durante todo el año escolar aprueben el año. Pero la prioridad para los gobiernos tanto locales, como nacionales es presentar estadísticas positivas, es importante para ellos decir, que el 99% de los niños asisten al colegio y ganan el año, pero lo que no dicen es que esos niños se encuentran hacinados y que el porcentaje de aprobación es estipulado por ley.
Política que ha graduado de bachilleres a estudiantes que no saben leer, no saben escribir y no saben sacar cuentas, política con la que muchos padres de familia están de acuerdo, porque lo importante no es que aprendan sino que pasen el año. Política que inunda a las universidades públicas y privadas de estudiantes mediocres e ignorantes, que se ganan las asignaturas cometiendo fraude, haciendo trampa y pagando para que les hagan las tareas, generando profesionales mediocres y faltos de ética que encontramos en hospitales, juzgados, EPS’s y sobre todo en las alcaldías, gobernaciones y el congreso.
Si, hay un problema, pero todo ese problema podría tener una solución bastante simple: el que no tenga, o la disposición, o la madurez, o la preparación o los recursos económicos, o el tiempo necesarios para criar un hijo sencillamente no debería tenerlos.
Si queremos que Colombia salga del atraso y llegue a ser un país prospero, debemos concientizarnos primero, y lo primera plaga que hay que eliminar es la paternidad inmadura e irresponsable. Por último criar cuervos, siempre termina mal, vea el siguiente vídeo y entenderá por que, piénselo dos veces antes de tener hijos y si ya los tiene pues…eso es su problema, pero al menos eduquelos para que no se atrevan a ponerles la mano encima.