Android, es el sistema operativo más popular en los teléfonos móviles de la actualidad. ¿Qué tanto le debe a Linux?
A la hora de señalar los éxitos del software libre y de Linux, muchos señalan la rápida expansión del sistema operativo Android en el mercado de los teléfonos móviles. Pero ¿qué tanto le debe Android a Linux? ¿Es Android en realidad un sistema operativo Linux? y sobre todo ¿Qué tan Android es Linux?
Pensando en un sistema operativo como en una construcción, el kernel vendría a ser los fundamentos, es decir las zapatas, las columnas y las vigas, es el armazón central del SO. Pero para poder funcionar, un sistema operativo requiere de una serie de paquetes adicionales, de la misma manera que las columnas y las vigas por si solas no componen una casa. Estos paquetes adicionales vendrían a ser como las paredes, las puertas, las ventanas, los pisos, la pintura, los muebles, etc. En el caso de los sistemas operativos que hemos conocido como Linux desde hace tiempos como Fedora, Debian y Ubuntu, todos trabajan con el kernel Linux y con una serie de componentes GNU. GNU es en realidad el nombre de un sistema operativo «completamente libre» desarrollado desde los años ochenta por el controversial Richard Stallman, pero los planes de Stallman se cayeron al piso cuando no pudo crear un kernel lo suficientemente estable. Fue Torvald Linus el que creo este kernel llamado «Linux» que en conjunto con el software GNU dio paso a los sistemas operativos que se conocen como Linux.
Ahora, Android utiliza el kernel Linux, pero no utiliza ninguno de los componentes adicionales GNU. Así mismo Android está muy lejos de la filosofía retrograda que discrimina al software propietario como un invento del demonio y pone a disposición del usuario final todas las herramientas que necesita para utilizar el equipo sin necesidad de hacerle ajustes adicionales, aunque es perfectamente personalizable.
Android es un sistema operativo construido sobre el kernel Linux, pero hay una distancia insalvable con los sistemas operativos clásicos de Linux.
Así, aunque técnicamente Android es un sistema operativo construido sobre el kernel Linux, es muy diferente de los sistemas operativos clásicos de Linux (o GNU/Linux, como dice el paranoico ese de Richard Stallman y su séquito de fanboys) y por tanto no encaja en la definición clásica de este concepto. Como anotación final, para el señor Stallman, que tiene más pinta de hippie trasnochado que de eminencia de la informática, el más grande fracaso ha sido que sea el señor Torvald el que reciba todos los aplausos por todos los sistemas operativos Linux, incluyendo al mismo Android, mientras que él se terminan de cocer en su caldo de conspiraciones y paranoias sin sentido.
Cada vez me convenzo más, a medida que interactuo con usuarios de Linux, que NUNCA van a poder desbancar a los omnipresentes sistemas operativos de escritorio de Microsoft, Windows, y ni siquiera van a tocarle un pelo a un competidor que tienen más cerca: las Mac.
Haciendo la claridad, que si bien Android es un sistema operativo basado en Linux, la gran y enorme diferencia es que a Android sólo Google le mete la mano, y es Google quien lanza las versiones, y es Google el que decide que aplicaciones caen en el Android Market, y Google ha hecho todo el esfuerzo para que Android sea un sistema operativo para móviles que no tenga que cargar con eso de que es «basado» en Linux.
Cuando alguien que ya utiliza algún distribución de Linux, de la gama casi infinita que hay (hay tantas que parece que hay más distribuciones que usuarios) la vende como la octava maravilla del mundo, después de todo es gratis, legal y la puedes modificar a tu gusto y hacer tantas cosas como te gusten y así empiezan a parlotear de manera parecida a cuando un fanático religioso te quiere vender su versión de los evangelios para llegar a la salvación.
Incluso hablan de que hasta las muelas las calzan con Linux, que aunque puede ser cierto, el sistema operativo que me interesa que funcione es el de mi equipo de computo, ya sea de escritorio o portátil.
Pero lo que no dicen es que detrás de esa mascara bonita, del software libre y de la filosofía de la que tanto alardean, hay un lado oscuro que ha hecho, hace y hará que los pocos usuarios del común que se atreven a entrar, terminen aburriendose y salir despavoridos una vez conocen ese lado oscuro, que intentan ocultar con una cortina de humo de filosofía y cultura, que en realidad no es tal sino que muta en una especie de monstruoso fervor religioso.
Empecemos con los problemas que tienen con el hardware; el problema que surge es que los fabricantes de Hardware no tratan, ni más faltaba de adaptarse a Linux, es Linux es el que tiene que adaptarse a ellos, y por eso siempre hay un periodo de espera entre un hardware recién lanzado y el momento en que una distribución de Linux lo pueda reconocer, y no son raras las historias que hasta en equipos no tan nuevos, algunas distribuciones tienen problemas serios para reconocer estos equipos y entonces hay que salir corriendo a instalar Windows para que esa platica no se pierda.
Otra cosa que no dicen es lo referente a las aplicaciones, el software con el que el usuario de Linux debe trabajar, si es cierto, hay tantas aplicaciones (tal vez hasta haya más aplicaciones que usuarios, jajaja no mentiras) que cubren un gran porcentaje de las necesidades informáticas de un usuario. Pero cuando estas aplicaciones se comparan con las más utilizadas en el mercado, dejan muchísimo que desear y la palabra que pasa enseguida por la mente es: mediocridad, se ven como aplicaciones sin terminar, toscas y crudas. Incluso si estas aplicaciones fueran perfectamente agradables a la vista, siempre habría que tomar como referencia el líder del mercado, como lo es Photoshop en edición fotográfica y AUTOCAD en dibujo, sólo hay que ver el ejemplo de Mac, cuya interfaz es sin duda mucho más agradable, pero que nunca ha podido superar a Windows en la predilección de los usuarios.
Pero aunque las distros de Linux fueran sistemas operativos perfectos (sino vea la cantidad de bugs de una sóla de sus distribuciones: Ubuntu) lo que termina de embarrar es su comunidad. No hablo por todos, claro está, pero son aquellos que tratan a Linux como una religión, como un estilo de vida, los que nunca permitirán que Linux se popularice. Ellos saben y se resisten a que el mundo se abra a ellos, sencillamente ya dejarían de ser diferentes. Ellos intentan convencer a sus amigos, vecinos y a todo el que pueden de que utilicen una distro de Linux y cuando ya el cliente está en el agua, lo dejan que se lo coman los tiburones.
No es sino ver como tratan a los usuarios que se atreven a preguntar o a comentar algo que deje mal parado a Linux, porque se alzan como una horda enardecida, de los tiempos de la Inquisición vociferando groserías y tratando a propios y extraños de tontos, estúpidos, creyendo que son mejores que los demás solo porque saben usar el terminal, o saben compilar y en lugar de ayudar con paciencia, lo único que hacen es insultar a diestra y siniestra.
La diferencia entre Linux y Windows, más allá del plano del software es que Microsoft visionó a Windows como un producto global, tratando de que cualquier usuario lo pudiera utilizar, mientras que las distros de Linux son nichos, siendo que Ubuntu, la distro más utilizada es para usuarios de Linux que extrañan a Windows, y eso dicho por los usuarios de otras distros de Linux, no por mi.
Creo que es hora de que la comunidad de Linux piense bien que es lo que quieren, si desean derrotar a Windows, unificando criterios y especializando sus aplicaciones y sobre todo depurando a los miembros que espantan a los nuevos usuarios, o si se quedará por siempre en limbo de los sistemas operativos, como una secta escondida en el fondo de la tabla de todas las estadísticas.
Bueno, hace una semana exactamente decidí darme la oportunidad de instalar en mi equipo portátil, la versión 11.04 de Ubuntu, y debo reconocer que fue bastante diferente la experiencia, ya la había probado e incluso instalada en mi PC y funcionó muy bien, pero la frustración empezó cuando luego de hacer la prueba desde mi memoria USB y luego de instalar los drivers correspondientes, el equipo no pudo acceder a ninguna de las señales de WiFi, lo cual me pareció absurdo, dado que la gracia de un equipo portátil es que no tenga que usar cables para acceder a Internet, en fin, decidí hacer un post en este mismo blog sobre lo que había sucedido, y en lugar de recibir ayuda lo que sucedió fue que unos desconocidos comentaron dicho post, insultando y denigrando a diestra y siniestra.
Debo reconocer que hubo unos cuantos que si trataron de entender lo que pasó y me dieron consejos (ninguno fructífero) pero la gran mayoría solo se limitó a decir que yo era un tonto porque no había podido hacer funcionar el wifi del equipo con Ubuntu.
No se si la actitud que tomé fue la correcta o no, al tratar de demostrar que no era el único que pensaba que Ubuntu era un sistema operativo con falencias y empecé a buscar información al respecto, e igualmente la publiqué, no con la intención de dañar a nadie, sino con la intención de demostrar que no era solamente yo el que pensaba que no todo es bello y maravilloso en ese sistema operativo, y que hay problemas, sobre todo para los que se atreven a dar el paso desde windows hacia allá.
Bueno ofrezco disculpas a aquellos que se sintieron ofendidos por lo que escribí, aunque debo decir que no me arrepiento en lo absoluto de haberlo hecho, yo expuse mis razones y las de otros, claro que las disculpas NO son extensivas a aquellos imbeciles que se dedicaron a insultarme, que no tienen nada que ver con la verdadera comunidad, con la que he tenido contacto a través de algunas redes sociales, especialmente en Google+ y que en verdad critican la actitud sobrada y agresiva.
También he reflexionado un poco, y creo que no utilizaré Ubuntu, ni ninguna otra distribución de Linux por la simple y sencilla razón de que no la necesito, aunque mi sistema operativo tiene limitaciones, he visto que así como hay foros e información disponible para los que se atreven con Ubuntu, también hay bastante información para sacarle partido a mi sistema operativo y hoy cuando ni la persona que mejor habla de Ubuntu y sabe de ese sistema operativo (de hecho tiene un blog especializado) pudo ayudarme con el problema del WiFi por más de una hora y media, y el hecho de que por fin pude cambiarle con cierto grado de dificultad el wallpaper a mi escritorio, sin tener que instalar nada a mi equipo, me di cuenta que si puedo personalizar mi equipo, entonces no necesito nada por fuera de windows, ya que el 99% de las actividades que hago en el computador las hago desde aquí, desde Google Chrome, y si hace falta algo, hay miles de aplicaciones GRATIS para Windows, desde procesadores de texto, hasta reproductores de música, así que en realidad no me hace falta otro sistema operativo. Tal vez por curiosidad me interesaría ver que tal es LinuxMint… pero ya habrá tiempo para eso.
Por último hay una última pregunta que quisiera hacer: La música y las películas que descargan los usuarios de esos sistemas operativos libres ¿de que tipo es? ¿Pagan por eso o lo descargan de forma ilegal? ¿O tienen sólo contenido de gratis en sus reproductores de música y discos duros? la pregunta no la hago con el animo de ofender, solamente para entender como hacen para no entrar en una paradoja,o en un doble estándar allí, usar contenido que cuesta dinero, sin romper la filosofía de legalidad y gratuidad. Cómo dije esta es mi última nota referente a Ubuntu, no volveré a tocar ese tema, creé este blog para hablar de muchas más cosas y ese tema se está volviendo aburridor. Espero que en caso que haya comentarios, estos sean respetuosos, o entonces si tendré que pensar en seguir escribiendo sobre el tema… no mentiras.
Siguiendo con el consejo de algunos de los “expertos” en Ubuntu, decidí hacer una pequeña investigación sobre qué tan satisfechos están los usuarios de este sistema operativo con su nueva versión 11.04 que aterrizó hace ya algunas semanas. Esta versión utiliza un entorno de escritorio al llamado Unity que supuestamente sirve para hacer más eficiente el espacio de la pantalla en las netbooks, pero al parecer lo que hace Unity es enredar más la pita, tanto así que ya hay en la blogósfera muchísimos articulos despotricando sobre el y por tanto arrastrando esa mala fama hacia Ubuntu, que ya de por si era «a prueba de tontos» para satisfacción de algunos de sus usuarios que se creen la mata de la sabiduría.
Precisamente uno de esos artículos me llamó mucho la atención, escrito por Flynsarmy, el artículo se llama Why I Hate Unity (Por qué odio a Unity) señala varias indeseables características de Unity que por extensión aplican también a Ubuntu 11.04.
1. La Barra de Desplazamiento: El sistema viene pre-configurado para salir con unas ventanas donde literalmente la barra de desplazamiento no se ve, y como yo mismo me pude dar cuenta, hay que posar el mouse exactamente sobre el indicador de posición para poder moverse vertical u horizontalmente dentro del contenido de la ventana, ¡que facilidades para el usuario! Y es que además de tener que estar perdiendo el tiempo preguntando y buscando en foros sobre como funciona Ubuntu, ¿también hay que tener la visión de Supermán para poder utilizarlo? No jodás.
Razon 1
2. ¿Y el menú? Además de todas las habilidades ya mencionadas que debe tener el usuario, parece que la adivinación también debe ser una de ellas, las ventanas ya no traen en la parte superior el menú, si el mismo que dice Archivo, Editar, Ver, Ir y todo eso, en lugar de eso, estas opciones están escondidas y de nuevo hay que posar el puntero del mouse encima de la barra para que estas opciones salgan, porque lo único apreciable desde el inicio es el nombre de la aplicación, por lo que una vaina tan sencilla como cortar y pegar (para los que lo hacen con el mouse) se vuelve una tarea con más pasos que la procesión de Tolú.
Razón 2
3. ¿Te escondes o no te escondes? El panel de la izquierda tiene la habilidad de esconderse y aparecer cuando el cursor se ubica en el lugar de donde debería salir… no parece ser algo malo, pero vea que eso sólo lo hace cuando la ventana está maximizada, el resto del tiempo el panel se quedará ahí ocupando espacio indefinidamente, hasta el fin de los tiempos.
Razón 3
4. Más sobre la barra de la izquierda: Y si eso no era todo con la dichosa barra lateral, hay que anotar que esa barra es más rígida que la varita de Bellatrix Lestrange, no se puede quitar la Papelera de Reciclaje, no puedes agregar paneles nuevos ni quitar los paneles que no te gusten, no puedes moverlos a tu lado preferido de la pantalla, no puedes cambiar el orden en el que están, y si eso no era suficiente, los iconos de las aplicaciones no son visibles inmediatamente sino que están escondidos como por ejemplo Pidgin, que está encerrado en una pequeña cárcel en forma de envoltorio de cartas.
Razón 5
5. ¿Dónde están mis aplicaciones? El autor de la nota dice lo siguiente “en un escritorio tradicional tienes un solo botón que abre una lista de las aplicaciones que tienes instaladas, todas están ahí», si, en Windows pulsando el botón de inicio, todas las aplicaciones están ahí y las que no lo están a un par de clicks de distancia cuando mucho, pero aquí no hay nada de eso, cuando se busca una aplicación hay que escribir el nombre para que esta aparezca y si usted no se sabe el nombre de la aplicación, pues lamento informarle que Ubuntu no va adivinar cuál es la que necesita ni le va a hacer fácil encontrarla.
Bueno, por lo visto, hasta los usuarios de Ubuntu que lo han utilizado y cacharreado, reniegan de esta nueva versión, por lo cual está muy comprometida la reputación de este sistema operativo, la buena noticia es que hay muchos otros distros dentro de Linux de donde escoger y la verdad ahí siempre estarán Microsoft y Apple esperandolos con los brazos abiertos.