Si hay una palabra que puede describir a Stranger Things, una de las series de estreno de Netflix en el 2016, es REFRESCANTE. Ninguna serie de las que actualmente se emite en dicha plataforma, en algún canal por cable y mucho menos en la televisión abierta, ni de este, ni de ningún otro país, se acerca a lo que los Hermanos Duffer han puesto en millones de hogares en el mundo, con esta producción.
Lo que sin duda alguna llama la atención, de entrada, en Stranger Things es su estilo. La serie tiene un delicioso aroma a los años 80, a las películas clásicas de Steven Spielberg, a Robert Zemeckis, a Stanley Kubrik, con un fuerte hilo de suspenso amarrado a la inocencia de sus protagonistas pre-juveniles.
Cada vez que empiezan a rodar los créditos finales de una película y los espectadores empiezan a salir de la sala, dejando el reguero de vasos, crispetas, empaques y toda clase de basura en el piso, las sillas y el pasillo, es inevitable escuchar comentarios. Por lo general unos aplausos indican que la película ha sido muy buena (Inception, El Conjuro 2), unas cuantas palmas aisladas que la opinión estuvo dividida, el silencio total que bueno, al menos no se perdió la plata y por último los aislados «mala», «malísima» y el famoso «¿ya?» que indican que el largometraje no cumplió con las expectativas del público.
En el caso de El buen amigo gigante (Título original: The BFG) la opinión estuvo tan dividida que luego que rodaron los créditos, mientras algunos llegaron a lanzar palmas, otros no ocultaron el desdén que les había producido la cinta, etiquetándola como la peor que había visto en toda su existencia. Cabe preguntar entonces ¿qué es lo que tiene «El buen amigo gigante» que genera opiniones tan diferentes entre el público? La respuesta es mucho más sencilla de lo que cabría esperar: su director Steven Spielberg.
Estados Unidos no es el país más poderoso del mundo por ser un «imperio despiadado» que «oprime y explota al resto de pueblos de la humanidad» como suelen afirmar algunos ignorantes (quiero creer que es ignorancia y no estupidez), no, para todos los que hemos tenido el privilegio de visitar la «Tierra de la libertad y el hogar de los valientes» nos ha quedado más que claro que ese país ha llegado a donde está por la férrea disciplina de sus habitantes, siempre bajo la constante promesa del Sueño Americano, esa promesa de que en ese país, si te adhieres a su cultura y su filosofía, lograrás ser y tener todo lo que quieras y el autor de Ready Player One, Ernest Cline es el vivo arquetipo de ese Sueño.
Luego de 13 contradictorios y un tanto ambivalentes episodios, Extent termina su primera temporada con más promesas que aciertos.
Contando con el respaldo de la visión del equipo de producción de Steven Spielberg, con la ganadora del Oscar Halle Berry, y con una historia de ciencia ficción misteriosa y excitante, Extant se estrenó este verano como la serie de televisión más prometedora, quizás de todo el año.
Pero a medida que pasaban los episodios, era demasiado evidente que una cosa era lo que prometía y otra cosa lo que era.
Extant está más cerca de un drama con tintes de acción, que de opera espacial con tintes de misterio. Salvo las esporádicas escenas que tienen lugar en el espacio, en el primer y último episodio, más que todo, la serie es un drama familiar que tal y como lo narra Halle Berry en la entrada de cada episodio «es una historia sobre la tierra, la familia y la supervivencia».
Las producciones de Spielberg suelen tener un fuerte componente familiar dentro de una situación extraordinaria, pero en Extant el asunto está desbalanceado a favor del aspecto familiar y compensa la parte de «extrordinario» con secuencias de acción y avances un poco apresurado en la historia.
Si bien cada episodio de la serie proponía una salida en el argumento, la historia demoraba más en cambiar en salir con un giro increíble, que en volver a la situación inicial antes de dicho giro. Esto parece consecuencia del número tan alto de episodios. Extant podía haber sido perfectamente una serie de ocho excelentes episodios, en lugar de trece mediocres como los que vimos, pero al parecer en CBS se preocuparon más por la cantidad que por la calidad. Pero a pesar de cualquier falla, Extant posee algo que la convierte en una serie que en definitiva toca ver: sus actuaciones.
Halle Berry que carga sobre sus hombros con algo así como el 90% de la historia demuestra su calidad como actriz, convirtiendo a Mollly Woods en un personaje real y tangible, del cual se genera credibilidad para el resto de personajes y para la historia como tal. Pierce Gagnon, a quien ya habíamos visto en Looper, funciona como complemento secundario a la actuación de Berry. Es a partir de estas dos actuaciones que la historia tiene un grado de funcionabilidad aceptable, a pesar de todo.
Aunque la serie culmina con un final abierto, listo para una segunda temporada, parece bastante improbable que CBS decida hacer una segunda inversión tan grande en una serie con tan pocos resultados a nivel de crítica, ratings e impresión del público. Quizás «Extant» es el tipo de series que sirven como punto de análisis para muchísimos tópicos controversiales, que como seres humanos enfrentados entre la supervivencia y la extinción, apropiados para una clase de filosofía o algo así… pero no es el tipo de televisión que mantiene a sus espectadores semana tras semana pegados a la pantalla, o al Internet, sea cual sea su caso.
Hugh Jackman como Charlie Kenton en Gigantes de Acero, película producida por Steven Spielberg.
La mayoría de nosotros hemos crecido viendo películas de Steven Spielberg. Desde E.T. pasando por «Encuentros del Tercer Tipo», hasta Jurassic Park, La Guerra de los Mundos, Inteligencia Artificial y La Terminal, es fácil engancharse con el estilo del prolífico director, con su especial y luminosa cinematografía, con sus conflictos familiares, con su sentimentalismo clásico y elegante. No hay duda que Spielberg es uno de los grandes y su marca está fuertemente impresa en el cine de dos siglos consecutivos.
Ahora, el hecho de que el Señor Spielberg haya incursionado fuertemente en el ámbito televisivo como productor ejecutivo y haga lo mismo en el campo cinematográfico, deja poco espacio para apreciar el genio creativo detrás de éxitos como «Salvando al Soldado Ryan».
La nueva serie producida por Steven Spielberg «Terra Nova» respira el genio de Spielberg: niños enfrentados con seres de naturaleza increíble (dinosaurios), conflictos padre-hijo (Josh y Jim Shannon) y los colores suaves impregnados de una viva luminosidad, interpelados por escenarios futuristas.
La nueva película producida por Steven Spielberg «Gigantes de Acero» respira el genio de Spielberg, también: niños enfrentados con seres de naturaleza extraordinaria (robots), conflicto padre e hijo (Charlie y Max Kenton) y los colores suaves impregnados de una viva luminosidad, interpelados por escenarios futuristas.
Sin duda ya hemos visto mucho de eso ya sea en las mísmas películas producidas y dirigidas por Spielberg (como Transformers y Minority Report) como en sus series de Televisión (Taken y Falling Skies)
Terra Nova, serie de Fox producida por Steven Spielberg.
Sin embargo aunque estos temas ya los hemos visto y repetido, la diferencia abismal con el trabajo de Spielberg es que siempre logra un producto genial del que el público no se cansa. «Gigantes de Acero» es una película espectacular, la historia no se destaca por su originalidad (es verdad) pero la aproximación que se hace de los personajes es tal que el público rapidamente se identifica con ellos, son seres humanos de carne y hueso, enfrentados con situaciones extraordinarias.
Hugh Jackman, interpreta a un personaje superficial y frívolo de una moralidad bastante cuestionable, que sin embargo a medida que la película avanza revela su lado más humano al entrar en contacto con su hijo. Evangeline Lilly en su reaparición,luego de Lost, confirma que su paso por Lost y los premios que ganó no fueron gratuitos, interpreta a una mujer sentimentalmente atada al personaje de Jackman, que sin embargo se enfrenta a la paradoja de apoyarlo a pesar de sus continuos errores o salvarse ella misma del desastre.
Todo enmarcado en un escenario de acción, que pareciera ser la versión robótica de Rocky.
Terra Nova es sin duda una serie espectacular, inicia en un futuro destruido por la codicia humana, donde la humanidad está al borde de la extinción. Los Shannon, una familia que ha entrado en conflicto con las pesadas leyes de un futuro sobrepoblado, rompen todas las reglas para saltar 85 millones de años al pasado, a una Tierra Prehistórica donde sus miembros además de estar enfrentados a seres extraordinarios (bonitos dinosaurios herbívoros y horribles dinosaurios carnívoros) deben resolver sus problemas como familia.
Terra Nova combina elementos muy variados, dentro de la armazón dramática de Spielberg, contiene elementos de misterio y de aventura como Lost, elementos de drama médico, por cuenta de su protagonista femenina (Elizabeth Shannon), elementos de acción, por cuenta de su protagonista masculino (Jim Shannon) y hasta drama adolescente por cuenta de los hijos de la pareja (Josh y Maddy). Sigue el patrón de «el monstruo del día», un dinosaurio o enfermedad cretácica por capítulo (hasta ahora) lo cual lo hace más fácil de ver y de digerir, por lo menos ahora en la primera temporada.
Terra Nova y Gigantes de Acero demuestran que aunque los elementos clásicos de Spielberg, estos son tan poderosos y tan humanos que llegan al espectador, y sumados con la visión única del director de Cincinnati hacen que verlos sea realmente una muy buena experiencia como espectador.